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Jorge Nazar: "Luché seis años contra la soberbia y la negligencia, pero se hizo justicia"

Domingo, 24 de abril de 2016 01:30
Jorge Nazar, padre de María Silvia Nazar, víctima de mala praxis. Pablo Yapura
El jueves que pasó, después de escuchar la sentencia dictada por el juez Marcelo Rubio, vocal de la sala V del Tribunal de Juicio, contra Pantaleón Saladino y Luis Folco que les dictó la inhabilitación para ejercer la medicina por cinco años, además de dos años de prisión condicional, Jorge Nazar sintió que respiraba nuevamente. "Esto no me devuelve a mi hija, pero se hizo justicia".
El juez Rubio encontró que tanto Saladino como Folco fueron responsables del delito de homicidio culposo en contra de la estudiante avanzada de abogacía María Silvia Nazar, de 20 años, ocurrida en 2010.
El 16 de abril de ese año, María Silvia se descompuso en la Universidad Católica y fue trasladada al Sanatorio Parque, donde la vio el médico de guardia que pidió una interconsulta con el neurocirujano Pantaleón Saladino. Es especialista llegó una hora después, le diagnosticó estrés y la mandó a la casa a descansar. A partir de allí, comenzó un periplo de desaciertos médicos que finalmente terminó con la vida de la jovencita. El neurocirujano Marcelo Hessling, del hospital San Bernardo, le diagnosticó herpes simple en el cerebro. Los padres decidieron trasladarla urgente a ese hospital, pero ya era tarde. Sin embargo, si hubiese sido diagnosticada en las primeras 48 horas, las chances hubieran sido otras.
En conversación con El Tribuno, Nazar contó cómo vivió el juicio.

La condena, ¿fue lo que esperaba?
Sí, nosotros en realidad acusamos a tres médicos, Saladino, Folco y Benítez, que son los que vieron primero a María Silvia y tuvieron la posibilidad de internarla y no lo hicieron. Pero después, de la investigación surgieron Antonio Di Pasquo y José Bocchio que fueron absueltos. Los imputados por la fiscalía fueron Saladino y Folco y el juez decidió por ellos dos. Nosotros no iniciamos querellas contra Di Pasquo y contra Bocchio porque pensamos que cuando ellos la vieron ya era muy tarde para hacer algo. Estaba muy grave. Pero lo más importante es que en este juicio se probó que hubo negligencia, incluso mentiras. Por ejemplo Saladino dijo que él en realidad había atendido un accidente escolar, como si mi hija se hubiese caído, y también afirmó que cuando él llegó, la tomografia y todos los estudios estaban hechos y no es así. Todo es mentira, la tomografía y los análisis se hicieron porque yo le pedí: "¿Cómo que es estrés?, ¿no le va a hacer una tomografía? Me miró despectivamente y le dijo al médico de guardia que estaba ahí: 'Bueno, hacele una tomografía'".
Saladino no le había hecho una historia clínica. La historia que presentaron no estaba foliada, faltaban datos. Todo estaba viciado.
Yo le pedí al doctor Marcelo Hessling una interconsulta en el sanatorio, y él tuvo la precaución de escribir con un carbónico. Hizo una copia para él y el original quedó en el sanatorio. Eso tampoco apareció en el juicio, se incorporó después la copia.

¿Durante la instrucción y el juicio recibieron algún tipo de presión?
No, nosotros no. El que tuvo problemas fue el doctor Hessling. Al punto que nos pidió por favor que no lo mencionáramos en ninguna de las denuncias periodísticas que hacíamos en esa época porque le traía muchos problemas, incluso recibió amenazas. Los médicos se cubren entre ellos porque son una corporación muy cerrada.

Cómo sigue la causa ahora?
Bueno, yo tendré que ver con mi abogado (Pablo Tobío) si apelo contra Benítez, o no, ya veremos. Ellos seguro van a apelar.

