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La sexualidad en la tercera edad sigue siendo muy placentera

Sabado, 10 de enero de 2015 00:14
La sexualidad es una de las dimensiones más ricas de la vida en la tercera edad, contradiciendo el prejuicio más recurrido de nuestro tiempo.
La sexualidad es una función humana dinámica, de dimensión bio-psicosocial, como todas las conductas del hombre.
La función placentera, también llamada función erótica, está legitimada absolutamente por la ciencia, perdiendo así su carácter de simple señuelo de la naturaleza para preservar la conservación y propagación de la especie.
El anciano, privado de su capacidad reproductiva sólo posee la función erótica de su sexualidad. Por eso, nosotros denominamos a esta etapa de la vida como la Edad del Erotismo.
En el consultorio, el tema sexual no se interroga con frecuencia. Cuando se hace, puede predominar la incomodidad, pues el médico está acostumbrado a interrogar sobre los dolores y no sobre los placeres.
La andropausia o climaterio viril es discutida como entidad clínica. Únicamente el 5% de los varones presenta un síndrome tan brutal como el de la menopausia. Hay coincidencia, sí, en que los cambios en la sexualidad del hombre son más acusados a partir de la sesentena, tanto en el aspecto físico como hormonal, y la potencia sexual disminuye de acuerdo a la estadísticas de Kinsey.
Está demostrado que el comportamiento sexual no está en correlación estricta con la actividad hormonal, sino de la integridad del sistema nervioso central y los mecanismos de defensa psicológicos del anciano.
La actividad sexual del anciano se mantiene en alta proporción: el 88 por ciento de los varones y el 66 por ciento de las mujeres entre 46 y 71 años, en una muestra de Pfeiffer. El 75% de los varones tenía por lo menos una relación sexual por mes, el 37% una vez por semana.
La incapacidad de realizar el coito por los varones constituye una muestra estadística lineal de las más regulares: a los 60 años, el 18,4% de los varones es impotente, a los 65 el 25%, a los 70 el 27%, a los 75 el 55% y a los 80 años, el 75%. Pero a los 80 años el 25% de los varones ¡no es impotente!
En el hombre, disminuye la firmeza de la erección. La estimulación eficaz para lograr la erección debe ser más prolongada y ejercida más directamente sobre el glande, que en edades menores.
También disminuye el volumen del semen eyaculado. Con respecto a la eyaculación, el anciano tiene una menor necesidad de eyacular. Esto debe saberse por parte de la mujer, quien no debe sentirse frustrada por la no eyaculación del hombre durante el orgasmo, que acontece igual.
El uso adecuado de las hormonas masculinas da un excelente resultado cuando están indicadas correctamente. En el climaterio masculino los efectos benéficos de la tetosterona y sus derivados sintéticos son espectaculares: siempre se debe descartar el cáncer de próstata, con sencillos análisis de sangre. Kolodny propone que el climaterio masculino se diagnostique con dos elementos: bajos niveles de tetosterona y mejoría sintomática franca con testosterona de reemplazo.
Los más modernos recursos terapeúticos para la impotencia sexual fueron diseñados por los médicos para los ancianos, principalmente. Las píldoras más recientes como el Viagra, la fentolamina, tienen indicaciones y contraindicaciones muy conocidas.
Mitos y falacias sexuales
A propósito de las numerosas consultas recibidas en esta sección acerca de lo que los especialistas consideramos fantasías o mitos y falacias de índole sexual, vamos a describir a continuación algunos de ellos y más abajo daremos las respuestas clínicas acerca de los mismos, para tratar de desenmarañar el conocimiento.
  • Primer mito: el pene grande es importante para el placer sexual de la mujer.
  • Segundo mito: el hombre con pene grande es más potente sexualmente que el que tiene pene pequeño.
  • Tercer mito: los orgasmos simultáneos son necesarios para la compatibilidad sexual de la pareja.
  • Cuarto mito: la presencia del himen es evidencia rotunda de la virginidad, y su ausencia, de lo contrario.
  • Quinto mito: la capacidad de desempeño atlético es reducida por el coito realizado la noche, o el día, anterior a cualquier competencia atlética.
  • Sexto: el alcohol es un estimulante sexual.
  • Séptimo: la marihuana es un afrodisíaco.
  • Octavo: la masturbación puede provocar numerosos efectos indeseables, como por ejemplo: verrugas, pelo en las palmas de las manos, acné, y finalmente hasta impotencia severa.
