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Alerta en el norte por los casos de leishmaniasis durante 2016

Miércoles, 21 de diciembre de 2016 01:30
Las lesiones cutáneas que produce la leishmaniasis.
Tras un trabajo de relevamiento y evaluación del Programa de Prevención y Orientación de Enfermedades Tropicales, los números relacionados con la leishmaniasis durante 2016, prenden luces de alerta entre los profesionales del área operativa 11, que abarca el departamento Orán, ya que se registraron 124 casos en lo que va del año, cifra similar a la del 2015, pero que supera con creces a las cifras del 2014, cuando se atendieron 39 pacientes con esta patología encuadrada dentro de las emergentes. Ante el aumento notable de casos, los profesionales del área 11 hicieron un enérgico reclamo por la falta de provisión de Glucantime, la droga específica para combatir esta lacerante enfermedad.
Hay tres formas principales de leishmaniasis: visceral (la forma más grave de la enfermedad, a menudo conocida como kala-azar), cutánea (la más común) y mucocutánea. La leishmaniasis es causada por un protozoo parásito del género Leishmania, transmitido por la picadura de flebótomos hembra infectados. La enfermedad, que afecta a las poblaciones más pobres del planeta, está asociada a la malnutrición, los desplazamientos de población, las malas condiciones de vivienda, la debilidad del sistema inmunitario y la falta de recursos. Las dietas bajas en proteínas, hierro, vitamina A y cinc aumentan el riesgo de que la infección progrese hacia el kala-azar.
En respuesta a la preocupación manifiesta de vecinos de barrios periféricos oranenses por los casos recurrentes de leishmaniasis y también de hantavirus (transmitida por un roedor), el gerente del hospital San Vicente de Paul, Nicanor Sosa, se mostró optimista con respecto a las cifras oficiales que maneja de los casos de hantavirus; y expresó su preocupación por los números de leishmaniasis: Sosa, por su parte, aseguró que hubo un descenso de casos confirmados este año: "Se atendieron este año 17 casos de hantavirus y hubo 2 muertes por esta enfermedad, mientras que el año pasado se registraron 30 casos y un fallecimiento", dijo.
La leishmaniasis está vinculada a los cambios ambientales, como la deforestación, la construcción de presas, los sistemas de riego y la urbanización. La pobreza aumenta el riesgo de leishmaniasis. Las malas condiciones de vivienda y las deficiencias de saneamiento de los hogares (por ejemplo, la ausencia de sistemas de gestión de residuos, alcantarillado abierto) pueden promover el desarrollo de los lugares de cría y reposo de los flebótomos y aumentar su acceso a la población humana. Los flebótomos se ven atraídos por el hacinamiento, ya que constituye una buena fuente de ingesta de sangre. Las pautas de comportamiento humano (por ejemplo, dormir a la intemperie o en el suelo) también es probable que aumenten el riesgo. El uso de mosquiteros tratados con insecticida reduce el riesgo.
Nicanor Sosa explicó que cada vez que se habla de hantavirus y de leishmaniasis se las relaciona con las zonas rurales, con alta vegetación o deforestación, entre otras variables, "pero comprobamos la presencia de los vectores de ambas enfermedades en muchos sectores periurbanos y urbanos. Por este motivo les pedimos a los vecinos que sean más cuidadosos con la higiene, con la limpieza de los terrenos baldíos, que mantengan los espacios desmalezados y, sobre todo, que pongan mayor atención en quienes practican la caza y la pesca en zonas donde abundan roedores y mosquitos transmisores de estas enfermedades".
Hantavirus y leshmaniasis, por mucho tiempo quedaron en el olvido. Sin embargo, en los últimos años se observó la reaparición de casos con mayor frecuencia, motivo por el cual las autoridades sanitarias advierten a la población sobre sus características y formas de prevención. Los expertos aseguran que el cambio climático que se viene produciendo en las últimas décadas, fenómeno caracterizado por las modificaciones en el clima como consecuencia de la influencia de la actividad humana, determina la aparición y el resurgimiento de algunas enfermedades que ya parecían olvidadas.
El gerente general del hospital de Orán, Sosa, dijo: "Desde el punto de vista epidemiológico tenemos que estar en alerta ante estas novedades. No hay que buscar culpables, sino trabajar intersectorialmente en el saneamiento ambiental. Las acciones que el hombre realiza en detrimento del medio ambiente vienen produciendo cambios en su entorno que favorecen la proliferación de vectores que transmiten enfermedades y algunas de ellas resurgen después de muchos años. No hay que detenerse en especulaciones inútiles cuando lo importante es buscar soluciones y alivio a las patologías emergentes que atendemos".
La leishmaniasis es una enfermedad tratable que puede curarse. La prevención y el control requieren una combinación de estrategias, ya que la transmisión se produce en un sistema biológico complejo que engloba el huésped humano, el parásito, el flebótomo vector, y, en algunos casos, un reservorio animal.