Durante estos seis años, ¿alguno de los médicos se acercó a usted?
No. El único que se acercó fue Di Pasquo, que "fue gente" y yo lo mencioné en el juicio. Cuando decidí trasladar a mi hija al hospital San Bernardo, él no estaba, entonces lo llamé por teléfono y le pregunté cuánto tenía que abonarle de honorarios y me dijo "No, págueme cuando su hija se recupere". El único gesto humano que hubo fue de él. Después lo imputaron, pero el fiscal, no nosotros. Incluso se acercó y me dio el pésame.

¿Cómo continúa ahora la vida familiar?
Esto es un desahogo para mí. Que se haya hecho justicia, que se sepa que yo no estaba loco, que no era que yo hacía el juicio porque estaba dolido. Lo hice por ver tanta soberbia por parte de Saladino. Eso produce tanta impotencia. Cuando él la vio por segunda vez y yo le conté: "Doctor, está mal", agarró un libro y se puso a escribir incoherencias, entonces él me dijo: "¿Y qué querés que tu hija estudie para astronauta?... ya te he dicho que no tiene nada"; yo estaba desesperado. Aquí los tres médicos que la vieron hablaban de estrés psicótico, nadie hizo siquiera una punción.

¿Qué reacción tuvieron los médicos cuando escucharon la sentencia?
Como si nada hubiera pasado. Algunos de mis familiares escucharon que otros médicos le decían a Saladino: "Esto no va a quedar así". Los tres médicos tuvieron la opción de internarla y no lo hicieron. Emilio Benítez, que fue absuelto, para nosotros es responsable porque sin verla la mandó al psiquiatra, a Gutiérrez, y este le dio pastillas que le empeoraron el estado. Yo hice todo lo que los médicos me dijeron. Además, en el juicio tuvimos que soportar dichos agraviantes por parte de los defensores. Mi mujer lloraba todo el tiempo. Este juicio revolvió mucho dolor. Durante los alegatos yo no podía parar de llorar. Esto fue muy duro. Si hubiera dicho: "Nazar, hemos cometido un error", yo no hubiera iniciado acciones legales porque a mí esto no me devuelve a mi hija, yo sé que me metía en un berenjenal, pero bueno, la he luchado y hoy tengo la satisfacción, como me dijo mi abogado: "Se puede".
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El jueves que pasó, después de escuchar la sentencia dictada por el juez Marcelo Rubio, vocal de la sala V del Tribunal de Juicio, contra Pantaleón Saladino y Luis Folco que les dictó la inhabilitación para ejercer la medicina por cinco años, además de dos años de prisión condicional, Jorge Nazar sintió que respiraba nuevamente. "Esto no me devuelve a mi hija, pero se hizo justicia".
El juez Rubio encontró que tanto Saladino como Folco fueron responsables del delito de homicidio culposo en contra de la estudiante avanzada de abogacía María Silvia Nazar, de 20 años, ocurrida en 2010.
El 16 de abril de ese año, María Silvia se descompuso en la Universidad Católica y fue trasladada al Sanatorio Parque, donde la vio el médico de guardia que pidió una interconsulta con el neurocirujano Pantaleón Saladino. Es especialista llegó una hora después, le diagnosticó estrés y la mandó a la casa a descansar. A partir de allí, comenzó un periplo de desaciertos médicos que finalmente terminó con la vida de la jovencita. El neurocirujano Marcelo Hessling, del hospital San Bernardo, le diagnosticó herpes simple en el cerebro. Los padres decidieron trasladarla urgente a ese hospital, pero ya era tarde. Sin embargo, si hubiese sido diagnosticada en las primeras 48 horas, las chances hubieran sido otras.
En conversación con El Tribuno, Nazar contó cómo vivió el juicio.

