Gimnasia dijo adiós: perdió 2 a 0 en Sunchales y vienen tiempos de cambio

Gimnasia y Tiro le dijo adiós a la temporada 2015 del torneo Federal A y a sus ilusiones de ascenso, tras perder anoche en Sunchales 2 a 0 ante Unión (había ganado por la mínima diferencia en la ida) y quedar a las puertas de una semifinal, que lo ilusionaba con un ascenso en un año con vaivenes.

Pero el albo llegó hasta donde pudo... y hasta podríamos decir que un poco más, con un plantel corto pero solidario y voluntarioso y con un “malabarista” como José María Bianco, que con los recursos que tenía a mano hizo bastante y logró reactivar la confianza de cada uno de los futbolistas. Gimnasia se armó pensando en grande a inicios de año con un entrenador “de la casa”, pero con el correr de los partidos comenzaron a salir a la luz las limitaciones colectivas y la inexperiencia de un DT joven y entusiasta, pero tozudo en sus decisiones. Con Bianco las cosas cambiaron: el mensaje llegaba, la motivación crecía y el equipo comenzaba a tomar forma. Pero cuando las lesiones y suspensiones ya eran moneda corriente, el Chaucha les sacó agua a las piedras para moldear un conjunto que se fortaleció en la carencia y en la adversidad, a base de entrega, amor propio y coraje. Y le alcanzó para llegar más lejos que el “hiper-inflado” Juventud y quedar a tres escalones.

Así, con poca nafta y sin el recambio suficiente en el tramo final, sucumbió en la revancha de los cuartos de final a manos del bicho verde de Sunchales. El millonario pagó caro sus desconcentraciones y fue una sombra de lo que mostró en la ida en el Gigante y en la serie ante Alvarado de Mar del Plata. De entrada nomás el Bocha Rodríguez llegó tarde para cruzar al movedizo López, quien envió el centro rasante que conectó el chiquilín Vitarelli, a los 14 minutos de la primera etapa. Era el 1-0 del local que presagiaba una mala tarde de un albo que tuvo que cambiar sobre la marcha su libreto y que tras el gol dejó campo libre para los punzantes y veloces atacantes santafesinos. En el complemento, a los 2’ fue Moino el que aprovechó otra fragilidad defensiva para asestarle el cachetazo definitivo al albo, que le dijo adiós a una linda ilusión y que ahora se deberá rearmar pensando en el 2016. Que debe comenzar con una importante refundación, más allá de lo que depare el destino institucional tras la asamblea del 18 de diciembre.

Gimnasia y Tiro le dijo adiós a la temporada 2015 del torneo Federal A y a sus ilusiones de ascenso, tras perder anoche en Sunchales 2 a 0 ante Unión (había ganado por la mínima diferencia en la ida) y quedar a las puertas de una semifinal, que lo ilusionaba con un ascenso en un año con vaivenes.

Pero el albo llegó hasta donde pudo... y hasta podríamos decir que un poco más, con un plantel corto pero solidario y voluntarioso y con un “malabarista” como José María Bianco, que con los recursos que tenía a mano hizo bastante y logró reactivar la confianza de cada uno de los futbolistas. Gimnasia se armó pensando en grande a inicios de año con un entrenador “de la casa”, pero con el correr de los partidos comenzaron a salir a la luz las limitaciones colectivas y la inexperiencia de un DT joven y entusiasta, pero tozudo en sus decisiones. Con Bianco las cosas cambiaron: el mensaje llegaba, la motivación crecía y el equipo comenzaba a tomar forma. Pero cuando las lesiones y suspensiones ya eran moneda corriente, el Chaucha les sacó agua a las piedras para moldear un conjunto que se fortaleció en la carencia y en la adversidad, a base de entrega, amor propio y coraje. Y le alcanzó para llegar más lejos que el “hiper-inflado” Juventud y quedar a tres escalones.

Así, con poca nafta y sin el recambio suficiente en el tramo final, sucumbió en la revancha de los cuartos de final a manos del bicho verde de Sunchales. El millonario pagó caro sus desconcentraciones y fue una sombra de lo que mostró en la ida en el Gigante y en la serie ante Alvarado de Mar del Plata. De entrada nomás el Bocha Rodríguez llegó tarde para cruzar al movedizo López, quien envió el centro rasante que conectó el chiquilín Vitarelli, a los 14 minutos de la primera etapa. Era el 1-0 del local que presagiaba una mala tarde de un albo que tuvo que cambiar sobre la marcha su libreto y que tras el gol dejó campo libre para los punzantes y veloces atacantes santafesinos. En el complemento, a los 2’ fue Moino el que aprovechó otra fragilidad defensiva para asestarle el cachetazo definitivo al albo, que le dijo adiós a una linda ilusión y que ahora se deberá rearmar pensando en el 2016. Que debe comenzar con una importante refundación, más allá de lo que depare el destino institucional tras la asamblea del 18 de diciembre.