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Crónica de 90 minutos de un viaje de horror

Martes, 05 de agosto de 2014 00:30
Era las 4 de la madrugada cuando el colectivo de El Expreso circulaba de norte a sur por la ruta nacional 9/34. Había pasado el cruce de la ruta 16, cuando uno de los delincuentes redujo al chofer y al guarda. "Detengan ya el colectivo y no me miren", fue la orden que dio el asaltante y el conductor paró de inmediato en la banquina. Aparentemente allí entró en acción otro de los ladrones. Se ensañaron con el chofer y al guarda, a quienes les aplicaron golpes de puño, patadas y culatazos. Luego los llevaron a los empujones hasta la parte posterior, donde quedaron ensangrentados y casi inconscientes.
El tours de compras se había transformado en una pesadilla en pocos minutos. El "golpe" estaba perfectamente planificado y los maleantes actuaron con vehículos de apoyo.
Luego de reducir y amenazar a los pasajeros, abrieron y rompieron la puerta del colectivo. Posteriormente uno de los piratas de asfalto tomó el volante, giró y condujo de regreso el transporte. Recorrieron alrededor de 36 kilómetros hasta llegar a una pronunciada curva, cerca del arrojo Tedín, ya en el departamento General Gemes, donde finalmente se detuvo en la banquina, en el kilómetro 1511. Eran 5.30. Durante el recorrido los asaltantes mantuvieron secuestrado al colectivo y a los pasajeros, a quienes los despojaron del dinero que llevaban para sus compras en la feria de La Salada y de objetos de valor. La sangre que quedó en el torpedo y en los asientos de los choferes daban muestra de la violencia con la que actuaron los malvivientes. También rompieron uno de los vidrios de la ventana de la unidad.

LA OPINION
Una muestra patética de la inseguridad. Por Ruben Arenas
La ruta 34 no solo se ha convertido en escenario de tragedias viales, sino del accionar de piratas del asfalto, con lo cual se completa de manera preocupante el drama de la inseguridad que impera en Salta. El golpe del grupo comando que secuestró al colectivo jujeño, que golpeo y amenazó de muerte a 50 pasajeros, a los que despojaron de una suma millonaria, grafica de manera patética la impunidad con que se manejaron los delincuentes. Las víctimas soportaron 90 minutos de horror. Para lograr su cometido, la organización delictiva se movió a sus anchas, ya que desde el peaje de Cabeza de Buey hasta Metán no existe ningún control policial y las patrullas móviles solo aparecen de vez en cuando..

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Era las 4 de la madrugada cuando el colectivo de El Expreso circulaba de norte a sur por la ruta nacional 9/34. Había pasado el cruce de la ruta 16, cuando uno de los delincuentes redujo al chofer y al guarda. "Detengan ya el colectivo y no me miren", fue la orden que dio el asaltante y el conductor paró de inmediato en la banquina. Aparentemente allí entró en acción otro de los ladrones. Se ensañaron con el chofer y al guarda, a quienes les aplicaron golpes de puño, patadas y culatazos. Luego los llevaron a los empujones hasta la parte posterior, donde quedaron ensangrentados y casi inconscientes.
El tours de compras se había transformado en una pesadilla en pocos minutos. El "golpe" estaba perfectamente planificado y los maleantes actuaron con vehículos de apoyo.
Luego de reducir y amenazar a los pasajeros, abrieron y rompieron la puerta del colectivo. Posteriormente uno de los piratas de asfalto tomó el volante, giró y condujo de regreso el transporte. Recorrieron alrededor de 36 kilómetros hasta llegar a una pronunciada curva, cerca del arrojo Tedín, ya en el departamento General Gemes, donde finalmente se detuvo en la banquina, en el kilómetro 1511. Eran 5.30. Durante el recorrido los asaltantes mantuvieron secuestrado al colectivo y a los pasajeros, a quienes los despojaron del dinero que llevaban para sus compras en la feria de La Salada y de objetos de valor. La sangre que quedó en el torpedo y en los asientos de los choferes daban muestra de la violencia con la que actuaron los malvivientes. También rompieron uno de los vidrios de la ventana de la unidad.

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Una muestra patética de la inseguridad. Por Ruben Arenas
La ruta 34 no solo se ha convertido en escenario de tragedias viales, sino del accionar de piratas del asfalto, con lo cual se completa de manera preocupante el drama de la inseguridad que impera en Salta. El golpe del grupo comando que secuestró al colectivo jujeño, que golpeo y amenazó de muerte a 50 pasajeros, a los que despojaron de una suma millonaria, grafica de manera patética la impunidad con que se manejaron los delincuentes. Las víctimas soportaron 90 minutos de horror. Para lograr su cometido, la organización delictiva se movió a sus anchas, ya que desde el peaje de Cabeza de Buey hasta Metán no existe ningún control policial y las patrullas móviles solo aparecen de vez en cuando..

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