Respuestas a los mitos
  • 1- Las medidas de un pene erecto, de función normal, pueden fluctuar desde los 5 hasta los 25 centímetros de un hombre a otro, con el mismo rendimiento durante el coito. El tamaño del pene no determina por sí mismo el placer que pueda sentir la compañera sexual.
  • 2- La potencia masculina no tiene absolutamente nada que ver con el tamaño del pene.
  • 3- Las mujeres son capaces de experimentar orgasmos múltiples durante el tiempo que el hombre experimenta uno solo; por lo tanto, si ellas son estimuladas a llegar primero, la satisfacción orgásmica del hombre podrá llegar coincidiendo o no con un nuevo orgasmo de la mujer.
  • 4- El himen, o membrana de la virginidad, es un pliegue de tejido conjuntivo que cierra parcialmente el orificio de la vagina, puede desgarrarse o no por accidente o maniobras manuales o persistir luego de repetidos coitos por ser muy flexible y tolerar el coito sin romperse. Por lo tanto, el que persista, no es prueba concluyente de virginidad o viceversa.
  • 5- Falso. Una emisión eyaculatoria es de aproximadamente 4 cm3 y por su composición representa aproximadamente 36 calorías. Un atleta rendiría lo mismo con solo permitirle cinco minutos de recuperación luego de un coito.
  • 6- La erección y la eyaculación se inhiben intensamente con la ingesta de alcohol en exceso, sin embargo, si la ingestión fue moderada, puede disminuir las inhibiciones sexuales, en los tímidos e inhibidos.
  • 7- El consumo de marihuana no tiene efecto positivo alguno sobre el deseo y/ o eyaculación, ni en la ejecución sexual.
  • 8- La masturbación constituye un acto sano y normal en hombre y mujeres desde la niñez, pasando por la adultez y hasta la vejez.
Esta práctica de autosatisfacción tanto en hombre como en las mujeres sólo se considera un problema sexual cuando es utilizada como el único medio de desahogo sexual encontrándose otros desahogos al alcance.
Respecto de los afrodisíacos, son los alimentos, fármacos o artículos utilizados para incrementar el deseo sexual. El único efecto que parecen tener es meramente psicológico.


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La sexualidad es una de las dimensiones más ricas de la vida en la tercera edad, contradiciendo el prejuicio más recurrido de nuestro tiempo.
La sexualidad es una función humana dinámica, de dimensión bio-psicosocial, como todas las conductas del hombre.
La función placentera, también llamada función erótica, está legitimada absolutamente por la ciencia, perdiendo así su carácter de simple señuelo de la naturaleza para preservar la conservación y propagación de la especie.
El anciano, privado de su capacidad reproductiva sólo posee la función erótica de su sexualidad. Por eso, nosotros denominamos a esta etapa de la vida como la Edad del Erotismo.
En el consultorio, el tema sexual no se interroga con frecuencia. Cuando se hace, puede predominar la incomodidad, pues el médico está acostumbrado a interrogar sobre los dolores y no sobre los placeres.
La andropausia o climaterio viril es discutida como entidad clínica. Únicamente el 5% de los varones presenta un síndrome tan brutal como el de la menopausia. Hay coincidencia, sí, en que los cambios en la sexualidad del hombre son más acusados a partir de la sesentena, tanto en el aspecto físico como hormonal, y la potencia sexual disminuye de acuerdo a la estadísticas de Kinsey.
Está demostrado que el comportamiento sexual no está en correlación estricta con la actividad hormonal, sino de la integridad del sistema nervioso central y los mecanismos de defensa psicológicos del anciano.
La actividad sexual del anciano se mantiene en alta proporción: el 88 por ciento de los varones y el 66 por ciento de las mujeres entre 46 y 71 años, en una muestra de Pfeiffer. El 75% de los varones tenía por lo menos una relación sexual por mes, el 37% una vez por semana.
La incapacidad de realizar el coito por los varones constituye una muestra estadística lineal de las más regulares: a los 60 años, el 18,4% de los varones es impotente, a los 65 el 25%, a los 70 el 27%, a los 75 el 55% y a los 80 años, el 75%. Pero a los 80 años el 25% de los varones ¡no es impotente!
En el hombre, disminuye la firmeza de la erección. La estimulación eficaz para lograr la erección debe ser más prolongada y ejercida más directamente sobre el glande, que en edades menores.