La condena, ¿fue lo que esperaba?
Sí, nosotros en realidad acusamos a tres médicos, Saladino, Folco y Benítez, que son los que vieron primero a María Silvia y tuvieron la posibilidad de internarla y no lo hicieron. Pero después, de la investigación surgieron Antonio Di Pasquo y José Bocchio que fueron absueltos. Los imputados por la fiscalía fueron Saladino y Folco y el juez decidió por ellos dos. Nosotros no iniciamos querellas contra Di Pasquo y contra Bocchio porque pensamos que cuando ellos la vieron ya era muy tarde para hacer algo. Estaba muy grave. Pero lo más importante es que en este juicio se probó que hubo negligencia, incluso mentiras. Por ejemplo Saladino dijo que él en realidad había atendido un accidente escolar, como si mi hija se hubiese caído, y también afirmó que cuando él llegó, la tomografia y todos los estudios estaban hechos y no es así. Todo es mentira, la tomografía y los análisis se hicieron porque yo le pedí: "¿Cómo que es estrés?, ¿no le va a hacer una tomografía? Me miró despectivamente y le dijo al médico de guardia que estaba ahí: 'Bueno, hacele una tomografía'".
Saladino no le había hecho una historia clínica. La historia que presentaron no estaba foliada, faltaban datos. Todo estaba viciado.
Yo le pedí al doctor Marcelo Hessling una interconsulta en el sanatorio, y él tuvo la precaución de escribir con un carbónico. Hizo una copia para él y el original quedó en el sanatorio. Eso tampoco apareció en el juicio, se incorporó después la copia.

¿Durante la instrucción y el juicio recibieron algún tipo de presión?
No, nosotros no. El que tuvo problemas fue el doctor Hessling. Al punto que nos pidió por favor que no lo mencionáramos en ninguna de las denuncias periodísticas que hacíamos en esa época porque le traía muchos problemas, incluso recibió amenazas. Los médicos se cubren entre ellos porque son una corporación muy cerrada.

Cómo sigue la causa ahora?
Bueno, yo tendré que ver con mi abogado (Pablo Tobío) si apelo contra Benítez, o no, ya veremos. Ellos seguro van a apelar.

Durante estos seis años, ¿alguno de los médicos se acercó a usted?
No. El único que se acercó fue Di Pasquo, que "fue gente" y yo lo mencioné en el juicio. Cuando decidí trasladar a mi hija al hospital San Bernardo, él no estaba, entonces lo llamé por teléfono y le pregunté cuánto tenía que abonarle de honorarios y me dijo "No, págueme cuando su hija se recupere". El único gesto humano que hubo fue de él. Después lo imputaron, pero el fiscal, no nosotros. Incluso se acercó y me dio el pésame.

¿Cómo continúa ahora la vida familiar?
Esto es un desahogo para mí. Que se haya hecho justicia, que se sepa que yo no estaba loco, que no era que yo hacía el juicio porque estaba dolido. Lo hice por ver tanta soberbia por parte de Saladino. Eso produce tanta impotencia. Cuando él la vio por segunda vez y yo le conté: "Doctor, está mal", agarró un libro y se puso a escribir incoherencias, entonces él me dijo: "¿Y qué querés que tu hija estudie para astronauta?... ya te he dicho que no tiene nada"; yo estaba desesperado. Aquí los tres médicos que la vieron hablaban de estrés psicótico, nadie hizo siquiera una punción.

¿Qué reacción tuvieron los médicos cuando escucharon la sentencia?
Como si nada hubiera pasado. Algunos de mis familiares escucharon que otros médicos le decían a Saladino: "Esto no va a quedar así". Los tres médicos tuvieron la opción de internarla y no lo hicieron. Emilio Benítez, que fue absuelto, para nosotros es responsable porque sin verla la mandó al psiquiatra, a Gutiérrez, y este le dio pastillas que le empeoraron el estado. Yo hice todo lo que los médicos me dijeron. Además, en el juicio tuvimos que soportar dichos agraviantes por parte de los defensores. Mi mujer lloraba todo el tiempo. Este juicio revolvió mucho dolor. Durante los alegatos yo no podía parar de llorar. Esto fue muy duro. Si hubiera dicho: "Nazar, hemos cometido un error", yo no hubiera iniciado acciones legales porque a mí esto no me devuelve a mi hija, yo sé que me metía en un berenjenal, pero bueno, la he luchado y hoy tengo la satisfacción, como me dijo mi abogado: "Se puede".
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