Imágenes y rostros que revelan un profundo dramatismo y dolor caracterizan los cuadros de la serie "La Pasión", de Jorge Hugo Román, que se exponen como homenaje al gran artista.
Este bonaerense, que muy joven adoptó a Salta como su lugar en el mundo, mostró en sus trazos un manejo y concepción de luces y sombras tan sorprendentes que el color parece perder toda importancia.
La muestra integra nueve obras, se inicia con "El nacimiento" e incluye dos autorretratos de los años 1942 y 1976, éste último inédito y se expone por primera vez.
La serie transmite mucha fuerza apoyada en los claroscuros que Román utilizó con efectiva maestría. A través de una trama de infinitas líneas logró trabajar las figuras con sombras y luces, contrastando las figuras con el fondo, técnica que logra trasladar al observador hacia el dramatismo de la pasión de Cristo.
"Son dibujos en tinta sobre papel, técnica de origen chino y japonés muy utilizada en el mundo. Cuando se mira detenidamente cada obra, es imposible no sentir el dolor por la muerte y por la pérdida del hijo que transmitió el autor", explica el artista plástico Guillermo Pucci, referente del museo.
La temática de la serie que ahora se expone estuvo, como en tantos pintores, en el interés de Román y en su caso le imprimió su mirada puramente americana. "Los personajes tienen claros rasgos americanos, pero no solo se evidencia en los rostros sino también en la monumentalidad de las formas", remarca Pucci.
Efectivamente, esa grandeza está en las figuras que parecen rocas y en el caso de la crucifixión muestra su americanismo en líneas propias de las que se observan en vasijas precolombinas.
Un poco de su historia
Jorge Hugo Román realizó una extensa labor artística, fue diagramador e ilustró publicaciones de numerosos escritores. Se desempeñó en el diario El Tribuno, donde dejó su sello en las áreas de Cultura y Diagramación. Nacido en Mar del Plata el 3 de abril de 1925, estudió en la Escuela Superior de Bellas Artes y a los 22 años obtuvo una beca por concurso de la Comisión Nacional de Cultura para estudios de tipos y costumbres del NOA, ocasión en la que por primera vez tomó contacto con tierra salteña de la que se enamoró y se instaló hasta su muerte.
Este bonaerense, que muy joven adoptó a Salta como su lugar en el mundo, mostró en sus trazos un manejo y concepción de luces y sombras tan sorprendentes que el color parece perder toda importancia.
La muestra integra nueve obras, se inicia con "El nacimiento" e incluye dos autorretratos de los años 1942 y 1976, éste último inédito y se expone por primera vez.
Luces y sombras
La serie transmite mucha fuerza apoyada en los claroscuros que Román utilizó con efectiva maestría. A través de una trama de infinitas líneas logró trabajar las figuras con sombras y luces, contrastando las figuras con el fondo, técnica que logra trasladar al observador hacia el dramatismo de la pasión de Cristo.
"Son dibujos en tinta sobre papel, técnica de origen chino y japonés muy utilizada en el mundo. Cuando se mira detenidamente cada obra, es imposible no sentir el dolor por la muerte y por la pérdida del hijo que transmitió el autor", explica el artista plástico Guillermo Pucci, referente del museo.
La temática de la serie que ahora se expone estuvo, como en tantos pintores, en el interés de Román y en su caso le imprimió su mirada puramente americana. "Los personajes tienen claros rasgos americanos, pero no solo se evidencia en los rostros sino también en la monumentalidad de las formas", remarca Pucci.
Efectivamente, esa grandeza está en las figuras que parecen rocas y en el caso de la crucifixión muestra su americanismo en líneas propias de las que se observan en vasijas precolombinas.
Un poco de su historia
Jorge Hugo Román realizó una extensa labor artística, fue diagramador e ilustró publicaciones de numerosos escritores. Se desempeñó en el diario El Tribuno, donde dejó su sello en las áreas de Cultura y Diagramación. Nacido en Mar del Plata el 3 de abril de 1925, estudió en la Escuela Superior de Bellas Artes y a los 22 años obtuvo una beca por concurso de la Comisión Nacional de Cultura para estudios de tipos y costumbres del NOA, ocasión en la que por primera vez tomó contacto con tierra salteña de la que se enamoró y se instaló hasta su muerte.
