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María Amelia Fuentes Marrupe: "Ningún niño sale indemne de una vida donde la violencia es la protagonista"

Jueves, 10 de marzo de 2016 01:30
María Amelia Fuentes Marrupe es abogada y desde el año 2010 tiene sobre sus hombros la responsabilidad de coordinar la Oficina de Violencia Familiar (OVIF), que fue creada por la Corte de Justicia de Salta a los fines de abordar, con profesionales especializados, este problema complejo que afecta a toda la sociedad.
El organismo actualmente cuenta con 50 profesionales de los cuales 13 son psicólogas, 12 trabajadoras sociales, 12 abogadas, una psicopedagoga y personal administrativo especialmente preparado para afrontar estas situaciones.
La OVIF es una boca de recepción de denuncias, pero no es la única. Las comisarías también lo son y la mayoría de ellas cuentan con un operador VIF (Violencia Intrafamiliar) para asesorar, acompañar e informar al juez de turno si así lo requiere el caso. Además, reciben informes que llegan desde las escuelas, salitas de salud y hospitales, entre otros. También están a cargo de la elaboración de las estadísticas que son herramientas fundamentales a la hora de elaborar políticas públicas.
En los problemas de violencia familiar los niños son las víctimas silenciosas, ya sea porque son testigos directos de los hechos, o ellos mismos son víctimas de los golpes y el destrato. En su mayoría, las víctimas que luego aparecen en las crónicas policiales son madres de niños pequeños, cuyas vidas quedan marcadas a fuego por la violencia. De alguna manera, es un capítulo de la tragedia que queda invisibilizado.
Aunque no sean ellos directamente los golpeados, la violencia estará presente siempre en sus vidas porque ahí es cuando comienza a estructurarse su personalidad, ya sea como víctimas o como victimarios si no se toman medidas de prevención. Por eso, uno de los modos más importantes de prevenir la violencia intrafamiliar es trabajar con los niños y cuidar de ellos. Para hablar de estos temas conversamos con Fuentes Marrupe, quien recibió a El Tribuno en su despacho.
Hay que trabajar en la prevención de la violencia. Hay que potenciar los buenos vínculos, las relaciones pacíficas.
¿Cuántas son las denuncias por violencia que se reciben por día?
Estamos entre 80 y 120 por día. Esto es lo que entra en crudo. Los profesionales de la oficina analizan caso por caso. No todos son temas de violencia, sino que se dan situaciones que se resuelven por otras vías. Hay que distinguir las situaciones conflictivas de las de violencia. Esos casos quedan en un estadio de reserva y son aproximadamente un 25% del total. El resto se manda de inmediato al juez.
Cuando hablamos de violencia se tienen en cuenta las diferentes modalidades: físicas, verbales, psicológicas, sexuales y económicas, entre otras.
¿Cuál es el lugar de los niños en estas denuncias?
Bueno, se dan dos tipos de casos, la mujer que dice "me pega, me insulta...", cuenta lo que le ocurre a ella y no visualiza que sus hijos son víctimas también porque presencian estos hechos, aunque no reciban los golpes. Y después están las otras mamás que tienen un nivel de alarma más alto que vienen y cuentan su historia y la de sus hijos. Saben que no hace falta llegar al golpe para que haya violencia sobre sus hijos. Y cuando ellas no lo dicen explícitamente, surge del análisis de los profesionales. El trabajo exquisito de este equipo es poder detectar aquellos problemas que la víctima no puede ver porque tiene mucho miedo, porque está muy asustada, porque tiene vergenza, en fin, por una serie de razones. A veces no logran ver la violencia porque la tienen naturalizada. Incluso hay mujeres que soportan ellas, y por lo tanto sus hijos, una serie de abusos y de excesos para poder mantener la familia unida.
¿Cómo se trabaja con los niños?
Nosotros no trabajamos con los niños, sino que receptamos la denuncia. Somos el primer eslabón. La contención y el seguimiento de la víctima los hace el ejecutivo provincial y municipal a través de programas específicos. Ellos acompañan a las víctimas a desandar estos caminos y a crear vínculos sanos. Pero si bien esta oficina no trabaja específicamente con los niños, sí detectamos cuando un niño está viviendo situaciones de violencia y de inmediato ponemos en conocimiento del juez el riesgo en que se encuentran.
