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Homosexualidad en los fortines gauchos, ¿un mito?

En EE.UU. el debate se dio con el film Secreto en la Montaña, sobre un tema nunca antes abordado: los gay en los ámbitos rurales.
Jueves, 17 de julio de 2014 00:00
Existen muchos prejuicios sobre los gays en los círculos tradicionalistas 

A pesar de la apertura que existe hoy en Argentina respecto de la diversidad sexual, aún hay sectores en los que hablar de homosexualidad resulta un tabú. Tal es el caso de algunos fortines gauchos del interior, donde tímidamente comienzan a expresarse las preferencias sexuales de sus miembros.
Sin embargo, esta situación que debería ser normal y no sorprender a nadie en pleno siglo XXI, en ciertos círculos sigue causando estupor y se pretende ocultar una realidad, que va aflorando de a poco con las nuevas generaciones. Prueba de ello, es que tras un reciente desfile protagonizado por los herederos de Martín Güemes, en Salta Capital, surgieron testimonios de gente que se vio sorprendida al ver a parejas del mismo sexo, quienes luego de desensillar, se propinaron mimos a diestra y siniestra, mientras lucían los atuendos de rigor: sombrero alón, botas, espuelas, poncho colorado, facón, bombacha y pañuelo al cuello.
 

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A pesar de la apertura que existe hoy en Argentina respecto de la diversidad sexual, aún hay sectores en los que hablar de homosexualidad resulta un tabú. Tal es el caso de algunos fortines gauchos del interior, donde tímidamente comienzan a expresarse las preferencias sexuales de sus miembros.
Sin embargo, esta situación que debería ser normal y no sorprender a nadie en pleno siglo XXI, en ciertos círculos sigue causando estupor y se pretende ocultar una realidad, que va aflorando de a poco con las nuevas generaciones. Prueba de ello, es que tras un reciente desfile protagonizado por los herederos de Martín Güemes, en Salta Capital, surgieron testimonios de gente que se vio sorprendida al ver a parejas del mismo sexo, quienes luego de desensillar, se propinaron mimos a diestra y siniestra, mientras lucían los atuendos de rigor: sombrero alón, botas, espuelas, poncho colorado, facón, bombacha y pañuelo al cuello.
 

Por supuesto, lo hicieron en los alrededores de la concentración del gauchaje y una vez concluida la agenda de actividades, guardando las formas y en el marco de sus vidas privadas.
 
"No es mi intención juzgar esta situación, pero no deja de sorprenderme. Es al menos llamativo ver a dos gauchos tomados de la mano", contó Carlos, vecino de avenida Entre Ríos.
 
Son conocidas las posturas de los diferentes países, por ejemplo respecto del ingreso de los homosexuales a las fuerzas armadas. En muchos lugares los gay tienen los mismos derechos que los heterosexuales, en otros existen restricciones legales para que presten servicio. También hay sociedades en las que si bien no se establecieron impedimentos para su ingreso a los organismos militares, los gay sufren acosos homofóbicos que terminan marginándolos del sistema.
 
Las restricciones en la sociedad norteña, al menos de facto, también regirían en instituciones como los fortines gauchos, que en su mayoría al ser consultados manifestaron cierto rechazo a la posibilidad de, dado el caso, incorporar a homosexuales. Algunos miembros de entidades tradicionalistas se negaron rotundamente a evaluar la posibilidad de integrar a sus filas gauchos con inclinaciones gay, al menos manifiestas. Lo consideraron una verdadera afrenta.
 
"Si quieren sumarse para ayudar en la organización de rifas o en temas administrativos de la institución, bienvenidos sean. Pero no creemos conveniente que participen de los desfiles, porque se trata de una actividad reservada para los hombres de campo en la que expresa toda la hombría y la rudeza de los hijos del General Güemes", expresó Andrés, uno de los gauchos fronterizos del sur provincial.
 
En otros puntos de la provincia, como por ejemplo en Metán, algunos guachos ni siquiera dejaron abierta la posibilidad de abordar el tema.
 