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Tras un trabajo de relevamiento y evaluación del Programa de Prevención y Orientación de Enfermedades Tropicales, los números relacionados con la leishmaniasis durante 2016, prenden luces de alerta entre los profesionales del área operativa 11, que abarca el departamento Orán, ya que se registraron 124 casos en lo que va del año, cifra similar a la del 2015, pero que supera con creces a las cifras del 2014, cuando se atendieron 39 pacientes con esta patología encuadrada dentro de las emergentes. Ante el aumento notable de casos, los profesionales del área 11 hicieron un enérgico reclamo por la falta de provisión de Glucantime, la droga específica para combatir esta lacerante enfermedad.
Hay tres formas principales de leishmaniasis: visceral (la forma más grave de la enfermedad, a menudo conocida como kala-azar), cutánea (la más común) y mucocutánea. La leishmaniasis es causada por un protozoo parásito del género Leishmania, transmitido por la picadura de flebótomos hembra infectados. La enfermedad, que afecta a las poblaciones más pobres del planeta, está asociada a la malnutrición, los desplazamientos de población, las malas condiciones de vivienda, la debilidad del sistema inmunitario y la falta de recursos. Las dietas bajas en proteínas, hierro, vitamina A y cinc aumentan el riesgo de que la infección progrese hacia el kala-azar.
En respuesta a la preocupación manifiesta de vecinos de barrios periféricos oranenses por los casos recurrentes de leishmaniasis y también de hantavirus (transmitida por un roedor), el gerente del hospital San Vicente de Paul, Nicanor Sosa, se mostró optimista con respecto a las cifras oficiales que maneja de los casos de hantavirus; y expresó su preocupación por los números de leishmaniasis: Sosa, por su parte, aseguró que hubo un descenso de casos confirmados este año: "Se atendieron este año 17 casos de hantavirus y hubo 2 muertes por esta enfermedad, mientras que el año pasado se registraron 30 casos y un fallecimiento", dijo.
La leishmaniasis está vinculada a los cambios ambientales, como la deforestación, la construcción de presas, los sistemas de riego y la urbanización. La pobreza aumenta el riesgo de leishmaniasis. Las malas condiciones de vivienda y las deficiencias de saneamiento de los hogares (por ejemplo, la ausencia de sistemas de gestión de residuos, alcantarillado abierto) pueden promover el desarrollo de los lugares de cría y reposo de los flebótomos y aumentar su acceso a la población humana. Los flebótomos se ven atraídos por el hacinamiento, ya que constituye una buena fuente de ingesta de sangre. Las pautas de comportamiento humano (por ejemplo, dormir a la intemperie o en el suelo) también es probable que aumenten el riesgo. El uso de mosquiteros tratados con insecticida reduce el riesgo.
Nicanor Sosa explicó que cada vez que se habla de hantavirus y de leishmaniasis se las relaciona con las zonas rurales, con alta vegetación o deforestación, entre otras variables, "pero comprobamos la presencia de los vectores de ambas enfermedades en muchos sectores periurbanos y urbanos. Por este motivo les pedimos a los vecinos que sean más cuidadosos con la higiene, con la limpieza de los terrenos baldíos, que mantengan los espacios desmalezados y, sobre todo, que pongan mayor atención en quienes practican la caza y la pesca en zonas donde abundan roedores y mosquitos transmisores de estas enfermedades".
Hantavirus y leshmaniasis, por mucho tiempo quedaron en el olvido. Sin embargo, en los últimos años se observó la reaparición de casos con mayor frecuencia, motivo por el cual las autoridades sanitarias advierten a la población sobre sus características y formas de prevención. Los expertos aseguran que el cambio climático que se viene produciendo en las últimas décadas, fenómeno caracterizado por las modificaciones en el clima como consecuencia de la influencia de la actividad humana, determina la aparición y el resurgimiento de algunas enfermedades que ya parecían olvidadas.
El gerente general del hospital de Orán, Sosa, dijo: "Desde el punto de vista epidemiológico tenemos que estar en alerta ante estas novedades. No hay que buscar culpables, sino trabajar intersectorialmente en el saneamiento ambiental. Las acciones que el hombre realiza en detrimento del medio ambiente vienen produciendo cambios en su entorno que favorecen la proliferación de vectores que transmiten enfermedades y algunas de ellas resurgen después de muchos años. No hay que detenerse en especulaciones inútiles cuando lo importante es buscar soluciones y alivio a las patologías emergentes que atendemos".
La leishmaniasis es una enfermedad tratable que puede curarse. La prevención y el control requieren una combinación de estrategias, ya que la transmisión se produce en un sistema biológico complejo que engloba el huésped humano, el parásito, el flebótomo vector, y, en algunos casos, un reservorio animal.
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