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Disfunción eréctil: el alcohol es su principal enemigo | Hablemos de sexo

Sabado, 13 de junio de 2015 00:00
La disfunción eréctil es el término empleado para denominar la incapacidad repetida de alcanzar o mantener una erección lo suficientemente firme como para tener una relación sexual satisfactoria. Se trata de una disfunción sexual masculina de la que se ha advertido un crecimiento en los últimos años, especialmente entre los jóvenes. ¿Por qué?
Los jóvenes suelen comenzar a ingerir alcohol a la temprana edad de los 13 años o antes. Las consecuencias del abuso de consumo de alcohol son muy graves y afectan tanto al crecimiento como al desarrollo del sistema nervioso central.
Según los últimos estudios, el 75,1% de los adolescentes de 14-18 años ha consumido alcohol alguna vez en su vida; 6 de cada 10 adolescentes se han emborrachado alguna vez en su vida; y 1 de cada 3 lo ha hecho en los últimos 30 días.
"El alcohol retarda, distorsiona y enlentece la percepción y respuesta de nuestros sentidos como reflejos, visión, audición o respuesta sexual, ya que deprime el funcionamiento del sistema nervioso central", explica José Benítez, director médico de Boston Medical Group.
"Esto sucede tanto en el bebedor ocasional como en el habitual, ya que es consecuencia directa de una ingesta excesiva de alcohol, con la diferencia de que en los pacientes alcohólicos estos trastornos se van convirtiendo en crónicos y en ocasiones de carácter irreversible".
El alcohol inhibe las funciones del sistema nervioso, por lo que no se produce buena comunicación entre el estímulo y el cerebro.
El alcohol y los mitos
En torno al alcohol se han creado una serie de mitos, que los jóvenes aceptan como ciertos, como creer que las sustancias etílicas facilitan las relaciones interpersonales, incrementan la actividad y mejoran el funcionamiento sexual, ya que favorece la desinhibición del individuo en muchos casos. Pero la realidad es que el consumo de alcohol provoca trastornos en los mecanismos de la erección, produciendo disfunción eréctil transitoria, o crónica en muchos de los casos en los que se ha producido un abuso prolongado del alcohol.
José Benítez destaca también que "el alcohol inhibe el buen funcionamiento del sistema nervioso central, por lo que no se produce una correcta comunicación entre el estímulo y el cerebro, dando lugar a que el sistema circulatorio entorpezca la llegada de la sangre al pene, dificultando la erección, y por tanto la penetración y el coito".
El alcohol es la principal causa de los problemas de disfunción eréctil de los hombres entre 18 y 35 años, según un estudio de Boston Medical Group, alianza mundial de clínicas médicas especializadas en el tratamiento de disfunciones sexuales masculinas.
La investigación se ha llevado a cabo en varios países entre 447 hombres con problemas de disfunción eréctil, con edades comprendidas entre los 18 y los 35 años.
"En general, nuestra percepción es que unos hábitos de vida poco saludables como el abuso del alcohol, el consumo de drogas o el tabaco, tienen un impacto muy negativo en la salud general de los varones menores de 25 años, y como consecuencia también en su salud sexual", analiza el Dr. Benítez.
"Hay que tener en cuenta que, estos malos hábitos, a la larga tendrá consecuencias negativas en el correcto funcionamiento de otros órganos, ya que en muchas ocasiones la disfunción eréctil es el primer síntoma de que algo no está funcionando correctamente en nuestro organismo como problemas cardiovasculares o un funcionamiento anómalo del sistema nervioso central".
Por eso, la vida sana, el ejercicio y si acaso un consumo de alcohol moderado producen placer y permiten experimentar placer a la hora del sexo.
Todo exceso es malo y si comienza en años de juventud las consecuencias son peores.
BREVÍSIMAS...
Significados diversos de "sexo"
El sexo ¿es natural, o antinatural? Es una pregunta que desde muy jóvenes, nos hemos hecho. ¿Y qué decir del "sexo opuesto"? Por lo tanto, "el sexo" entre gente del "mismo sexo", es "antinatural". Ya podemos advertir la complejidad del fenómeno, al examinar, en todo este encomillado, la multiplicidad de significados.
El sexo, es.... ¿una categoría de persona....?, ¿una práctica....?, o ¿un género....? La tendencia biológica predominante, con el acento puesto en la actividad reproductiva, dice que la "decencia", lo "natural", "lo correcto" del comportamiento erótico, es el coito entre hombres y mujeres.
Durante el Siglo XVI, tomando las definiciones platónicas, se referían a esa escisión, división tajante, entre hombres y mujeres. Es decir, una división de género. Hoy, desde hace ya mucho tiempo, "tener sexo", es sinónimo de relación sexual. La extensión del significado en el uso y las costumbres, en nuestra cultura actual, es indicadora de un cambio que alcanza, también al término "sexualidad".