"El norte es muy conservador"
 
Ro Liendro, miembro de la Asociación en Lucha por la Diversidad Sexual expresó: "La sociedad norteña sigue siendo cerrada. La iconografía del gaucho es símbolo de salteñidad y se construyó exaltando la virilidad, es por eso que es tan difícil que se acepte la homosexualidad en este tipo de entidades, al igual que en algunos deportes como en el fútbol y el rugby. Es ahí donde juega el rol del Estado para garantizar nuestra participación al igual que cualquier otro ciudadano en todos los ámbitos laborales y por qué no, el que quiera ser gaucho que sea gaucho".
 
Liendro explicó: "Es importante que la gente se muestre. Es una actitud valiente, porque los prejuicios existen. Este tema se planteó en EE.UU. hace algunos años con la película Secreto en la Montaña, que ponía en escena la homosexualidad en la gente de campo. Ahora, podría comenzar a debatirse en el norte de nuestro país".
 
 
 
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"Pedimos respeto a las reglas"
 
La condición sexual en las institución gauchas de Rosario de la Frontera no es vinculante a la hora de asociar a sus miembros o de conformar las escuadras para los desfiles. Sin embargo, la homosexualidad es un tema tabú puesto que es difícil compatibilidad un pensamiento conservado con el de los adolescentes y jóvenes que integran por primera vez una institución gaucha.
 
Consultados por El Tribuno, el 80% de los miembros de las agrupaciones tradicionistas expresó que se debe respetar la privacidad de la personas y no discriminarlas por su condición sexual. En tal sentido, señalaron que si se ajustan a las normativas internas de la institución y no realizan manifestaciones públicas sobre su condición sexual, pueden integrar la entidad sin ningún problema.
 
Al consultárseles sobre la participación en desfiles de los homosexuales las opiniones estuvieron muy divididas. Un 70 % rechazó de cuajo la posibilidad y un 30% se mostró conforme.
 
La experiencia de un taxista de Salta Capital
 
"Hace algunos días, un perplejo taxista me contó la experiencia que había vivido al final de la fiesta de la Virgen del Perpetuo Socorro, en la ciudad de Salta. "Yo estaba estacionado en Santiago del Estero y 20 de Febrero esperando que algún cliente me ocupara. En eso llegaron cuatro hombres jóvenes con grandes acullicos y vestidos rigurosamente de gauchos con todo el cotillón que usan para estas ocasiones. Se acercaron y me preguntaron si los podía llevar a Cerrillos. Les dije que no había inconveniente y subieron al coche.
 
A poco de arrancar, uno de ellos me dijo: señor ¿puede hablar a otro tachero para que vamos repartidos de dos en dos?- Como a mi me daba lo mismo acepté y al llegar a San Martín y Jujuy hablé con un compañero para que acarreara dos de ellos. Allí cambiaron de coche y yo proseguí el viaje a Cerrillos con mi par de gauchos. Bien íbamos, cuando en la rotonda de Limache alcanzo a ver por el retrovisor que los dos iban a los besos como si fuera una pareja normal. Ni el acullico se habían sacado. Yo, casi me muero pero no dije nada. Se imagina, los tacheros vemos cada cosa, pero esto..., nunca.
 
Bueno, seguimos viaje y cuando pasamos por El Tribuno, uno de ellos me espeta: 'señor, llevenos a un hotel por hora de por aquí'. Como no, le dije, y en próximo semáforo pegué media vuelta y los llevé a uno de los hoteles de la ruta 26, ahí nomás.
 
Después que ingresamos a un box, me pagaron el viaje y se bajaron como si nada. Bien ensombrerados, con facón y espuelas al ruido se metieron al cuartito del amor. Yo me quedé helado, no lo podía creer y por lo que escuché, eran de esos gauchos pitucos que se hacen llevar el caballo al desfile.
 
Pero eso no es nada señor -continuó el taxista- cuando salí del hotel de vuelta para la ciudad, justo al mismo mueble caía mi compañero con la otra yunta de gauchos. Cartón lleno me dije, señor.
Mire, -concluyó el azorado hombre del volante- usted no va querer creer pero lo que le conté es la pura verdad. Eso sí, no de mi nombre ni por Judas, señor...".
 
 
 
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