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La furia de Salvatore: "Son cagones, nadie tuvo los huevos para suspenderlo"

Domingo, 13 de diciembre de 2015 20:07
Imagen de TV
Tras los vergonzos incidentes provocados por los jugadores y los hinchas de San Martín de Formosa, la suspensión del partido, la polémica reanudación del mismo cuando no había garantías de seguridad para seguir jugando y la eliminación de Central Norte con un golazo de otro partido, los jugadores del cuervo y el mismo presidente descargaron su furia al momento de enfrentar los micrófonos al final del partido.
Héctor Defrancesco, quien fue agredido por un policía cuando discutía con el veedor del encuentro, dijo que elevarán un informe para respaldar al que efectuará el árbitro Fernando Brillada sobre los incidentes y los golpes que sufieron los jugadores azabaches.
"No se podía jugar, no nos dieron garantía y se reanudó. Vamos a informar que entró gente a la cancha a pegarle a los jugadores. Esto es una vergüenza, el veedor también vio lo mismo. Entran hinchas, la Policía empuja, todo esto es una verguenza. Pero no importa, hay que acostumbrarse a esto, aunque el fútbol debe cambiar", expresó el titular azabache.
"¿Cómo pueden entrar otra vez a jugar el partido? El árbitro quedó que iba a informar todo. Ojalá que lo haga, porque siguen dando vergüenza. El árbitro por miedo a que le pase algo obligó a jugar a los jugadores y esto no debe pasar", remató Defrancesco.
Quien habló con mayor calentura, con vehemencia y sin filtros fue el arquero Esteban Salvatore, quien vociferó mientras abandonaba la cancha: "Son todos unos cagones, nadie tuvo los huevos para suspender el partido, acá todos saben que tienen estas mañas. El veedor es un caradura. Díganlo", se despachó el "uno", casi desafiando al cronista de la transmisión de Fútbol En Vivo.
Mientras tanto, Eduardo Burruchaga añadió: "Cuando entraron los canilleros a atender a los jugadores de ellos, entraron a pegar. Las cosas que nos bancamos ahora no sirven para nada", se resignó el lateral entrerriano.
A lo que Diego Salvatierra, quien sufrió una durísima agresión con un golpe de puño, se limitó a decir: "Me duele en el alma. Pero ya está, ya se terminó".

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Tras los vergonzos incidentes provocados por los jugadores y los hinchas de San Martín de Formosa, la suspensión del partido, la polémica reanudación del mismo cuando no había garantías de seguridad para seguir jugando y la eliminación de Central Norte con un golazo de otro partido, los jugadores del cuervo y el mismo presidente descargaron su furia al momento de enfrentar los micrófonos al final del partido.
Héctor Defrancesco, quien fue agredido por un policía cuando discutía con el veedor del encuentro, dijo que elevarán un informe para respaldar al que efectuará el árbitro Fernando Brillada sobre los incidentes y los golpes que sufieron los jugadores azabaches.
"No se podía jugar, no nos dieron garantía y se reanudó. Vamos a informar que entró gente a la cancha a pegarle a los jugadores. Esto es una vergüenza, el veedor también vio lo mismo. Entran hinchas, la Policía empuja, todo esto es una verguenza. Pero no importa, hay que acostumbrarse a esto, aunque el fútbol debe cambiar", expresó el titular azabache.
"¿Cómo pueden entrar otra vez a jugar el partido? El árbitro quedó que iba a informar todo. Ojalá que lo haga, porque siguen dando vergüenza. El árbitro por miedo a que le pase algo obligó a jugar a los jugadores y esto no debe pasar", remató Defrancesco.
Quien habló con mayor calentura, con vehemencia y sin filtros fue el arquero Esteban Salvatore, quien vociferó mientras abandonaba la cancha: "Son todos unos cagones, nadie tuvo los huevos para suspender el partido, acá todos saben que tienen estas mañas. El veedor es un caradura. Díganlo", se despachó el "uno", casi desafiando al cronista de la transmisión de Fútbol En Vivo.
Mientras tanto, Eduardo Burruchaga añadió: "Cuando entraron los canilleros a atender a los jugadores de ellos, entraron a pegar. Las cosas que nos bancamos ahora no sirven para nada", se resignó el lateral entrerriano.
A lo que Diego Salvatierra, quien sufrió una durísima agresión con un golpe de puño, se limitó a decir: "Me duele en el alma. Pero ya está, ya se terminó".

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