En 1974 ganó el primer premio Oscar, como actor de reparto, por su participación en “El padrino II”. Un año después -a los 33 de edad- comenzó a prepararse para actuar en el que sería uno de sus más recordados protagónicos, por el que fue nominado para las estatuillas de la Academia: “Taxi driver”, dirigido por Martin Scorsese en 1976.
El filme está ambientado en Nueva York, poco después de que terminara la guerra de Vietnam y Robert De Niro interpreta a Travis Bickle, un excombatiente solitario y mentalmente inestable que comienza a trabajar como taxista, incorporándose a la turbia vida nocturna de la ciudad.
Para involucrarse acabadamente en ese complicado rol, el actor tuvo que recorrer la nocturnidad neoyorquina, en los barrios más riesgosos. Lo hizo con un taxi, como si verdaderamente fuera su trabajo, para lo cual debió sacar una licencia de conducir.
Hace pocos días se difundió ese documento que hoy, casi cuarenta años después, confirma el trabajo previo del actor y pone en claro una vez más la seriedad y responsabilidad con la que De Niro toma su trabajo.
Para encarnar al mentalmente inestable taxista Travis Bickle, De Niro no sólo recorrió los lugares que frecuentaban los taxistas sino además tramitó en la Gran Manzana su licencia de conductor público, la cual actualmente se conserva en el Harry Ramson Center de la Universidad de Austin, Texas.
El documento, expedido a nombre de Robert A. De Niro (la A es de Anthony), deja constancia de que tiene permiso para conducir un taxi hasta el 31 de mayo de 1976, año en que se estrenó la película escrita por Paul Schrader.
En el libro “The films of Martin Scorsese and Robert De Niro”, de Andrew J. Rausch, se incluye una divertida anécdota de las jornadas viales que pasó el actor neoyorquino al volante en las calles de la Urbe de Hierro.
Robert al volante
Formado en las técnicas del Método (escuela creada por Konstantin Stanislavski que ayuda a los intérpretes a canalizar sus emociones y propugna que se identifiquen con sus personajes), el ganador de dos Oscar no dudó en conducir un taxi para preparar su rol.
La licencia deja constancia de que el titular tenía permiso para conducir un taxi hasta el 31 de mayo de 1976 (año en que se estrenó la película). Su compañero de reparto Robert Boyle explicó que, inmerso en el rodaje de “Novecento” en Roma, De Niro volaba los viernes a Nueva York para practicar durante varios fines de semana, ya con la licencia habilitante.
El libro “The films of Martin Scorsese and Robert De Niro”, de Andrew J. Rausch, recoge una divertida anécdota de las jornadas que pasó el actor al volante. Un pasajero, también intérprete, le reconoció y comentó con tristeza: “Bueno, eso es actuar. Un año el Oscar, y el siguiente conduces un taxi!”.
Para convertirse en Travis Bickle también visitó los lugares que frecuentaban los taxistas y, por supuesto, perdió una considerable cantidad de peso. Algo habitual para quien cinceló su cuerpo y engordó bruscamente para “Toro salvaje”.
El Harry Ransom Center de Austin donde ser conserva la licencia de De Niro, alberga un buen puñado de tesoros que harían las delicias de cualquier cinéfilo. En el caso del actor neoyorquino figuran también guiones plagados de anotaciones, cartas, trajes, fotografías, cintas de vídeo.
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En 1974 ganó el primer premio Oscar, como actor de reparto, por su participación en “El padrino II”. Un año después -a los 33 de edad- comenzó a prepararse para actuar en el que sería uno de sus más recordados protagónicos, por el que fue nominado para las estatuillas de la Academia: “Taxi driver”, dirigido por Martin Scorsese en 1976.
El filme está ambientado en Nueva York, poco después de que terminara la guerra de Vietnam y Robert De Niro interpreta a Travis Bickle, un excombatiente solitario y mentalmente inestable que comienza a trabajar como taxista, incorporándose a la turbia vida nocturna de la ciudad.
Para involucrarse acabadamente en ese complicado rol, el actor tuvo que recorrer la nocturnidad neoyorquina, en los barrios más riesgosos. Lo hizo con un taxi, como si verdaderamente fuera su trabajo, para lo cual debió sacar una licencia de conducir.
Hace pocos días se difundió ese documento que hoy, casi cuarenta años después, confirma el trabajo previo del actor y pone en claro una vez más la seriedad y responsabilidad con la que De Niro toma su trabajo.
Para encarnar al mentalmente inestable taxista Travis Bickle, De Niro no sólo recorrió los lugares que frecuentaban los taxistas sino además tramitó en la Gran Manzana su licencia de conductor público, la cual actualmente se conserva en el Harry Ramson Center de la Universidad de Austin, Texas.
El documento, expedido a nombre de Robert A. De Niro (la A es de Anthony), deja constancia de que tiene permiso para conducir un taxi hasta el 31 de mayo de 1976, año en que se estrenó la película escrita por Paul Schrader.
En el libro “The films of Martin Scorsese and Robert De Niro”, de Andrew J. Rausch, se incluye una divertida anécdota de las jornadas viales que pasó el actor neoyorquino al volante en las calles de la Urbe de Hierro.
Robert al volante
Formado en las técnicas del Método (escuela creada por Konstantin Stanislavski que ayuda a los intérpretes a canalizar sus emociones y propugna que se identifiquen con sus personajes), el ganador de dos Oscar no dudó en conducir un taxi para preparar su rol.
La licencia deja constancia de que el titular tenía permiso para conducir un taxi hasta el 31 de mayo de 1976 (año en que se estrenó la película). Su compañero de reparto Robert Boyle explicó que, inmerso en el rodaje de “Novecento” en Roma, De Niro volaba los viernes a Nueva York para practicar durante varios fines de semana, ya con la licencia habilitante.
El libro “The films of Martin Scorsese and Robert De Niro”, de Andrew J. Rausch, recoge una divertida anécdota de las jornadas que pasó el actor al volante. Un pasajero, también intérprete, le reconoció y comentó con tristeza: “Bueno, eso es actuar. Un año el Oscar, y el siguiente conduces un taxi!”.
Para convertirse en Travis Bickle también visitó los lugares que frecuentaban los taxistas y, por supuesto, perdió una considerable cantidad de peso. Algo habitual para quien cinceló su cuerpo y engordó bruscamente para “Toro salvaje”.
El Harry Ransom Center de Austin donde ser conserva la licencia de De Niro, alberga un buen puñado de tesoros que harían las delicias de cualquier cinéfilo. En el caso del actor neoyorquino figuran también guiones plagados de anotaciones, cartas, trajes, fotografías, cintas de vídeo.