Se constata a diario, el "imperativo biológico", sobre todo, masculino, fuerza incontrolable que arrasa todo y que se instala como el tope de una pirámide, donde el coito heterosexual, domina todo, inclusive, las Parafilias más extrañas e infrecuentes. Este "imperativo biológico", justifica los hechos más aberrantes, la violación, la pedofilia, la degradación femenina, y el trato discriminatorio de las llamadas "minorías sexuales".
Durante los dos últimos siglos, esta visión, ha sido sostenida y apoyada, directa o indirectamente, por renombrados científicos: Kraftt-Ebing, Havelock Ellis, Magnus Hirschfeld, Sigmund Freud, tratando de descubrir el auténtico significado del sexo en sus diversas manifestaciones: sexualidad infantil, relaciones entre los sexos, influencia del "plasma germinal", hormonas y cromosomas, la naturaleza del "instinto sexual" y las causales múltiples de las hoy denominadas "Parafilias" sexuales. No llegaron a ninguna conclusión, aunque debemos reconocer, que tenemos mucho más conocimiento y elementos para discutir y desentrañar ese "misterio" del sexo.
Muchos autores, han enfatizado que, modernamente, la relación sexual, es la única fuente de felicidad, cualquiera sea la acepción que le otorguemos a este concepto. Todas los demás sectores tiempo dedicado al ocio, el tiempo libre- se consideran accesorios o secundarios.
La permisividad-compulsión, es notable. Es, en otras palabras, la obligación del placer. Esta compulsión, vuelve obligatoria, imperativa y reiterada, a medirse, compararse con los superhombres arquetípicos, a juzgarse por los rendimientos obtenidos. ¿Cuántos orgasmos? ¿Cuántas veces? ¿Cuántas parejas? ¿Cuánto tiempo?), o compararse con los publicados en los medios televisivos, pornográficos, de las revistas de los diarios o los anuncios comerciales (¿Cuántos centímetros?).
Todo esto, es función de la alienación, es decir, a vestir ropajes, preguntas poco o nada respondidas, hipocresía social, aprendizajes y enseñanzas imposibles, aparentar que se sabe, cuando todo se ignora, donde se ocultan los individuos, sus pesares, sus conflictos, su problemática en suma. Aparece la necesidad, el impulso a ser amado y tener satisfacción sexual, pero como una cosa natural.
Al contrario del imaginario social, la práctica concreta de la relación sexual es pequeña, desconocida, sobrevalorada, marginal. Solo ocupa una porción pequeña de la vida, tiene un carácter repetitivo que la vuelve tediosa, insulsa, plagada de conflictos y contradicciones, muy alejada de lo que todo el mundo desea, piensa y anhela.
Dr. Juan Carlos Kusnetzoff



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La disfunción eréctil es el término empleado para denominar la incapacidad repetida de alcanzar o mantener una erección lo suficientemente firme como para tener una relación sexual satisfactoria. Se trata de una disfunción sexual masculina de la que se ha advertido un crecimiento en los últimos años, especialmente entre los jóvenes. ¿Por qué?
Los jóvenes suelen comenzar a ingerir alcohol a la temprana edad de los 13 años o antes. Las consecuencias del abuso de consumo de alcohol son muy graves y afectan tanto al crecimiento como al desarrollo del sistema nervioso central.
Según los últimos estudios, el 75,1% de los adolescentes de 14-18 años ha consumido alcohol alguna vez en su vida; 6 de cada 10 adolescentes se han emborrachado alguna vez en su vida; y 1 de cada 3 lo ha hecho en los últimos 30 días.
"El alcohol retarda, distorsiona y enlentece la percepción y respuesta de nuestros sentidos como reflejos, visión, audición o respuesta sexual, ya que deprime el funcionamiento del sistema nervioso central", explica José Benítez, director médico de Boston Medical Group.
"Esto sucede tanto en el bebedor ocasional como en el habitual, ya que es consecuencia directa de una ingesta excesiva de alcohol, con la diferencia de que en los pacientes alcohólicos estos trastornos se van convirtiendo en crónicos y en ocasiones de carácter irreversible".
El alcohol inhibe las funciones del sistema nervioso, por lo que no se produce buena comunicación entre el estímulo y el cerebro.
El alcohol y los mitos
En torno al alcohol se han creado una serie de mitos, que los jóvenes aceptan como ciertos, como creer que las sustancias etílicas facilitan las relaciones interpersonales, incrementan la actividad y mejoran el funcionamiento sexual, ya que favorece la desinhibición del individuo en muchos casos. Pero la realidad es que el consumo de alcohol provoca trastornos en los mecanismos de la erección, produciendo disfunción eréctil transitoria, o crónica en muchos de los casos en los que se ha producido un abuso prolongado del alcohol.
José Benítez destaca también que "el alcohol inhibe el buen funcionamiento del sistema nervioso central, por lo que no se produce una correcta comunicación entre el estímulo y el cerebro, dando lugar a que el sistema circulatorio entorpezca la llegada de la sangre al pene, dificultando la erección, y por tanto la penetración y el coito".
