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Insoportable hedor que contamina el aire del pueblo

Miércoles, 16 de marzo de 2016 00:30
<div>Vista aérea de la curtiembre que se encuentra en el centro de Rosario de Lerma. Corresponsal</div>
Vista aérea de la curtiembre que se encuentra en el centro de Rosario de Lerma. Corresponsal
Al acostumbrado tufillo que proviene desde hace años de una curtiembre, ahora se suma la fetidez, de lo que aparenta ser estiércol, que proviene de campos cercanos a la ciudad. Vecinos y alumnos de un colegio apenas pueden respirar. Otra vez la misma historia. Otra vez algo huele mal en la ciudad. El aire tiene olor a podrido y bosta. Pasan las semanas y todo sigue igual. Los rosarinos están acostumbrados a este ambiente fétido atribuido a la curtiembre que está instalada en pleno centro de la ciudad. Pero ahora, los aires nauseabundos tienen al parecer competencia... y huele peor.
Al mediodía y a la tarde. A la hora de la oración. El recurrente olor se esparce con los vientos por toda la ciudad. Ya hubo vecinos que se descompusieron al no poder respirar libremente el aire puro. Es imposible salir a practicar actividades deportivas. En las escuelas los docentes abren las ventanas para tratar de ventilar las aulas.
Desde el área de Producción Sustentable de la municipalidad aclaran que son dos temas diferentes, mejor dicho dos olores diferentes, que tienen a mal traer a los vecinos.
"Lo de la curtiembre es un tema que venimos siguiendo de cerca, desde que asumió la nueva gestión municipal. Junto a la comisión de medio ambiente del Concejo Deliberantes hemos notificado a la empresa. Hemos exigido que utilicen todos los productos necesarios para atenuar estos olores. La curtiembre informa cada vez que limpian sus piletones. Las condiciones meteorológicas imperantes no ayudan a que se disipen rápidamente estos olores", comentó a El Tribuno Martín Elías, a cargo de Producción Sustentable de la comuna.
Pero las emanaciones continúan a diario. La empresa quedó en medio de la ciudad en estos años. Desde gestiones anteriores y con las firmes promesas electorales de cambiar esta situación, pareciera que los olores terminaron por tapar aquellas ilusas soluciones de traslado y cambios en el sistema de producción.
A metros de la curtiembre está ubicado el macrocentro de la ciudad de Rosario de Lerma. Llamativamente sobre la calle 9 de Julio, donde funciona la firma, son pocos los comercios existentes. Las viviendas se venden a bajo costo y algunos vecinos fallecieron a causa de extrañas enfermedades. Contiguo a la empresa está ubicado un colegio privado con los niveles, inicial, primario y secundario.
La historia ya es conocida en la ciudad. La gente comenta la situación por lo bajo. No quieren fotos que identifiquen sus opiniones. El miedo sigue latente. La utilización de la frase "de la empresa dependen 160 familias", se vuelve a escuchar. Nadie se pone los pantalones largos para pensar en cómo desarrollar la ciudad para los próximos años.
"Que allí no puede estar". "Que con esos olores no se pude hablar de calidad de vida para los pobladores", son algunas de las frases que se escuchan. Del lado de la empresa, retumba la respuesta: "Cuando se instaló la empresa habitaban apenas 5 mil personas. Hoy son 40 mil pobladores". Pero no explican cómo solucionar el olor a podrido que se siente en la ciudad.

Nuevo tufillo

"No tenemos certeza de donde vienen estos nuevos olores que denuncian los vecinos. Hemos salido a recorrer la zona y a hablar con los productores que tienen ganado o y emprendimientos del tipo cárnico, como chanchos, vacunos y las granjas de pollos. Hemos advertido de los cuidados para limpiar sus instalaciones y los depósitos del desperdicio. Con las lluvias se hace complicado realizar estas tareas. Vivimos en una zona de producción agrícola. Es difícil no tener olor a campo" contó Elías a El Tribuno.
Desde el municipio se convocó a Medio Ambiente de la provincia semanas atrás para buscar con la estructura y personal adecuado, que carece la comuna, las causas de estos problemas ambientales.
Según los vecinos, los olores provienen de un emprendimiento en la zona del Paraje San Martín. El viento de esta época lo lleva a la ciudad y se suma a los tufos de la curtiembre. Un coctel de olores desagradables y que contaminan el aire puro de los vecinos.

Quejas por Facebook

Los vecinos se quejaron estos día por las redes sociales. "El olor nauseabundo de la curtiembre nos está matando!!! Funcionarios hagan algo!!! Medio Ambiente, Intendencia!!! Por favor!!!", bramó Mirta C. en su perfil de Facebook. "Los hedores abundan por los cuatro puntos cardinales", aportó Ma V. "Cada día peor. Ahora también el olor a chiquero. El aire de todo el pueblo está contaminado. Nos están matando", opinó Judith A.

