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Cuando el arte de curar llega a todos lados

Sabado, 07 de noviembre de 2015 18:34
El médico ginecólogo Federico Zenteno con algunas de las más de 90 mujeres que atendió. Javier Corbalán
Gladys, de 16 años, entró al consultorio de Federico Zenteno y se enteró de que el bebé que tiene en la panza hace cuatro meses es una nena. Todavía no sabe si se llamará Mónica o Alexia. En verdad prefería que fuera varón porque las mujeres allá "sufren mucho". Su amiga, Ofelia, de 17, espera un nene. Ellas cursan el tercer año en el colegio Sagrado Corazón de Jesús de San Antonio de los Cobres. Ambas reciben una beca que incluye una ayuda económica para cubrir los gastos de la escuela como materiales, uniforme y alimentos y además acompañamiento mensual pedagógico.
Federico Zenteno tiene 48 años de edad y 22 de profesión. Es un ginecólogo apasionado y se emocionó el último día cuando los chicos del hogar escuela demostraron su agradecimiento. "Ellos quieren tener la oportunidad de desarrollarse y estudiar", contó. "Fue tremendo no haber tenido más oftalmólogos y otras especialidades que necesitaban", expresó. Atendió a más de 90 mujeres, hizo más de 40 ecografías, puso 15 dispositivos intrauterinos y tomó 50 muestras de Papanicolau que llevará a analizar al hospital San Bernardo. Aunque no vio desatenciones médicas serias, considera importante que haya un ginecólogo en la zona por la gran cantidad de jóvenes que son madres.
Federico Zenteno considera que se debería fomentar la presencia de médicos en estos lugares tan desfavorables a través de algún incentivo o reconocimiento. "La profesión está bastante devaluada. Hay que buscar la forma de que los jóvenes sigan estudiando y de que los que se reciben y se especializan tengan como posibilidad cubrir estos lugares", manifestó.
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Para Antonio Salgado fue una experiencia magnífica haber atendido en Olacapato, la población más alta de la Argentina, a más de 4.000 metros sobre el nivel del mar. "Los chicos son muy respetuosos y sensibles, con mucho amor para dar. Recibir el afecto y el cariño de un chico después de haberle brindado atención médica es único. Si naciese de nuevo, volvería a ser pediatra", comentó este médico de 50 años y 26 de profesión. "El puesto sanitario es muy bueno y la agente sanitaria, Milagros, espléndida. Me sorprendió mucho que en Olacapato y Salar de Pocitos estuviera vacunado el 100 % de la población. Eso habla muy bien de los agentes sanitarios y de la jefa del Programa de Inmunizaciones de la provincia, Adriana Jure, que es extremadamente eficaz. Me he dado cuenta de que la escuela es un buen contenedor social. Los chicos están muy bien cuidados". Luisito, de 7 años, cuando le preguntó qué quería ser, le dijo: "Quiero ser pediatra para curar y cuidar a los chicos de mi pueblo. Quiero que me den una oportunidad".
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Antonio Salgado considera que debería haber más pediatras en Los Andes. "Para todo el departamento hay solo 2 o 3 médicos que están en San Antonio de los Cobres y hacen visitas periódicas a los otros lugares. Hacen lo que pueden", explicó. "Lo que me parece mal es que habiendo gas natural en las dos minas, no haya en Olacapato. La calefacción es muy primitiva. Como no hay leña, se tienen que calentar con matorrales. Es muy difícil vivir así. El Gobierno debería poner gas natural en esa zona", expresó.
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Gladys, de 16 años, entró al consultorio de Federico Zenteno y se enteró de que el bebé que tiene en la panza hace cuatro meses es una nena. Todavía no sabe si se llamará Mónica o Alexia. En verdad prefería que fuera varón porque las mujeres allá "sufren mucho". Su amiga, Ofelia, de 17, espera un nene. Ellas cursan el tercer año en el colegio Sagrado Corazón de Jesús de San Antonio de los Cobres. Ambas reciben una beca que incluye una ayuda económica para cubrir los gastos de la escuela como materiales, uniforme y alimentos y además acompañamiento mensual pedagógico.
Federico Zenteno tiene 48 años de edad y 22 de profesión. Es un ginecólogo apasionado y se emocionó el último día cuando los chicos del hogar escuela demostraron su agradecimiento. "Ellos quieren tener la oportunidad de desarrollarse y estudiar", contó. "Fue tremendo no haber tenido más oftalmólogos y otras especialidades que necesitaban", expresó. Atendió a más de 90 mujeres, hizo más de 40 ecografías, puso 15 dispositivos intrauterinos y tomó 50 muestras de Papanicolau que llevará a analizar al hospital San Bernardo. Aunque no vio desatenciones médicas serias, considera importante que haya un ginecólogo en la zona por la gran cantidad de jóvenes que son madres.
Federico Zenteno considera que se debería fomentar la presencia de médicos en estos lugares tan desfavorables a través de algún incentivo o reconocimiento. "La profesión está bastante devaluada. Hay que buscar la forma de que los jóvenes sigan estudiando y de que los que se reciben y se especializan tengan como posibilidad cubrir estos lugares", manifestó.
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Para Antonio Salgado fue una experiencia magnífica haber atendido en Olacapato, la población más alta de la Argentina, a más de 4.000 metros sobre el nivel del mar. "Los chicos son muy respetuosos y sensibles, con mucho amor para dar. Recibir el afecto y el cariño de un chico después de haberle brindado atención médica es único. Si naciese de nuevo, volvería a ser pediatra", comentó este médico de 50 años y 26 de profesión. "El puesto sanitario es muy bueno y la agente sanitaria, Milagros, espléndida. Me sorprendió mucho que en Olacapato y Salar de Pocitos estuviera vacunado el 100 % de la población. Eso habla muy bien de los agentes sanitarios y de la jefa del Programa de Inmunizaciones de la provincia, Adriana Jure, que es extremadamente eficaz. Me he dado cuenta de que la escuela es un buen contenedor social. Los chicos están muy bien cuidados". Luisito, de 7 años, cuando le preguntó qué quería ser, le dijo: "Quiero ser pediatra para curar y cuidar a los chicos de mi pueblo. Quiero que me den una oportunidad".
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Antonio Salgado considera que debería haber más pediatras en Los Andes. "Para todo el departamento hay solo 2 o 3 médicos que están en San Antonio de los Cobres y hacen visitas periódicas a los otros lugares. Hacen lo que pueden", explicó. "Lo que me parece mal es que habiendo gas natural en las dos minas, no haya en Olacapato. La calefacción es muy primitiva. Como no hay leña, se tienen que calentar con matorrales. Es muy difícil vivir así. El Gobierno debería poner gas natural en esa zona", expresó.
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