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Vamos de paseo... ¡­en un taxi para gatos y perros!

Domingo, 29 de noviembre de 2015 00:30
Foto Pablo Yapura
La tendencia es mundial. En Madrid se permite ir acompañado de perros en el subte siempre y cuando vayan en un transportín o bolso de viaje y no resulten peligrosos o molestos para el pasaje. En la red de ferrocarriles de España se puede viajar con perros durante los fines de semana, aunque es requisito insoslayable ponerles correa y bozal. En Bélgica, Suiza, Estados Unidos, Finlandia o Francia se admite la circulación y permanencia de animales en hoteles, iglesias, subtes, negocios y restaurantes. Mientras en provincias argentinas como Buenos Aires y Santa Fe está instalado el debate sobre la necesidad de inclusión de las mascotas en los espacios y el transporte públicos, el salteño Atilio Corregidor ofrece su servicio de traslado exclusivo para mascotas. Él es taxista a tiempo completo y el año pasado compró otro vehículo. Sin embargo, no vendió su anterior auto, sino que lo ploteó y lo destinó a los pasajeros de cuatro patas. Así desde octubre de 2014 trabaja con turnos programados -por comodidad propia y de los clientes- llevando a tan particulares ocupantes a la peluquería y a controles veterinarios. Limitado por el tamaño de su auto, por el momento solo sube animales de porte pequeño y mediano. Atilio visitó la redacción de El Tribuno junto a su único hijo, Francisco (4), y Torito (5), uno de sus cinco perros. "Este trabajo no es para cualquiera porque lo principal es que a la persona le gusten los animales", definió. Consultado acerca de las miradas que le devuelve la comunidad relató: "A la gente el ploteo le parece muy llamativo. Hasta ahora hay muy buena onda, me felicitan, se sacan fotos conmigo y me desean mucha suerte".
En la búsqueda de otras personas que tuvieran una dedicación similar, exploró internet donde halló al usuario de Facebook Taxi Guau, de Barcelona, cuya espaciada actividad en la red social lo hizo sospechar de un cese de funciones. Por el momento, Atilio está orgulloso de su negocio porque "los ciudadanos no pueden subir al colectivo ni a ningún servicio de transporte con sus animales domésticos. Yo espero que algún día haya más taxis así y se regule esta actividad porque es necesaria". En caso de que alguna norma fuese sancionada la situación de una convivencia entre animales y humanos sería compleja. Los choferes deberían poner fundas en los asientos y cuidar que los animales no hagan sus necesidades biológicas en el auto. Incluso tal vez muchos clientes no querrían seguir usando este medio de transporte. Pero Atilio se concentra en los aspectos positivos. "Me fui hasta Resistencia (Chaco) a llevar un perro. Llevé también a mi señora y mi hijo, pasamos a Mercedes (Corrientes), donde conocimos el santuario del Gauchito Gil. Mis viajes son placenteros y de trabajo también", cerró.
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La tendencia es mundial. En Madrid se permite ir acompañado de perros en el subte siempre y cuando vayan en un transportín o bolso de viaje y no resulten peligrosos o molestos para el pasaje. En la red de ferrocarriles de España se puede viajar con perros durante los fines de semana, aunque es requisito insoslayable ponerles correa y bozal. En Bélgica, Suiza, Estados Unidos, Finlandia o Francia se admite la circulación y permanencia de animales en hoteles, iglesias, subtes, negocios y restaurantes. Mientras en provincias argentinas como Buenos Aires y Santa Fe está instalado el debate sobre la necesidad de inclusión de las mascotas en los espacios y el transporte públicos, el salteño Atilio Corregidor ofrece su servicio de traslado exclusivo para mascotas. Él es taxista a tiempo completo y el año pasado compró otro vehículo. Sin embargo, no vendió su anterior auto, sino que lo ploteó y lo destinó a los pasajeros de cuatro patas. Así desde octubre de 2014 trabaja con turnos programados -por comodidad propia y de los clientes- llevando a tan particulares ocupantes a la peluquería y a controles veterinarios. Limitado por el tamaño de su auto, por el momento solo sube animales de porte pequeño y mediano. Atilio visitó la redacción de El Tribuno junto a su único hijo, Francisco (4), y Torito (5), uno de sus cinco perros. "Este trabajo no es para cualquiera porque lo principal es que a la persona le gusten los animales", definió. Consultado acerca de las miradas que le devuelve la comunidad relató: "A la gente el ploteo le parece muy llamativo. Hasta ahora hay muy buena onda, me felicitan, se sacan fotos conmigo y me desean mucha suerte".
En la búsqueda de otras personas que tuvieran una dedicación similar, exploró internet donde halló al usuario de Facebook Taxi Guau, de Barcelona, cuya espaciada actividad en la red social lo hizo sospechar de un cese de funciones. Por el momento, Atilio está orgulloso de su negocio porque "los ciudadanos no pueden subir al colectivo ni a ningún servicio de transporte con sus animales domésticos. Yo espero que algún día haya más taxis así y se regule esta actividad porque es necesaria". En caso de que alguna norma fuese sancionada la situación de una convivencia entre animales y humanos sería compleja. Los choferes deberían poner fundas en los asientos y cuidar que los animales no hagan sus necesidades biológicas en el auto. Incluso tal vez muchos clientes no querrían seguir usando este medio de transporte. Pero Atilio se concentra en los aspectos positivos. "Me fui hasta Resistencia (Chaco) a llevar un perro. Llevé también a mi señora y mi hijo, pasamos a Mercedes (Corrientes), donde conocimos el santuario del Gauchito Gil. Mis viajes son placenteros y de trabajo también", cerró.

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