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Sabado, 31 de diciembre de 2016 01:30
La policía en el lugar, en busca de testimonios. Agencia
Para una alta fuente de seguridad de la zona, el mercado negro de armas en la frontera es un negocio en alza.
Se trafican armas hacia Bolivia pero solo de gran calibre, en su mayoría armas de uso militar.
En los últimos tiempos muchas fuerzas de seguridad sufrieron el robo sistemático de sus armas reglamentarias, ya sea en procedimientos o a sus subalternos en distintas oportunidades.
Estas armas son vendidas a precio de oro entre los integrantes de las distintas bandas que operan en la frontera argentino boliviana.
Los últimos robos o los públicos fueron muchos, el último el de un cabo que presta servicios en el cuerpo de infantería que pertenece a la Unidad Regional 4 con asiento en Tartagal, quien denunció que desde su mochila le sustrajeron su arma reglamentaria, una pistola 9 milímetros. Según su denuncia, reparó que no tenía su arma cuando regresó a la UR4 luego de haber sido convocado por un incidente en el edificio municipal en Salvador Mazza. A este tipo de incidentes los efectivos de infantería acuden sin sus armas, por lo que la 9 milímetros quedó guardada en su mochila. Cuando regresó pasadas las 13.30 del día 29 el cabo se dio cuenta que el arma ya no estaba dentro de su mochila. Es al menos el cuarto incidente en el que se sustraen armas reglamentarias pertenecientes al personal policial. Otros hechos sucedieron en Coronel Cornejo y en Acambuco; en ambos casos las armas que se desaparecieron eran pistolas ametralladoras FMK 3 que utiliza la Policía en caso de situaciones de mucha gravedad. El arma dispara 40 proyectiles por cada ráfaga y tiene un alcance de 100 metros.
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Para una alta fuente de seguridad de la zona, el mercado negro de armas en la frontera es un negocio en alza.
Se trafican armas hacia Bolivia pero solo de gran calibre, en su mayoría armas de uso militar.
En los últimos tiempos muchas fuerzas de seguridad sufrieron el robo sistemático de sus armas reglamentarias, ya sea en procedimientos o a sus subalternos en distintas oportunidades.
Estas armas son vendidas a precio de oro entre los integrantes de las distintas bandas que operan en la frontera argentino boliviana.
Los últimos robos o los públicos fueron muchos, el último el de un cabo que presta servicios en el cuerpo de infantería que pertenece a la Unidad Regional 4 con asiento en Tartagal, quien denunció que desde su mochila le sustrajeron su arma reglamentaria, una pistola 9 milímetros. Según su denuncia, reparó que no tenía su arma cuando regresó a la UR4 luego de haber sido convocado por un incidente en el edificio municipal en Salvador Mazza. A este tipo de incidentes los efectivos de infantería acuden sin sus armas, por lo que la 9 milímetros quedó guardada en su mochila. Cuando regresó pasadas las 13.30 del día 29 el cabo se dio cuenta que el arma ya no estaba dentro de su mochila. Es al menos el cuarto incidente en el que se sustraen armas reglamentarias pertenecientes al personal policial. Otros hechos sucedieron en Coronel Cornejo y en Acambuco; en ambos casos las armas que se desaparecieron eran pistolas ametralladoras FMK 3 que utiliza la Policía en caso de situaciones de mucha gravedad. El arma dispara 40 proyectiles por cada ráfaga y tiene un alcance de 100 metros.
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