¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

21°
24 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

No están dadas las condiciones para dejar los carros y hacer otra cosa

Lunes, 08 de septiembre de 2014 01:30
José Márquez y Pascualito recorren todos los días la zona sur y sudeste de la ciudad.
El viernes pasado hubo una asamblea de carreros en la parte baja del puente nuevo del barrio Santa Lucía. Más de un centenar de trabajadores estuvieron presentes y decidieron por unanimidad asistir a la reunión del martes. Allí fue elegido Fredy Víctor Flores como uno de los delegados que el entrará a la reunión con los ediles.
"No están dadas las condiciones para que dejemos nuestros carros y hagamos otras cosa. Nosotros ya formamos parte del paisaje folclórico de la ciudad", le dijo Flores a El Tribuno.
"Nosotros vamos a pedir que nos dejen trabajar. No queremos subsidio ni comedores ni asistencialismo; si nos prohiben que nos den otro trabajo digno y que nos capaciten", concluyó el carrero. El hombre aseguró que tienen un padrón con 1300 carros anotados, con los que viven unas 800 familias.Los números no coinciden porque un carro puede ser utilizado por hasta tres familias.
En el "rubro" están los fruteros, chatarreros, cartoneros, tierreros y hasta los chancheros; que son los muchachos que recogen basura en la ciudad destinado al alimento porcino.
Según el parte de prensa de Concejo Deliberante, en representación de los carreros, en la reunión pasada Carina Weber señaló: "mi marido trabaja con la venta de tierra y sal, y siete personas vivimos con ese ingreso. No todos golpean a su caballo, nosotros lo tenemos cuidado. No es justo que porque una persona haga parir a su yegua por el maltrato todos tengan que pagar. Necesitamos trabajar, no podemos quedarnos sin sustento". En tanto que Panique sostuvo: "hablan del reemplazo del caballo por el zootropo o motocarga pero ese cambio nos representa otra dificultad, el costo del mantenimiento del vehículo en caso que se rompa, la nafta, el pago del impuesto y del seguro".
Un chatarrero de toda la vida
carreros 2.jpg
José Márquez y Pascualito recorren todos los días la zona sur y sudeste de la ciudad.
José Márquez trabajó toda su vida a bordo de un carro tirado por caballos. Hoy tiene 63 años y nunca conoció otro oficio. Desde los 20 mantuvo a su familia recolectando basura que le vendía a los chatarreros en barrio Morosini. Se levanta temprano y sale a recorrer la zona sur y sudeste de la ciudad en busca de los fierros. Al mediodía vuelve y hace descansar a su bestia hasta el otro día. José vive con su mujer, Eucaria, en Finca Independencia y el carro siempre fue el sostén económico de la familia. Esto se nota pues el carro está en buenas condiciones. Su animal se llama Pascualito y tiene 9 años.
Tiene su arnés enchapado en dorado y con un peso en óptimas condiciones. “Yo gasto $45 en alfa y $90 en maíz que le doy a Pacualito. Lo tengo bien porque es mi herramienta de trabajo”, aseguró Márquez.
“Yo ya tengo la edad como para jubilarme. Yo no sé hacer más que esto y no sé sí la moto es una solución. Si me sacan de la calle yo no sé qué será de mi vida”, dijo desconsolado José.
Mario quiere un trabajo digno
carreros 3.jpg
Mario Orlando Cruz tiene 37 años, una esposa y tres hijos. Forma parte de una familia de carreros que viven trabajando en el “rubro“ desde hace varias generaciones. Compra mercadería en Cofruthos que luego revende por la zona sur.
“¿Vos pensás que nosotros queremos salir todos los días a incinerarnos, o a mojarnos, para ganar menos de 200 pesos por más de 10 o 12 horas de trabajo?”, indagó Mario.