También disminuye el volumen del semen eyaculado. Con respecto a la eyaculación, el anciano tiene una menor necesidad de eyacular. Esto debe saberse por parte de la mujer, quien no debe sentirse frustrada por la no eyaculación del hombre durante el orgasmo, que acontece igual.
El uso adecuado de las hormonas masculinas da un excelente resultado cuando están indicadas correctamente. En el climaterio masculino los efectos benéficos de la tetosterona y sus derivados sintéticos son espectaculares: siempre se debe descartar el cáncer de próstata, con sencillos análisis de sangre. Kolodny propone que el climaterio masculino se diagnostique con dos elementos: bajos niveles de tetosterona y mejoría sintomática franca con testosterona de reemplazo.
Los más modernos recursos terapeúticos para la impotencia sexual fueron diseñados por los médicos para los ancianos, principalmente. Las píldoras más recientes como el Viagra, la fentolamina, tienen indicaciones y contraindicaciones muy conocidas.
Mitos y falacias sexuales
A propósito de las numerosas consultas recibidas en esta sección acerca de lo que los especialistas consideramos fantasías o mitos y falacias de índole sexual, vamos a describir a continuación algunos de ellos y más abajo daremos las respuestas clínicas acerca de los mismos, para tratar de desenmarañar el conocimiento.
  • Primer mito: el pene grande es importante para el placer sexual de la mujer.
  • Segundo mito: el hombre con pene grande es más potente sexualmente que el que tiene pene pequeño.
  • Tercer mito: los orgasmos simultáneos son necesarios para la compatibilidad sexual de la pareja.
  • Cuarto mito: la presencia del himen es evidencia rotunda de la virginidad, y su ausencia, de lo contrario.
  • Quinto mito: la capacidad de desempeño atlético es reducida por el coito realizado la noche, o el día, anterior a cualquier competencia atlética.
  • Sexto: el alcohol es un estimulante sexual.
  • Séptimo: la marihuana es un afrodisíaco.
  • Octavo: la masturbación puede provocar numerosos efectos indeseables, como por ejemplo: verrugas, pelo en las palmas de las manos, acné, y finalmente hasta impotencia severa.
Respuestas a los mitos
  • 1- Las medidas de un pene erecto, de función normal, pueden fluctuar desde los 5 hasta los 25 centímetros de un hombre a otro, con el mismo rendimiento durante el coito. El tamaño del pene no determina por sí mismo el placer que pueda sentir la compañera sexual.
  • 2- La potencia masculina no tiene absolutamente nada que ver con el tamaño del pene.
  • 3- Las mujeres son capaces de experimentar orgasmos múltiples durante el tiempo que el hombre experimenta uno solo; por lo tanto, si ellas son estimuladas a llegar primero, la satisfacción orgásmica del hombre podrá llegar coincidiendo o no con un nuevo orgasmo de la mujer.
  • 4- El himen, o membrana de la virginidad, es un pliegue de tejido conjuntivo que cierra parcialmente el orificio de la vagina, puede desgarrarse o no por accidente o maniobras manuales o persistir luego de repetidos coitos por ser muy flexible y tolerar el coito sin romperse. Por lo tanto, el que persista, no es prueba concluyente de virginidad o viceversa.
  • 5- Falso. Una emisión eyaculatoria es de aproximadamente 4 cm3 y por su composición representa aproximadamente 36 calorías. Un atleta rendiría lo mismo con solo permitirle cinco minutos de recuperación luego de un coito.
  • 6- La erección y la eyaculación se inhiben intensamente con la ingesta de alcohol en exceso, sin embargo, si la ingestión fue moderada, puede disminuir las inhibiciones sexuales, en los tímidos e inhibidos.
  • 7- El consumo de marihuana no tiene efecto positivo alguno sobre el deseo y/ o eyaculación, ni en la ejecución sexual.
  • 8- La masturbación constituye un acto sano y normal en hombre y mujeres desde la niñez, pasando por la adultez y hasta la vejez.
Esta práctica de autosatisfacción tanto en hombre como en las mujeres sólo se considera un problema sexual cuando es utilizada como el único medio de desahogo sexual encontrándose otros desahogos al alcance.
Respecto de los afrodisíacos, son los alimentos, fármacos o artículos utilizados para incrementar el deseo sexual. El único efecto que parecen tener es meramente psicológico.


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