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Agostina no cuenta con los insumos necesarios para su internación domiciliaria | Llamado a la solidaridad

Lunes, 25 de mayo de 2015 00:00
Agostina junto a sus padres. Corresponsalía
Hace un mes, Agostina Flores (4), una pequeña que superó el síndrome de Guillain-Barré, pero que quedó con secuelas motrices, volvió finalmente a su casa, luego de vivir una año y medio en el hospital San Vicente de Paúl, de la ciudad de Orán.
Sin embargo, la burocracia de la obra social a la que pertenece obliga a Malvina, su mamá, a mendigar gasas, alcohol, pañales, leche y cánulas, entre otros elementos, en el nosocomio. Estos componentes son imprescindibles para la recuperación de la pequeña.
"Desde hace un mes Agostina cuenta con internación domiciliaria y, a pesar de eso, la obra social Profe no me autoriza los elementos que necesita Agostina", informó la mujer.
18 meses estuvo Agostina, de cuatro años, internada en el hospital San Vicente de Paúl, puesto que su familia vive en una precaria vivienda, ubicada en el barrio 9 de Julio, de Orán.
Agregó que esta situación se debe a que el médico auditor no firma los pedidos de insumos. "No quieren firmar los papeles. No entiendo la situación", dijo Malvina, al tiempo que destacó la loable actitud de los profesionales del hospital.
La pequeña necesita gasas, alcohol, pañales y leche, entre otros, para su internación domiciliaria. La comuna le construyó a la niña una habitación con todas las condiciones de higiene y temperatura necesarias.
"A diario, médicos, enfermeras y administrativos hacen lo imposible para que a Agostina no le falte nada", contó emocionada Malvina.
Además de los insumos, Agostina necesita urgente la atención de una enfermera y una visita domiciliaria por lo menos una vez a la semana para controlar el estado general de la menor.

Vivir en el hospital
Hasta hace un mes, Agostina estaba postrada en una camilla de las salas de Pediatría del hospital, donde se encontraba desde noviembre de 2013.
Si bien dada su buena recuperación, podría haber vuelto a casa antes, ello no fue posible porque la vivienda familiar era muy precaria y no contaba con los elementos necesarios para la atención de la pequeña.
Agostina necesitaba una habitación cerrada, con piso y techo de material para evitar que entre polvo al ambiente. A la niña le practicaron una traqueotomía para permitir una adecuada respiración.
Asimismo, requería de un ambiente climatizado con aire acondicionado y un baño en buenas condiciones, pero la familia no contaba con los recursos para acceder a todo esto.
La comuna tomó conocimiento de la situación y le construyó una habitación en la casa de los Flores, en el barrio 9 de Julio, con los elementos necesarios para que Agostina vuelva a reunirse con sus padres y sus seis hermanos.
Malvina, la madre, estuvo al frente de las gestiones peleando desde el primer momento para conseguir esta ayuda.
Oscar Pascual, secretario de Gobierno, se comprometió a conseguir los fondos. Y así construyeron el habitáculo para Agostina, que incluye aire acondicionado, televisor y los elementos médicos necesarios para seguir con el tratamiento.
La espera terminó, pero allí comenzó el calvario de lidiar con la obra social Profe que cobra pensiones no contributivas o por discapacidad.