Es muy común que cuando la mamá viene a denunciar, lo haga acompañada de sus pequeños. A veces salen desesperadas a buscar ayuda y los niños están sin comer, a veces no tienen ni un pañal para cambiarlos. Por eso se creó la sala de niños, que es un lugar de contención que está a cargo de una psicopedagoga. En el momento en que la madre realiza la denuncia se lleva a los niños a esa sala para abstraerlos de esa situación y que no tengan que estar escuchando el relato de situaciones traumáticas. Sin embargo muchas veces en esa instancia de juego se pueden observar conductas que tienen que ver con lo que viven diariamente. A veces tenemos que orientar al papá o a la mamá sobre la situación que está atravesando el niño. Hay que tener en cuenta que ningún niño sale indemne de una situación donde la violencia es la protagonista. Llega a ser tan cruel el nivel de violencia que les afecta el aprendizaje escolar y las conductas sociales. Les cuesta establecer relaciones sociales, tener amigos y compartir con otros. Nosotros tenemos una intervención limitada dentro de lo que la naturaleza de esta oficina lo permite. No es un espacio terapéutico, pero es un espacio de contención.
Hay que contener a los niños a través de redes en los barrios. La gente tiene herramientas para salir de la violencia.
¿Qué sucede cuándo la que ejerce violencia contra los niños es la propia madre?
Estas son denuncias muy frecuentes que hacen por lo general las abuelas en contra de sus hijas por el maltrato a los niños, sus nietos en estos casos. Aquí lo primero que se hace es una evaluación de la situación, después la Justicia envía un trabajador social para ver cómo son las cosas. Mientras tanto se busca a un adulto que se haga cargo de los niños hasta que se esclarezca la situación.
A veces se va trabajando con uno de los padres porque puede ser que el violento sea uno y el otro pasivamente lo va permitiendo. Si esto no se logra, se busca a un tercero que cuide de los niños.
¿Cuántas denuncias hay por violencia hacia niños?
La mayoría de los casos en donde hay denuncias en relación con niños son aquellas en las que la mujer es la víctima directa. Hay otras situaciones en donde los denunciantes no son del círculo conviviente, sino que son vecinos, testigos. Aquí se podría decir que el promedio de denuncias es de 20 casos mensuales.
¿La violencia es producto de las adicciones o el alcohol?
No. Lo que hace el alcohol o las sustancias es potenciar la violencia, pero en realidad forma parte de la estructura de la personalidad. Eso de que es bueno, pero me pega cuando está borracho, no es así. Cuando no toma la insulta, la agrede verbalmente, moralmente y los niños son testigos de todo esto. Lo que ocurre es que quedan desdibujados. Aquí lo importante es prevenir. Toda la normativa está orientada a prevenir, sancionar y erradicar la violencia. Nosotros como OVIF estamos en el medio. Sabemos que la situación de los niños judicializados la sigue el Ministerio de Primera Infancia, pero eso no es trabajar en la prevención.
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María Amelia Fuentes Marrupe es abogada y desde el año 2010 tiene sobre sus hombros la responsabilidad de coordinar la Oficina de Violencia Familiar (OVIF), que fue creada por la Corte de Justicia de Salta a los fines de abordar, con profesionales especializados, este problema complejo que afecta a toda la sociedad.
El organismo actualmente cuenta con 50 profesionales de los cuales 13 son psicólogas, 12 trabajadoras sociales, 12 abogadas, una psicopedagoga y personal administrativo especialmente preparado para afrontar estas situaciones.
La OVIF es una boca de recepción de denuncias, pero no es la única. Las comisarías también lo son y la mayoría de ellas cuentan con un operador VIF (Violencia Intrafamiliar) para asesorar, acompañar e informar al juez de turno si así lo requiere el caso. Además, reciben informes que llegan desde las escuelas, salitas de salud y hospitales, entre otros. También están a cargo de la elaboración de las estadísticas que son herramientas fundamentales a la hora de elaborar políticas públicas.
En los problemas de violencia familiar los niños son las víctimas silenciosas, ya sea porque son testigos directos de los hechos, o ellos mismos son víctimas de los golpes y el destrato. En su mayoría, las víctimas que luego aparecen en las crónicas policiales son madres de niños pequeños, cuyas vidas quedan marcadas a fuego por la violencia. De alguna manera, es un capítulo de la tragedia que queda invisibilizado.
Aunque no sean ellos directamente los golpeados, la violencia estará presente siempre en sus vidas porque ahí es cuando comienza a estructurarse su personalidad, ya sea como víctimas o como victimarios si no se toman medidas de prevención. Por eso, uno de los modos más importantes de prevenir la violencia intrafamiliar es trabajar con los niños y cuidar de ellos. Para hablar de estos temas conversamos con Fuentes Marrupe, quien recibió a El Tribuno en su despacho.
Hay que trabajar en la prevención de la violencia. Hay que potenciar los buenos vínculos, las relaciones pacíficas.
¿Cuántas son las denuncias por violencia que se reciben por día?
Estamos entre 80 y 120 por día. Esto es lo que entra en crudo. Los profesionales de la oficina analizan caso por caso. No todos son temas de violencia, sino que se dan situaciones que se resuelven por otras vías. Hay que distinguir las situaciones conflictivas de las de violencia. Esos casos quedan en un estadio de reserva y son aproximadamente un 25% del total. El resto se manda de inmediato al juez.