“Nosotros queremos un trabajo digno y que no enseñen a trabajar porque nosotros no sabemos hacer otra cosa”, concluyó el frutero. Asegura que los animales forman parte de su familia y es por eso que los cuidan. “Los que no los cuidan son los chatarreros, ellos los cargan demasiado”.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla
El viernes pasado hubo una asamblea de carreros en la parte baja del puente nuevo del barrio Santa Lucía. Más de un centenar de trabajadores estuvieron presentes y decidieron por unanimidad asistir a la reunión del martes. Allí fue elegido Fredy Víctor Flores como uno de los delegados que el entrará a la reunión con los ediles.
"No están dadas las condiciones para que dejemos nuestros carros y hagamos otras cosa. Nosotros ya formamos parte del paisaje folclórico de la ciudad", le dijo Flores a El Tribuno.
"Nosotros vamos a pedir que nos dejen trabajar. No queremos subsidio ni comedores ni asistencialismo; si nos prohiben que nos den otro trabajo digno y que nos capaciten", concluyó el carrero. El hombre aseguró que tienen un padrón con 1300 carros anotados, con los que viven unas 800 familias.Los números no coinciden porque un carro puede ser utilizado por hasta tres familias.
En el "rubro" están los fruteros, chatarreros, cartoneros, tierreros y hasta los chancheros; que son los muchachos que recogen basura en la ciudad destinado al alimento porcino.
Según el parte de prensa de Concejo Deliberante, en representación de los carreros, en la reunión pasada Carina Weber señaló: "mi marido trabaja con la venta de tierra y sal, y siete personas vivimos con ese ingreso. No todos golpean a su caballo, nosotros lo tenemos cuidado. No es justo que porque una persona haga parir a su yegua por el maltrato todos tengan que pagar. Necesitamos trabajar, no podemos quedarnos sin sustento". En tanto que Panique sostuvo: "hablan del reemplazo del caballo por el zootropo o motocarga pero ese cambio nos representa otra dificultad, el costo del mantenimiento del vehículo en caso que se rompa, la nafta, el pago del impuesto y del seguro".
Un chatarrero de toda la vida
carreros 2.jpg
José Márquez y Pascualito recorren todos los días la zona sur y sudeste de la ciudad.
José Márquez trabajó toda su vida a bordo de un carro tirado por caballos. Hoy tiene 63 años y nunca conoció otro oficio. Desde los 20 mantuvo a su familia recolectando basura que le vendía a los chatarreros en barrio Morosini. Se levanta temprano y sale a recorrer la zona sur y sudeste de la ciudad en busca de los fierros. Al mediodía vuelve y hace descansar a su bestia hasta el otro día. José vive con su mujer, Eucaria, en Finca Independencia y el carro siempre fue el sostén económico de la familia. Esto se nota pues el carro está en buenas condiciones. Su animal se llama Pascualito y tiene 9 años.
Tiene su arnés enchapado en dorado y con un peso en óptimas condiciones. “Yo gasto $45 en alfa y $90 en maíz que le doy a Pacualito. Lo tengo bien porque es mi herramienta de trabajo”, aseguró Márquez.
“Yo ya tengo la edad como para jubilarme. Yo no sé hacer más que esto y no sé sí la moto es una solución. Si me sacan de la calle yo no sé qué será de mi vida”, dijo desconsolado José.
Mario quiere un trabajo digno
carreros 3.jpg
Mario Orlando Cruz tiene 37 años, una esposa y tres hijos. Forma parte de una familia de carreros que viven trabajando en el “rubro“ desde hace varias generaciones. Compra mercadería en Cofruthos que luego revende por la zona sur.
“¿Vos pensás que nosotros queremos salir todos los días a incinerarnos, o a mojarnos, para ganar menos de 200 pesos por más de 10 o 12 horas de trabajo?”, indagó Mario.
“Nosotros queremos un trabajo digno y que no enseñen a trabajar porque nosotros no sabemos hacer otra cosa”, concluyó el frutero. Asegura que los animales forman parte de su familia y es por eso que los cuidan. “Los que no los cuidan son los chatarreros, ellos los cargan demasiado”.

Temas de la nota

PUBLICIDAD