El alcohol es la principal causa de los problemas de disfunción eréctil de los hombres entre 18 y 35 años, según un estudio de Boston Medical Group, alianza mundial de clínicas médicas especializadas en el tratamiento de disfunciones sexuales masculinas.
La investigación se ha llevado a cabo en varios países entre 447 hombres con problemas de disfunción eréctil, con edades comprendidas entre los 18 y los 35 años.
"En general, nuestra percepción es que unos hábitos de vida poco saludables como el abuso del alcohol, el consumo de drogas o el tabaco, tienen un impacto muy negativo en la salud general de los varones menores de 25 años, y como consecuencia también en su salud sexual", analiza el Dr. Benítez.
"Hay que tener en cuenta que, estos malos hábitos, a la larga tendrá consecuencias negativas en el correcto funcionamiento de otros órganos, ya que en muchas ocasiones la disfunción eréctil es el primer síntoma de que algo no está funcionando correctamente en nuestro organismo como problemas cardiovasculares o un funcionamiento anómalo del sistema nervioso central".
Por eso, la vida sana, el ejercicio y si acaso un consumo de alcohol moderado producen placer y permiten experimentar placer a la hora del sexo.
Todo exceso es malo y si comienza en años de juventud las consecuencias son peores.
BREVÍSIMAS...
Significados diversos de "sexo"
El sexo ¿es natural, o antinatural? Es una pregunta que desde muy jóvenes, nos hemos hecho. ¿Y qué decir del "sexo opuesto"? Por lo tanto, "el sexo" entre gente del "mismo sexo", es "antinatural". Ya podemos advertir la complejidad del fenómeno, al examinar, en todo este encomillado, la multiplicidad de significados.
El sexo, es.... ¿una categoría de persona....?, ¿una práctica....?, o ¿un género....? La tendencia biológica predominante, con el acento puesto en la actividad reproductiva, dice que la "decencia", lo "natural", "lo correcto" del comportamiento erótico, es el coito entre hombres y mujeres.
Durante el Siglo XVI, tomando las definiciones platónicas, se referían a esa escisión, división tajante, entre hombres y mujeres. Es decir, una división de género. Hoy, desde hace ya mucho tiempo, "tener sexo", es sinónimo de relación sexual. La extensión del significado en el uso y las costumbres, en nuestra cultura actual, es indicadora de un cambio que alcanza, también al término "sexualidad".
Se constata a diario, el "imperativo biológico", sobre todo, masculino, fuerza incontrolable que arrasa todo y que se instala como el tope de una pirámide, donde el coito heterosexual, domina todo, inclusive, las Parafilias más extrañas e infrecuentes. Este "imperativo biológico", justifica los hechos más aberrantes, la violación, la pedofilia, la degradación femenina, y el trato discriminatorio de las llamadas "minorías sexuales".
Durante los dos últimos siglos, esta visión, ha sido sostenida y apoyada, directa o indirectamente, por renombrados científicos: Kraftt-Ebing, Havelock Ellis, Magnus Hirschfeld, Sigmund Freud, tratando de descubrir el auténtico significado del sexo en sus diversas manifestaciones: sexualidad infantil, relaciones entre los sexos, influencia del "plasma germinal", hormonas y cromosomas, la naturaleza del "instinto sexual" y las causales múltiples de las hoy denominadas "Parafilias" sexuales. No llegaron a ninguna conclusión, aunque debemos reconocer, que tenemos mucho más conocimiento y elementos para discutir y desentrañar ese "misterio" del sexo.
Muchos autores, han enfatizado que, modernamente, la relación sexual, es la única fuente de felicidad, cualquiera sea la acepción que le otorguemos a este concepto. Todas los demás sectores tiempo dedicado al ocio, el tiempo libre- se consideran accesorios o secundarios.
La permisividad-compulsión, es notable. Es, en otras palabras, la obligación del placer. Esta compulsión, vuelve obligatoria, imperativa y reiterada, a medirse, compararse con los superhombres arquetípicos, a juzgarse por los rendimientos obtenidos. ¿Cuántos orgasmos? ¿Cuántas veces? ¿Cuántas parejas? ¿Cuánto tiempo?), o compararse con los publicados en los medios televisivos, pornográficos, de las revistas de los diarios o los anuncios comerciales (¿Cuántos centímetros?).
Todo esto, es función de la alienación, es decir, a vestir ropajes, preguntas poco o nada respondidas, hipocresía social, aprendizajes y enseñanzas imposibles, aparentar que se sabe, cuando todo se ignora, donde se ocultan los individuos, sus pesares, sus conflictos, su problemática en suma. Aparece la necesidad, el impulso a ser amado y tener satisfacción sexual, pero como una cosa natural.
Al contrario del imaginario social, la práctica concreta de la relación sexual es pequeña, desconocida, sobrevalorada, marginal. Solo ocupa una porción pequeña de la vida, tiene un carácter repetitivo que la vuelve tediosa, insulsa, plagada de conflictos y contradicciones, muy alejada de lo que todo el mundo desea, piensa y anhela.
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