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Falcone, el sastre de la Rusa María

Lunes, 30 de junio de 2014 22:22

Y seguimos prendidos en los recuerdos, esta vez volvemos al ataque con un temita que va a dejar mucha tela para cortar.
El amigo Luis Oliver nos cuenta que estuvo con el maestro sastre don Víctor Humberto Falcone, el hombre del centímetro que le tomaba las medidas nada más y nada menos que a la hermosa figura de la mujer más nombrada de la calle Córdoba esquina Tucumán, en las décadas del 50 y 60: la Rusa María. Fue la dama de oro en los tiempos del cabaret salteño. Ella, según nuestro amigo, compraba los casimires Camper, de origen inglés, corte que ya no se encuentra ni en Buenos Aires.
Y no solo nos quedamos con el relato de Luis, tomamos el teléfono y lo llamamos al privilegiado sastre. El largó una risa cuando le pedimos que contará cómo era esa dama. Y largo: “Era rubia y su piel blanca como la leche, una hermosa mujer”. Luis Oliver nos detalla que estuvo almorzando con el sastre y que todavía enhebra la aguja y lee el diario sin anteojos. El sastre hace poco perdió a su esposa y comenta: “Es fule quedarse solo”.
Don Humberto es del 28, es el único sastre que queda de esa generación y, además, fue dirigente del club Libertad.
“Los pirulos que tiene no los aparenta, debe ser por su ordenada y disciplinada vida”, detalla Luis, quien además cuenta que le preguntó si alguna vez llegó a desear a la bella mujer y le contestó: “No, porque ella era una clienta”.
Falcone es hijo del sastre don Bernardo Severo Falcone y el nombre de la Rusa María es María Cristensem, además, dueña de El Globo, de la Zabala y Córdoba.
La sastrería de don Humberto se encontraba en la calle Mendoza, entre Buenos Aires y Córdoba y, también, le hacía trajes al marido de la Rusa María, el Flaco Abecase, y a muchos fiolos pitucos. Acota: “Ella era muy buena pagadora y se trabajaba mucho en esos tiempos. Ahora todo cambió, casi todos usan camperas y pantalones vaqueros, ropa de batalla”. Le pedimos un esfuercito más sobre detalles del cabaret y nos cerró con una pincelada: “En esos tiempos, la Rusa María se caracterizaba por tener muy buenas mujeres en su cabaret, eran de lujo y su último negocio estuvo instalado en la Córdoba casi esquina Tucumán”. ¿Una joyita, no? Sigan colaborando.

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Y seguimos prendidos en los recuerdos, esta vez volvemos al ataque con un temita que va a dejar mucha tela para cortar.
El amigo Luis Oliver nos cuenta que estuvo con el maestro sastre don Víctor Humberto Falcone, el hombre del centímetro que le tomaba las medidas nada más y nada menos que a la hermosa figura de la mujer más nombrada de la calle Córdoba esquina Tucumán, en las décadas del 50 y 60: la Rusa María. Fue la dama de oro en los tiempos del cabaret salteño. Ella, según nuestro amigo, compraba los casimires Camper, de origen inglés, corte que ya no se encuentra ni en Buenos Aires.
Y no solo nos quedamos con el relato de Luis, tomamos el teléfono y lo llamamos al privilegiado sastre. El largó una risa cuando le pedimos que contará cómo era esa dama. Y largo: “Era rubia y su piel blanca como la leche, una hermosa mujer”. Luis Oliver nos detalla que estuvo almorzando con el sastre y que todavía enhebra la aguja y lee el diario sin anteojos. El sastre hace poco perdió a su esposa y comenta: “Es fule quedarse solo”.
Don Humberto es del 28, es el único sastre que queda de esa generación y, además, fue dirigente del club Libertad.
“Los pirulos que tiene no los aparenta, debe ser por su ordenada y disciplinada vida”, detalla Luis, quien además cuenta que le preguntó si alguna vez llegó a desear a la bella mujer y le contestó: “No, porque ella era una clienta”.
Falcone es hijo del sastre don Bernardo Severo Falcone y el nombre de la Rusa María es María Cristensem, además, dueña de El Globo, de la Zabala y Córdoba.
La sastrería de don Humberto se encontraba en la calle Mendoza, entre Buenos Aires y Córdoba y, también, le hacía trajes al marido de la Rusa María, el Flaco Abecase, y a muchos fiolos pitucos. Acota: “Ella era muy buena pagadora y se trabajaba mucho en esos tiempos. Ahora todo cambió, casi todos usan camperas y pantalones vaqueros, ropa de batalla”. Le pedimos un esfuercito más sobre detalles del cabaret y nos cerró con una pincelada: “En esos tiempos, la Rusa María se caracterizaba por tener muy buenas mujeres en su cabaret, eran de lujo y su último negocio estuvo instalado en la Córdoba casi esquina Tucumán”. ¿Una joyita, no? Sigan colaborando.

 

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