La enfermedad
El síndrome de Guillain-Barré es un trastorno neurológico autoinmune. El sistema inmunitario ataca a una parte del sistema nervioso periférico. Los nervios no envían señales de forma eficaz y los músculos dejan de responder a las órdenes del cerebro. El resultado: incapacidad de sentir calor, dolor y otras sensaciones, además de paralizar progresivamente varios músculos del cuerpo.
Una familia que vive en la pobreza
La familia de Malvina y Samuel Flores, los papás de la pequeña Agostina, se desmembró no solamente por la enfermedad de la niña, sino también por las carencias económicas que padecen desde hace tiempo y debido a la pobreza extrema en la que viven.
El matrimonio tiene siete hijos de entre 1 y 13 años. Agostina es la sexta.
Samuel, el papá, dejó su trabajo como peón rural para atender, durante las 24 horas del día, a su hija en el hospital.
En tanto, Malvina se encarga de todos los quehaceres de la casa, de cuidar al bebé y de atender a los demás chicos. Pero Malvina va y viene al hospital todos los días.
La familia Flores vive en el barrio 9 de Julio, en la pobreza.
Sobreviven solamente con los ingresos correspondientes a la asignación universal por hijo.
Desconsolada, Malvina comentó que golpeó todas las puertas para lograr trasladar a Agostina del hospital a su casa y de esa manera poder volver por fin a ser una familia como corresponde.
"Ella tenía que estar con sus hermanitos. Todos nos merecíamos volver a estar juntos como familia. Ahora que estamos juntos, tengo que ir todos los días al hospital para que me den lo que necesita para que la salud de mi hija no se deteriore hasta que la obra social me autorice la internación domiciliaria. Espero que lo hagan para que finalmente mi hija tenga todo lo que necesita y podamos estar tranquilos todos", finalizó esta mamá.
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Hace un mes, Agostina Flores (4), una pequeña que superó el síndrome de Guillain-Barré, pero que quedó con secuelas motrices, volvió finalmente a su casa, luego de vivir una año y medio en el hospital San Vicente de Paúl, de la ciudad de Orán.
Sin embargo, la burocracia de la obra social a la que pertenece obliga a Malvina, su mamá, a mendigar gasas, alcohol, pañales, leche y cánulas, entre otros elementos, en el nosocomio. Estos componentes son imprescindibles para la recuperación de la pequeña.
"Desde hace un mes Agostina cuenta con internación domiciliaria y, a pesar de eso, la obra social Profe no me autoriza los elementos que necesita Agostina", informó la mujer.
18 meses estuvo Agostina, de cuatro años, internada en el hospital San Vicente de Paúl, puesto que su familia vive en una precaria vivienda, ubicada en el barrio 9 de Julio, de Orán.
Agregó que esta situación se debe a que el médico auditor no firma los pedidos de insumos. "No quieren firmar los papeles. No entiendo la situación", dijo Malvina, al tiempo que destacó la loable actitud de los profesionales del hospital.
La pequeña necesita gasas, alcohol, pañales y leche, entre otros, para su internación domiciliaria. La comuna le construyó a la niña una habitación con todas las condiciones de higiene y temperatura necesarias.
"A diario, médicos, enfermeras y administrativos hacen lo imposible para que a Agostina no le falte nada", contó emocionada Malvina.
Además de los insumos, Agostina necesita urgente la atención de una enfermera y una visita domiciliaria por lo menos una vez a la semana para controlar el estado general de la menor.

Vivir en el hospital
Hasta hace un mes, Agostina estaba postrada en una camilla de las salas de Pediatría del hospital, donde se encontraba desde noviembre de 2013.
Si bien dada su buena recuperación, podría haber vuelto a casa antes, ello no fue posible porque la vivienda familiar era muy precaria y no contaba con los elementos necesarios para la atención de la pequeña.
Agostina necesitaba una habitación cerrada, con piso y techo de material para evitar que entre polvo al ambiente. A la niña le practicaron una traqueotomía para permitir una adecuada respiración.
Asimismo, requería de un ambiente climatizado con aire acondicionado y un baño en buenas condiciones, pero la familia no contaba con los recursos para acceder a todo esto.
La comuna tomó conocimiento de la situación y le construyó una habitación en la casa de los Flores, en el barrio 9 de Julio, con los elementos necesarios para que Agostina vuelva a reunirse con sus padres y sus seis hermanos.
Malvina, la madre, estuvo al frente de las gestiones peleando desde el primer momento para conseguir esta ayuda.
Oscar Pascual, secretario de Gobierno, se comprometió a conseguir los fondos. Y así construyeron el habitáculo para Agostina, que incluye aire acondicionado, televisor y los elementos médicos necesarios para seguir con el tratamiento.
La espera terminó, pero allí comenzó el calvario de lidiar con la obra social Profe que cobra pensiones no contributivas o por discapacidad.

La enfermedad
El síndrome de Guillain-Barré es un trastorno neurológico autoinmune. El sistema inmunitario ataca a una parte del sistema nervioso periférico. Los nervios no envían señales de forma eficaz y los músculos dejan de responder a las órdenes del cerebro. El resultado: incapacidad de sentir calor, dolor y otras sensaciones, además de paralizar progresivamente varios músculos del cuerpo.
Una familia que vive en la pobreza
La familia de Malvina y Samuel Flores, los papás de la pequeña Agostina, se desmembró no solamente por la enfermedad de la niña, sino también por las carencias económicas que padecen desde hace tiempo y debido a la pobreza extrema en la que viven.
El matrimonio tiene siete hijos de entre 1 y 13 años. Agostina es la sexta.
Samuel, el papá, dejó su trabajo como peón rural para atender, durante las 24 horas del día, a su hija en el hospital.
En tanto, Malvina se encarga de todos los quehaceres de la casa, de cuidar al bebé y de atender a los demás chicos. Pero Malvina va y viene al hospital todos los días.
La familia Flores vive en el barrio 9 de Julio, en la pobreza.
Sobreviven solamente con los ingresos correspondientes a la asignación universal por hijo.
Desconsolada, Malvina comentó que golpeó todas las puertas para lograr trasladar a Agostina del hospital a su casa y de esa manera poder volver por fin a ser una familia como corresponde.
"Ella tenía que estar con sus hermanitos. Todos nos merecíamos volver a estar juntos como familia. Ahora que estamos juntos, tengo que ir todos los días al hospital para que me den lo que necesita para que la salud de mi hija no se deteriore hasta que la obra social me autorice la internación domiciliaria. Espero que lo hagan para que finalmente mi hija tenga todo lo que necesita y podamos estar tranquilos todos", finalizó esta mamá.
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