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Cuando la fealdad no es para tanto | Historias de barrio

Domingo, 07 de junio de 2015 00:10
Consuelo para muchos. Piobbico es un pueblito medieval, ubicado cerca de Rimini, al noreste de Italia, que se auto proclamó "Capital Mundial de los feos".
Piobbico tiene alrededor de 2.000 habitantes y un club con 30.000 socios (el Club dei Brutti"), cuyo objetivo es "apoyar a quienes no salen de su casa para no arruinar el paisaje".
El club, fundado en 1879, posee un escudo en el que se destaca la figura del dios Vulcano, mítico protector de la fealdad, que fue arrojado a un despeñadero por su madre a causa de su "bruttezza", es decir, de su fealdad, y un lema: "La bruttezza è ná v irt. La belleza è schvitù". Traducido es posible leer: "La fealdad es una virtud. La belleza es esclavitud".
Bien. Esta referencia viene al caso porque recordamos en esta oportunidad a Esperidón Rosalindo Zaravia, "con zeta", como a él le gustaba señalar para diferenciarse de los miles de Saravia que han habitado y habitan este valle.
El personaje
El tal Esperidón era sobradamente merecedor de figurar en el cuadro de honor del nombrado Club dei brutti.
Nuestro Esperidón vivía en el barrio, no era un feo resignado, sino un feo entusiasta. Se podía decir que estaba conforme, y hasta complacido con su fealdad.
El vate Acuña y su inseparable amigo, el maestro Delmiro, para congraciarse con las chicas del Ateneo, aportaron la idea de organizar una kermés en la que se elegiría al feo más feo de todos los barrios. Esperidón aceptó encantado. Participaron feos de hasta barrios lejanos.
Y, lógicamente, ganó Esperidón, por lejos. Los otros competidores parecían Adonis a su lado.
Para darles a los lectores una idea de su fealdad, existe en la actualidad un caballero del gremio periodístico que tiene ganada fama de ser abundantemente feo, tanto es así que muchas personas suponen que es hijo, si ello fuese posible, de la desaparecida Mercedes Sosas y del ex canciller Dante Caputo. ¿Lo ubican? Pues, Esperidón era incontables veces más feo que él. ¡Así era de feo!
El vate le dedicó la coplita que sigue, acaso para que el Zaravia, con zeta, soportara el peso de su "bruttezza":
Aunque tenga facha bruta este mozo Esperidón, no es tan feo como dicen, él es sólo fulerón.
Y de ahí le quedó el mote de "el fulerón Zaravia". Para decir verdad, Esperidón no era un feo impresentable. Tenía linda estampa, si omitimos su "tosquedad de cara", como decía doña Florencia Velarde. Era alto y bien plantado. Además, era trabajador y poseía su capitalcito. Y sabía tomar las chanzas con una sonrisa. De esa forma, no causó demasiada sorpresa que se casara con la muy buena moza de la Esmeralda Castillo.
Pero el barrio es el barrio. Y algunas madres, cuando no las obedecían, amenazaban a su hijos:
"-Si no tomás la sopa y seguís incordiando le diré al Esperidón que te visite esta noche!".
Y esa noche los desobedientes tenían pesadillas. Tribulaciones de la fealdad.


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Consuelo para muchos. Piobbico es un pueblito medieval, ubicado cerca de Rimini, al noreste de Italia, que se auto proclamó "Capital Mundial de los feos".
Piobbico tiene alrededor de 2.000 habitantes y un club con 30.000 socios (el Club dei Brutti"), cuyo objetivo es "apoyar a quienes no salen de su casa para no arruinar el paisaje".
El club, fundado en 1879, posee un escudo en el que se destaca la figura del dios Vulcano, mítico protector de la fealdad, que fue arrojado a un despeñadero por su madre a causa de su "bruttezza", es decir, de su fealdad, y un lema: "La bruttezza è ná v irt. La belleza è schvitù". Traducido es posible leer: "La fealdad es una virtud. La belleza es esclavitud".
Bien. Esta referencia viene al caso porque recordamos en esta oportunidad a Esperidón Rosalindo Zaravia, "con zeta", como a él le gustaba señalar para diferenciarse de los miles de Saravia que han habitado y habitan este valle.
El personaje
El tal Esperidón era sobradamente merecedor de figurar en el cuadro de honor del nombrado Club dei brutti.
Nuestro Esperidón vivía en el barrio, no era un feo resignado, sino un feo entusiasta. Se podía decir que estaba conforme, y hasta complacido con su fealdad.
El vate Acuña y su inseparable amigo, el maestro Delmiro, para congraciarse con las chicas del Ateneo, aportaron la idea de organizar una kermés en la que se elegiría al feo más feo de todos los barrios. Esperidón aceptó encantado. Participaron feos de hasta barrios lejanos.
Y, lógicamente, ganó Esperidón, por lejos. Los otros competidores parecían Adonis a su lado.
Para darles a los lectores una idea de su fealdad, existe en la actualidad un caballero del gremio periodístico que tiene ganada fama de ser abundantemente feo, tanto es así que muchas personas suponen que es hijo, si ello fuese posible, de la desaparecida Mercedes Sosas y del ex canciller Dante Caputo. ¿Lo ubican? Pues, Esperidón era incontables veces más feo que él. ¡Así era de feo!
El vate le dedicó la coplita que sigue, acaso para que el Zaravia, con zeta, soportara el peso de su "bruttezza":
Aunque tenga facha bruta este mozo Esperidón, no es tan feo como dicen, él es sólo fulerón.
Y de ahí le quedó el mote de "el fulerón Zaravia". Para decir verdad, Esperidón no era un feo impresentable. Tenía linda estampa, si omitimos su "tosquedad de cara", como decía doña Florencia Velarde. Era alto y bien plantado. Además, era trabajador y poseía su capitalcito. Y sabía tomar las chanzas con una sonrisa. De esa forma, no causó demasiada sorpresa que se casara con la muy buena moza de la Esmeralda Castillo.
Pero el barrio es el barrio. Y algunas madres, cuando no las obedecían, amenazaban a su hijos:
"-Si no tomás la sopa y seguís incordiando le diré al Esperidón que te visite esta noche!".
Y esa noche los desobedientes tenían pesadillas. Tribulaciones de la fealdad.


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