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Imágenes y rostros que revelan un profundo dramatismo y dolor caracterizan los cuadros de la serie "La Pasión", de Jorge Hugo Román, que se exponen como homenaje al gran artista.
Este bonaerense, que muy joven adoptó a Salta como su lugar en el mundo, mostró en sus trazos un manejo y concepción de luces y sombras tan sorprendentes que el color parece perder toda importancia.
La muestra integra nueve obras, se inicia con "El nacimiento" e incluye dos autorretratos de los años 1942 y 1976, éste último inédito y se expone por primera vez.
La serie transmite mucha fuerza apoyada en los claroscuros que Román utilizó con efectiva maestría. A través de una trama de infinitas líneas logró trabajar las figuras con sombras y luces, contrastando las figuras con el fondo, técnica que logra trasladar al observador hacia el dramatismo de la pasión de Cristo.
"Son dibujos en tinta sobre papel, técnica de origen chino y japonés muy utilizada en el mundo. Cuando se mira detenidamente cada obra, es imposible no sentir el dolor por la muerte y por la pérdida del hijo que transmitió el autor", explica el artista plástico Guillermo Pucci, referente del museo.
La temática de la serie que ahora se expone estuvo, como en tantos pintores, en el interés de Román y en su caso le imprimió su mirada puramente americana. "Los personajes tienen claros rasgos americanos, pero no solo se evidencia en los rostros sino también en la monumentalidad de las formas", remarca Pucci.
Efectivamente, esa grandeza está en las figuras que parecen rocas y en el caso de la crucifixión muestra su americanismo en líneas propias de las que se observan en vasijas precolombinas.
Un poco de su historia
Jorge Hugo Román realizó una extensa labor artística, fue diagramador e ilustró publicaciones de numerosos escritores. Se desempeñó en el diario El Tribuno, donde dejó su sello en las áreas de Cultura y Diagramación. Nacido en Mar del Plata el 3 de abril de 1925, estudió en la Escuela Superior de Bellas Artes y a los 22 años obtuvo una beca por concurso de la Comisión Nacional de Cultura para estudios de tipos y costumbres del NOA, ocasión en la que por primera vez tomó contacto con tierra salteña de la que se enamoró y se instaló hasta su muerte.
Este bonaerense, que muy joven adoptó a Salta como su lugar en el mundo, mostró en sus trazos un manejo y concepción de luces y sombras tan sorprendentes que el color parece perder toda importancia.
La muestra integra nueve obras, se inicia con "El nacimiento" e incluye dos autorretratos de los años 1942 y 1976, éste último inédito y se expone por primera vez.
Luces y sombras
La serie transmite mucha fuerza apoyada en los claroscuros que Román utilizó con efectiva maestría. A través de una trama de infinitas líneas logró trabajar las figuras con sombras y luces, contrastando las figuras con el fondo, técnica que logra trasladar al observador hacia el dramatismo de la pasión de Cristo.
"Son dibujos en tinta sobre papel, técnica de origen chino y japonés muy utilizada en el mundo. Cuando se mira detenidamente cada obra, es imposible no sentir el dolor por la muerte y por la pérdida del hijo que transmitió el autor", explica el artista plástico Guillermo Pucci, referente del museo.
La temática de la serie que ahora se expone estuvo, como en tantos pintores, en el interés de Román y en su caso le imprimió su mirada puramente americana. "Los personajes tienen claros rasgos americanos, pero no solo se evidencia en los rostros sino también en la monumentalidad de las formas", remarca Pucci.
Efectivamente, esa grandeza está en las figuras que parecen rocas y en el caso de la crucifixión muestra su americanismo en líneas propias de las que se observan en vasijas precolombinas.
Un poco de su historia
Jorge Hugo Román realizó una extensa labor artística, fue diagramador e ilustró publicaciones de numerosos escritores. Se desempeñó en el diario El Tribuno, donde dejó su sello en las áreas de Cultura y Diagramación. Nacido en Mar del Plata el 3 de abril de 1925, estudió en la Escuela Superior de Bellas Artes y a los 22 años obtuvo una beca por concurso de la Comisión Nacional de Cultura para estudios de tipos y costumbres del NOA, ocasión en la que por primera vez tomó contacto con tierra salteña de la que se enamoró y se instaló hasta su muerte.