Cansada de la indiferencia del Estado provincial, Marcela Hoyos, mamá de cuatro varones y una mujer, está desesperada y no sabe a quién recurrir. Hizo siete denuncias y ninguna tuvo respuestas hasta el momento. Sus reclamos apuntan a las amenazas constantes que sufre junto a su familia y vecinos por parte de un grupo de "malvivientes" encabezados por una familia conocida en el barrio Siglo XXI. La mujer comentó que el domingo por la noche "cerca de cincuenta personas se acercaron a mi casa -manzana 359 "B", lote 1- y golpearon a dos de mis hijos". Los jóvenes debieron ser internados en el hospital San Bernardo.
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Cansada de la indiferencia del Estado provincial, Marcela Hoyos, mamá de cuatro varones y una mujer, está desesperada y no sabe a quién recurrir. Hizo siete denuncias y ninguna tuvo respuestas hasta el momento. Sus reclamos apuntan a las amenazas constantes que sufre junto a su familia y vecinos por parte de un grupo de "malvivientes" encabezados por una familia conocida en el barrio Siglo XXI. La mujer comentó que el domingo por la noche "cerca de cincuenta personas se acercaron a mi casa -manzana 359 "B", lote 1- y golpearon a dos de mis hijos". Los jóvenes debieron ser internados en el hospital San Bernardo.
El domingo último, desde las 19 hasta las 2 de la mañana, los hijos de Marcela Hoyos tuvieron que hacer frente a un grupo numeroso de personas que intentaban lincharlos. "Lucas, de 19 años, recibió amenazas de la familia Gallo. 'A tu mamá la vamos a cagar matando', le dijeron. No contentos con eso se metieron a mi casa y rompieron todo", comentó. En el afán de defender a su hermano apareció en escena Matías, de 23 años, quien también terminó lesionado en el San Bernardo. "Le rompieron la cabeza con un fierro", sostuvo su madre, quien en ese momento estaba en la Catedral de esta ciudad.
Según la dueña de casa, previo al ingreso de los agresores a su vivienda la Policía había estado en el lugar intentando frenarlos. "Los policías no pudieron hacer nada. Les tiraron con todo, haciéndolos retroceder. En ese momento estos patoteros se metieron a mi casa", comentó Marcela, quien junto a otros vecinos integran el Comité de Seguridad Barrial, que se creó para velar por la seguridad del lugar donde viven.
Según la mujer, hace más de dos semanas que viene tratando de hablar con alguien del Gobierno, pero no recibe respuesta. "Intentamos tener una reunión con el ministro de Gobierno, Sylvester, pero es imposible. Hice varias denuncias y no me dan bolilla, intentamos hablar con alguien del Ministerio de Seguridad y nada. No sé que están esperando, que aparezca un muerto para recién reaccionar", expresó en medio de llantos la mujer.
No es la primera vez que reciben amenazas, tanto la familia de Marcela Hoyos como sus vecinos ya padecieron situaciones similares por parte de esta misma gente, que se manejan con impunidad y creen tener la potestad de "mandar" en la zona. Que integren el Consejo de Seguridad Barrial parece ser el motivo, ya que las personas que intentan ocupar ese espacio son inmediatamente amenazadas. Los vecinos del barrio Siglo XXI reclaman urgente la presencia policial en el lugar, que por el momento parece ser zona liberada.
Una de las vecinas que acompañaba a Marcela al momento de hablar con El Tribuno, Rosa Ríos, también integrante del Consejo de Seguridad Barrial, remarcó que los agresores se dedican "a la venta de droga y no quieren que les arruinemos el negocio". Conscientes de lo que hace esa gente, "no vamos a bajar los brazos y si es necesario que cortemos alguna calle para que las autoridades nos escuchen lo vamos a hacer", sostuvo Rosa.
"Hace dos semanas pasó lo mismo, la señora Gallardo vino con cuchillos a amenazar para que no nos metamos en sus asuntos pero resulta que quieren matar a nuestros chicos con esa porquería (venta de sustancias prohibidas, como el paco). Ni a la policía la dejan acercarse al barrio", expresó Rosa Ríos.
Desesperadas, al igual que muchas madres en el barrio Siglo XXI, piden a gritos la presencia policial por miedo a nuevas represalias. "Marcela se cansó de hacer denuncias y no pasa nada, la inseguridad sigue creciendo en el barrio y no queremos esperar a que muera alguien para que nos den bolilla. Pedimos por favor que nos escuchen", apuntó.
Marta Sagredo, otra de las vecinas, comentó que "el domingo podrían haber matado a los hijos de Marcela, por suerte solo terminaron heridos y no pasó a mayores". Las tres mujeres son madres e integrantes del Comité de Seguridad Barrial, quienes ruegan que alguien las escuche antes de que tenga que lamentarse una tragedia en el lugar.