Cuando hablamos de violencia se tienen en cuenta las diferentes modalidades: físicas, verbales, psicológicas, sexuales y económicas, entre otras.
¿Cuál es el lugar de los niños en estas denuncias?
Bueno, se dan dos tipos de casos, la mujer que dice "me pega, me insulta...", cuenta lo que le ocurre a ella y no visualiza que sus hijos son víctimas también porque presencian estos hechos, aunque no reciban los golpes. Y después están las otras mamás que tienen un nivel de alarma más alto que vienen y cuentan su historia y la de sus hijos. Saben que no hace falta llegar al golpe para que haya violencia sobre sus hijos. Y cuando ellas no lo dicen explícitamente, surge del análisis de los profesionales. El trabajo exquisito de este equipo es poder detectar aquellos problemas que la víctima no puede ver porque tiene mucho miedo, porque está muy asustada, porque tiene vergenza, en fin, por una serie de razones. A veces no logran ver la violencia porque la tienen naturalizada. Incluso hay mujeres que soportan ellas, y por lo tanto sus hijos, una serie de abusos y de excesos para poder mantener la familia unida.
¿Cómo se trabaja con los niños?
Nosotros no trabajamos con los niños, sino que receptamos la denuncia. Somos el primer eslabón. La contención y el seguimiento de la víctima los hace el ejecutivo provincial y municipal a través de programas específicos. Ellos acompañan a las víctimas a desandar estos caminos y a crear vínculos sanos. Pero si bien esta oficina no trabaja específicamente con los niños, sí detectamos cuando un niño está viviendo situaciones de violencia y de inmediato ponemos en conocimiento del juez el riesgo en que se encuentran.
Es muy común que cuando la mamá viene a denunciar, lo haga acompañada de sus pequeños. A veces salen desesperadas a buscar ayuda y los niños están sin comer, a veces no tienen ni un pañal para cambiarlos. Por eso se creó la sala de niños, que es un lugar de contención que está a cargo de una psicopedagoga. En el momento en que la madre realiza la denuncia se lleva a los niños a esa sala para abstraerlos de esa situación y que no tengan que estar escuchando el relato de situaciones traumáticas. Sin embargo muchas veces en esa instancia de juego se pueden observar conductas que tienen que ver con lo que viven diariamente. A veces tenemos que orientar al papá o a la mamá sobre la situación que está atravesando el niño. Hay que tener en cuenta que ningún niño sale indemne de una situación donde la violencia es la protagonista. Llega a ser tan cruel el nivel de violencia que les afecta el aprendizaje escolar y las conductas sociales. Les cuesta establecer relaciones sociales, tener amigos y compartir con otros. Nosotros tenemos una intervención limitada dentro de lo que la naturaleza de esta oficina lo permite. No es un espacio terapéutico, pero es un espacio de contención.
Hay que contener a los niños a través de redes en los barrios. La gente tiene herramientas para salir de la violencia.
¿Qué sucede cuándo la que ejerce violencia contra los niños es la propia madre?
Estas son denuncias muy frecuentes que hacen por lo general las abuelas en contra de sus hijas por el maltrato a los niños, sus nietos en estos casos. Aquí lo primero que se hace es una evaluación de la situación, después la Justicia envía un trabajador social para ver cómo son las cosas. Mientras tanto se busca a un adulto que se haga cargo de los niños hasta que se esclarezca la situación.
A veces se va trabajando con uno de los padres porque puede ser que el violento sea uno y el otro pasivamente lo va permitiendo. Si esto no se logra, se busca a un tercero que cuide de los niños.
¿Cuántas denuncias hay por violencia hacia niños?
La mayoría de los casos en donde hay denuncias en relación con niños son aquellas en las que la mujer es la víctima directa. Hay otras situaciones en donde los denunciantes no son del círculo conviviente, sino que son vecinos, testigos. Aquí se podría decir que el promedio de denuncias es de 20 casos mensuales.
¿La violencia es producto de las adicciones o el alcohol?
No. Lo que hace el alcohol o las sustancias es potenciar la violencia, pero en realidad forma parte de la estructura de la personalidad. Eso de que es bueno, pero me pega cuando está borracho, no es así. Cuando no toma la insulta, la agrede verbalmente, moralmente y los niños son testigos de todo esto. Lo que ocurre es que quedan desdibujados. Aquí lo importante es prevenir. Toda la normativa está orientada a prevenir, sancionar y erradicar la violencia. Nosotros como OVIF estamos en el medio. Sabemos que la situación de los niños judicializados la sigue el Ministerio de Primera Infancia, pero eso no es trabajar en la prevención.
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