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Vista aérea de la curtiembre que se encuentra en el centro de Rosario de Lerma. Corresponsal
Al acostumbrado tufillo que proviene desde hace años de una curtiembre, ahora se suma la fetidez, de lo que aparenta ser estiércol, que proviene de campos cercanos a la ciudad. Vecinos y alumnos de un colegio apenas pueden respirar. Otra vez la misma historia. Otra vez algo huele mal en la ciudad. El aire tiene olor a podrido y bosta. Pasan las semanas y todo sigue igual. Los rosarinos están acostumbrados a este ambiente fétido atribuido a la curtiembre que está instalada en pleno centro de la ciudad. Pero ahora, los aires nauseabundos tienen al parecer competencia... y huele peor.
Al mediodía y a la tarde. A la hora de la oración. El recurrente olor se esparce con los vientos por toda la ciudad. Ya hubo vecinos que se descompusieron al no poder respirar libremente el aire puro. Es imposible salir a practicar actividades deportivas. En las escuelas los docentes abren las ventanas para tratar de ventilar las aulas.
Desde el área de Producción Sustentable de la municipalidad aclaran que son dos temas diferentes, mejor dicho dos olores diferentes, que tienen a mal traer a los vecinos.
"Lo de la curtiembre es un tema que venimos siguiendo de cerca, desde que asumió la nueva gestión municipal. Junto a la comisión de medio ambiente del Concejo Deliberantes hemos notificado a la empresa. Hemos exigido que utilicen todos los productos necesarios para atenuar estos olores. La curtiembre informa cada vez que limpian sus piletones. Las condiciones meteorológicas imperantes no ayudan a que se disipen rápidamente estos olores", comentó a El Tribuno Martín Elías, a cargo de Producción Sustentable de la comuna.
Pero las emanaciones continúan a diario. La empresa quedó en medio de la ciudad en estos años. Desde gestiones anteriores y con las firmes promesas electorales de cambiar esta situación, pareciera que los olores terminaron por tapar aquellas ilusas soluciones de traslado y cambios en el sistema de producción.
A metros de la curtiembre está ubicado el macrocentro de la ciudad de Rosario de Lerma. Llamativamente sobre la calle 9 de Julio, donde funciona la firma, son pocos los comercios existentes. Las viviendas se venden a bajo costo y algunos vecinos fallecieron a causa de extrañas enfermedades. Contiguo a la empresa está ubicado un colegio privado con los niveles, inicial, primario y secundario.
La historia ya es conocida en la ciudad. La gente comenta la situación por lo bajo. No quieren fotos que identifiquen sus opiniones. El miedo sigue latente. La utilización de la frase "de la empresa dependen 160 familias", se vuelve a escuchar. Nadie se pone los pantalones largos para pensar en cómo desarrollar la ciudad para los próximos años.
"Que allí no puede estar". "Que con esos olores no se pude hablar de calidad de vida para los pobladores", son algunas de las frases que se escuchan. Del lado de la empresa, retumba la respuesta: "Cuando se instaló la empresa habitaban apenas 5 mil personas. Hoy son 40 mil pobladores". Pero no explican cómo solucionar el olor a podrido que se siente en la ciudad.

Nuevo tufillo

"No tenemos certeza de donde vienen estos nuevos olores que denuncian los vecinos. Hemos salido a recorrer la zona y a hablar con los productores que tienen ganado o y emprendimientos del tipo cárnico, como chanchos, vacunos y las granjas de pollos. Hemos advertido de los cuidados para limpiar sus instalaciones y los depósitos del desperdicio. Con las lluvias se hace complicado realizar estas tareas. Vivimos en una zona de producción agrícola. Es difícil no tener olor a campo" contó Elías a El Tribuno.
Desde el municipio se convocó a Medio Ambiente de la provincia semanas atrás para buscar con la estructura y personal adecuado, que carece la comuna, las causas de estos problemas ambientales.
Según los vecinos, los olores provienen de un emprendimiento en la zona del Paraje San Martín. El viento de esta época lo lleva a la ciudad y se suma a los tufos de la curtiembre. Un coctel de olores desagradables y que contaminan el aire puro de los vecinos.

Quejas por Facebook

Los vecinos se quejaron estos día por las redes sociales. "El olor nauseabundo de la curtiembre nos está matando!!! Funcionarios hagan algo!!! Medio Ambiente, Intendencia!!! Por favor!!!", bramó Mirta C. en su perfil de Facebook. "Los hedores abundan por los cuatro puntos cardinales", aportó Ma V. "Cada día peor. Ahora también el olor a chiquero. El aire de todo el pueblo está contaminado. Nos están matando", opinó Judith A.

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