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Desperonización y reestatización en Salta

Domingo, 27 de julio de 2014 01:13
La crisis por la sucesión de poder en la provincia empieza a ser cada vez más notable. El oficialismo aparece desconcertado, sobre todo por las señales que envía el Ejecutivo en momentos donde se deben tomar decisiones de carácter político para garantizar la continuidad del modelo. Lejos de esto, el Gobierno prefiere insistir con la solución estatal para cada problema que se le presenta y, aunque procura hacerlo, a la hora de disimular la demagogia tiene la misma sutileza de un elefante en un bazar.
"Si querés gobernar el año que viene tenés que cuidar la caja y vemos que esto no está pasando en la provincia. Esa es una mala señal". La frase pertenece a unos de los casi 30 jefes comunales que no estuvieron presentes en la reunión del Foro de Intendentes y que fue convocada para manifestar el apoyo a la candidatura de Urtubey para el año que viene.
Es que muchos de ellos ya no ocultan su malestar por el rumbo que ha tomado la gestión provincial. Ven que sus reclamos históricos, como la coparticipación, van quedando más relegados con el progresivo crecimiento de aparato estatal. Pocas cosas han quedado por reestatizar en la provincia: salud, juegos de azar, transporte, turismo, rutas, agua. En todas ellas el Estado salteño se hizo cargo disponiendo fuertes sumas de dinero. Y la caja es cada vez más chica. Sólo el boleto gratuito costará 40 millones de pesos y aún no se sabe cuánto será el monto para reactivar el Tren a las Nubes. Esto sin contar el festival de cargos y puestos estatales para amigos y parientes.
Los intendentes están cada vez más molestos por esta situación y ya vienen advirtiendo su incomodidad. Se quejan por cuestiones de salud y seguridad en sus municipios, pero piden que se profundice el modelo de descentralización impulsado por este Gobierno. El mensaje no es contradictorio. Es muy claro para el que lo quiera entender: los jefes comunales ya abrieron el paraguas por las elecciones provinciales del año que viene.
No es casual que los intendentes del interior provincial muestren una conducta distante con el gobierno. No está claro si Urtubey sigue o no y esta indefinición, que para muchos es el resumen de la falta de liderazgo político, los mantiene alertas.
Distinto es el caso de Salta capital, donde el intendente Isa confirmó su postulación a gobernador para el año que viene; los candidatos para sucederlo aparecen debajo de las piedras y el escenario resulta mucho más claro en términos políticos.
En el complejo cuadro de la carrera electoral, las indefiniciones son más riesgosas para quienes ostentan el poder, no sólo porque deben gestionar el Estado, sino también sostenerse mediante acuerdos con sectores que ya no ven con los mismos ojos al gobernador.
Uno de ellos es el mismo PJ donde aseguran con más firmeza que nunca que Urtubey juega a ser peronista y no lo es. La "desperonización"en el Gobierno le está pasando factura en un momento crítico para cualquiera de las aspiraciones del mandatario.
Es que el juego de estar y no estar en los momentos que marcan la conveniencia para construir imagen, ya no convence a nadie. Es como ponerse la camiseta de Boca, cuando todo el mundo sabe que uno es de River.
Si hay un pensamiento común en el frente que gobierna la provincia es que Urtubey se ha casado y divorciado sistemáticamente del Partido Renovador, del Partido de la Victoria y del propio Partido Justicialista y hoy busca acercarse nuevamente. Pero en política, como en algunos matrimonios, el despecho también existe.

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La crisis por la sucesión de poder en la provincia empieza a ser cada vez más notable. El oficialismo aparece desconcertado, sobre todo por las señales que envía el Ejecutivo en momentos donde se deben tomar decisiones de carácter político para garantizar la continuidad del modelo. Lejos de esto, el Gobierno prefiere insistir con la solución estatal para cada problema que se le presenta y, aunque procura hacerlo, a la hora de disimular la demagogia tiene la misma sutileza de un elefante en un bazar.
"Si querés gobernar el año que viene tenés que cuidar la caja y vemos que esto no está pasando en la provincia. Esa es una mala señal". La frase pertenece a unos de los casi 30 jefes comunales que no estuvieron presentes en la reunión del Foro de Intendentes y que fue convocada para manifestar el apoyo a la candidatura de Urtubey para el año que viene.
Es que muchos de ellos ya no ocultan su malestar por el rumbo que ha tomado la gestión provincial. Ven que sus reclamos históricos, como la coparticipación, van quedando más relegados con el progresivo crecimiento de aparato estatal. Pocas cosas han quedado por reestatizar en la provincia: salud, juegos de azar, transporte, turismo, rutas, agua. En todas ellas el Estado salteño se hizo cargo disponiendo fuertes sumas de dinero. Y la caja es cada vez más chica. Sólo el boleto gratuito costará 40 millones de pesos y aún no se sabe cuánto será el monto para reactivar el Tren a las Nubes. Esto sin contar el festival de cargos y puestos estatales para amigos y parientes.
Los intendentes están cada vez más molestos por esta situación y ya vienen advirtiendo su incomodidad. Se quejan por cuestiones de salud y seguridad en sus municipios, pero piden que se profundice el modelo de descentralización impulsado por este Gobierno. El mensaje no es contradictorio. Es muy claro para el que lo quiera entender: los jefes comunales ya abrieron el paraguas por las elecciones provinciales del año que viene.
No es casual que los intendentes del interior provincial muestren una conducta distante con el gobierno. No está claro si Urtubey sigue o no y esta indefinición, que para muchos es el resumen de la falta de liderazgo político, los mantiene alertas.
Distinto es el caso de Salta capital, donde el intendente Isa confirmó su postulación a gobernador para el año que viene; los candidatos para sucederlo aparecen debajo de las piedras y el escenario resulta mucho más claro en términos políticos.
En el complejo cuadro de la carrera electoral, las indefiniciones son más riesgosas para quienes ostentan el poder, no sólo porque deben gestionar el Estado, sino también sostenerse mediante acuerdos con sectores que ya no ven con los mismos ojos al gobernador.
Uno de ellos es el mismo PJ donde aseguran con más firmeza que nunca que Urtubey juega a ser peronista y no lo es. La "desperonización"en el Gobierno le está pasando factura en un momento crítico para cualquiera de las aspiraciones del mandatario.
Es que el juego de estar y no estar en los momentos que marcan la conveniencia para construir imagen, ya no convence a nadie. Es como ponerse la camiseta de Boca, cuando todo el mundo sabe que uno es de River.
Si hay un pensamiento común en el frente que gobierna la provincia es que Urtubey se ha casado y divorciado sistemáticamente del Partido Renovador, del Partido de la Victoria y del propio Partido Justicialista y hoy busca acercarse nuevamente. Pero en política, como en algunos matrimonios, el despecho también existe.

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