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El merendero del Santa Clara vivió una jornada feliz

Miércoles, 21 de diciembre de 2016 01:30
Los chicos que asisten al merendero posaron muy contentos para esta foto.
El merendero Los ojos de Jesús, ubicado en la zona norte de la Ciudad Termal juntó a una gran cantidad de niños y jóvenes para compartir un encuentro recreativo con el objetivo de integrar a los barrios de la zona.
Gracias a la colaboración recibida, muchos chicos pudieron disfrutar de un mediodía diferente. Jorge Romano es creador del merendero y explicó a El Tribuno la importancia de trabajar por los niños humildes que muchas veces no tienen para comer. "Decidimos juntar a los chicos de barrio de Las Leñitas, que está en la zona, junto a los que vienen diariamente para que compartan un almuerzo y aprovechen la oportunidad para relacionarse y eliminar las diferencias que puedan tener", dijo.
Romano se siente muy comprometido con la causa. No solo pretende hacer crecer el merendero sino que también desea la apertura en otros lugares de la ciudad. "Tengo que hablar con algunos vecinos del barrio Las Leñitas para hacer otro merendero allí. La idea está y la municipalidad me cedió un local así que es muy posible" indicó.
Otro de los barrios en donde le gustaría trabajar es el San Martín. "Nunca supe que Rosario podía estar pasando por tanta necesidad de hambre. A las familias no les alcanza el dinero y por ese motivo recurren a este tipo de lugares. Aquí se ven a diario las necesidades y por eso todas las donaciones que llegan, sea ropa o mercadería, lo reparto", subrayó.

"Los ojos de Jesús"

Quien hoy está a cargo del lugar, pasó por situaciones muy difíciles entre los cuales sobresalen una dura infancia y lo rebelde que fue con sus padres. Esto lo llevó a tener problemas muy graves de conducta. Con el tiempo, pudo salir de esa situación y allí se convenció que "fue Dios el que le estiro la mano para comenzar a hacer las cosas bien y volcar todo su testimonio a los chicos y jóvenes".
"Un día estaba comiendo en el centro y unos niños descalzos me pidieron comida. En ese momento los invite a sentarse a mi mesa y comimos juntos. Desde ese momento me puse a pensar que no había ningún lugar de contención para los chicos y comencé a trabajar para que el merendero comenzara a funcionar" relató.
Así, Romano cuenta que el centro vecinal del barrio Santa Clara estaba abandonado hacía 8 años y pensó que podía comenzar a darle un buen fin a ese lugar. "Empezamos hace dos años sin una moneda. Al principio los vecinos no me tenían confianza hasta que la gente comenzó a ver mi trabajo y ahora recibo ayuda de muchos".
Jorge, además de darles alimento a quienes asisten, también los orienta y aconseja para que no pasen por su misma experiencia: "Yo les enseño a los chicos a que hagan buenas amistades para que nunca caigan en la mala vida".

Talleres de contención

En el lugar también se brindan talleres a la juventud y uno de ellos es el de herrería. Allí asisten entre 8 y 12 adolescente de 14 a 16 años. "Mi hermano es el profesor y todo lo que hacen lo venden y lo reparten entre los que trabajaron. Están de 4 a 5 horas diarias aprendiendo con la idea es que no estén en la calle".
Otro de los talleres que esta pronto a concretarse es el de la huerta. De lo cosechado una parte será destinada al merendero y otra a la venta, para solventar muchos de los gastos que se deben cubrir. "El objetivo básico es contener a los niños y jóvenes", finalizó.
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El merendero Los ojos de Jesús, ubicado en la zona norte de la Ciudad Termal juntó a una gran cantidad de niños y jóvenes para compartir un encuentro recreativo con el objetivo de integrar a los barrios de la zona.
Gracias a la colaboración recibida, muchos chicos pudieron disfrutar de un mediodía diferente. Jorge Romano es creador del merendero y explicó a El Tribuno la importancia de trabajar por los niños humildes que muchas veces no tienen para comer. "Decidimos juntar a los chicos de barrio de Las Leñitas, que está en la zona, junto a los que vienen diariamente para que compartan un almuerzo y aprovechen la oportunidad para relacionarse y eliminar las diferencias que puedan tener", dijo.
Romano se siente muy comprometido con la causa. No solo pretende hacer crecer el merendero sino que también desea la apertura en otros lugares de la ciudad. "Tengo que hablar con algunos vecinos del barrio Las Leñitas para hacer otro merendero allí. La idea está y la municipalidad me cedió un local así que es muy posible" indicó.
Otro de los barrios en donde le gustaría trabajar es el San Martín. "Nunca supe que Rosario podía estar pasando por tanta necesidad de hambre. A las familias no les alcanza el dinero y por ese motivo recurren a este tipo de lugares. Aquí se ven a diario las necesidades y por eso todas las donaciones que llegan, sea ropa o mercadería, lo reparto", subrayó.

"Los ojos de Jesús"

Quien hoy está a cargo del lugar, pasó por situaciones muy difíciles entre los cuales sobresalen una dura infancia y lo rebelde que fue con sus padres. Esto lo llevó a tener problemas muy graves de conducta. Con el tiempo, pudo salir de esa situación y allí se convenció que "fue Dios el que le estiro la mano para comenzar a hacer las cosas bien y volcar todo su testimonio a los chicos y jóvenes".
"Un día estaba comiendo en el centro y unos niños descalzos me pidieron comida. En ese momento los invite a sentarse a mi mesa y comimos juntos. Desde ese momento me puse a pensar que no había ningún lugar de contención para los chicos y comencé a trabajar para que el merendero comenzara a funcionar" relató.
Así, Romano cuenta que el centro vecinal del barrio Santa Clara estaba abandonado hacía 8 años y pensó que podía comenzar a darle un buen fin a ese lugar. "Empezamos hace dos años sin una moneda. Al principio los vecinos no me tenían confianza hasta que la gente comenzó a ver mi trabajo y ahora recibo ayuda de muchos".
Jorge, además de darles alimento a quienes asisten, también los orienta y aconseja para que no pasen por su misma experiencia: "Yo les enseño a los chicos a que hagan buenas amistades para que nunca caigan en la mala vida".

Talleres de contención

En el lugar también se brindan talleres a la juventud y uno de ellos es el de herrería. Allí asisten entre 8 y 12 adolescente de 14 a 16 años. "Mi hermano es el profesor y todo lo que hacen lo venden y lo reparten entre los que trabajaron. Están de 4 a 5 horas diarias aprendiendo con la idea es que no estén en la calle".
Otro de los talleres que esta pronto a concretarse es el de la huerta. De lo cosechado una parte será destinada al merendero y otra a la venta, para solventar muchos de los gastos que se deben cubrir. "El objetivo básico es contener a los niños y jóvenes", finalizó.
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