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Karina Gianello: médica tocoginecóloga y corredora

Sabado, 30 de abril de 2016 01:30
"Correr me cambió la vida", dice
Karina Gianello, médica tocoginecóloga y madre de cuatro hijos de 20, 19, 16 y 11 años. Estudió y se especializó en Buenos Aires. Vive en Salta desde 1998.

¿Cómo es que empezaste a correr?
Empecé hace tres años. El primer año corría sola. En mayo de 2014 empecé realmente a hacerlo como deporte. Fue entonces que me uní a un grupo de corredores que se llama KAS (Kilómetros en Altura Salta) y empecé a entrenar para correr y eso te cambia la visión. Una cosa es el que sale a correr y otra cosa es estar en un grupo de corredores y tener un entrenamiento con un objetivo. Yo entreno de manera regular desde hace dos años tres veces por semana. Dos veces en la ciudad y el tercer día, que siempre es el domingo por la mañana, salimos a correr por montaña... y eso me cambió la vida. Uno vive con un estrés diario, con el trabajo, la familia, la profesión, aquí encontré el lugar en donde no solo hago lo que me gusta, sino que estoy en un grupo de gente con buena onda que va a pasarla bien.

¿Cuándo descubriste que te gustaba correr?
Lo descubrí hace tres años. Antes no lo sabía. Tengo 49 años y empecé a correr a los 47. Esto es importante, porque ahí te das cuenta de que no importa la edad que tenés. En mi grupo tengo compañeros de 20 años, otros están en la secundaria. La constancia te da la capacidad para empezar a planificar carreras y ponerte desafíos nuevos. Cambia tu día a día, tu calidad de vida, porque te distrae mucho, porque lo hacés al aire libre.

¿De cuántas carrera has participado?
He corrido más de 20 en diferentes lugares, Buenos Aires, Cafayate, Jujuy, Humahuaca, Las Salinas... En febrero de este año hice el Cruce de los Andes, que es una carrera de 100 kilómetros en tres días. Cruzás la cordillera hacia Chile. Es una experiencia divina, un desafío, a esta edad, increíble.

¿Hacías algún deporte antes de correr?
Ninguno. El primer año comencé de a poquito a correr sola. Hacía dos años que había dejado de fumar. Fumé desde los 24 hasta los 45, con lo cual no hacía nada porque el fumador es un sedentario. A lo mejor los jóvenes pueden hacer deportes, pero la gente grande que fuma es sedentaria porque no da el físico. Yo primero dejé de fumar y después de dos años salí a correr con un estado físico, todavía, malo.
Previamente había sido muy inconstante. Un mes iba al gimnasio y me aburría porque no me gusta estar encerrada.
Empecé a salir a caminar. Al principio caminaba una cuadra y trotaba otra. Cuando me quise dar cuenta corría un kilómetro y caminaba un rato. En el transcurso de ese año llegué a trotar en forma lenta pero seguida 12 kilómetros sin parar. Me llevó un año poder hacerlo. Y ahí me di cuenta de que si yo quería avanzar tenía que ponerme en manos de un profesional que me entrenara para hacer más distancia o la misma distancia en menos tiempo cuidando mi físico. Y ahí fue cuando entré al grupo y lo tomé como un deporte. Es emocionante ver cómo día a día vas cumpliendo tus objetivos.
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"Correr me cambió la vida", dice
Karina Gianello, médica tocoginecóloga y madre de cuatro hijos de 20, 19, 16 y 11 años. Estudió y se especializó en Buenos Aires. Vive en Salta desde 1998.

¿Cómo es que empezaste a correr?
Empecé hace tres años. El primer año corría sola. En mayo de 2014 empecé realmente a hacerlo como deporte. Fue entonces que me uní a un grupo de corredores que se llama KAS (Kilómetros en Altura Salta) y empecé a entrenar para correr y eso te cambia la visión. Una cosa es el que sale a correr y otra cosa es estar en un grupo de corredores y tener un entrenamiento con un objetivo. Yo entreno de manera regular desde hace dos años tres veces por semana. Dos veces en la ciudad y el tercer día, que siempre es el domingo por la mañana, salimos a correr por montaña... y eso me cambió la vida. Uno vive con un estrés diario, con el trabajo, la familia, la profesión, aquí encontré el lugar en donde no solo hago lo que me gusta, sino que estoy en un grupo de gente con buena onda que va a pasarla bien.

¿Cuándo descubriste que te gustaba correr?
Lo descubrí hace tres años. Antes no lo sabía. Tengo 49 años y empecé a correr a los 47. Esto es importante, porque ahí te das cuenta de que no importa la edad que tenés. En mi grupo tengo compañeros de 20 años, otros están en la secundaria. La constancia te da la capacidad para empezar a planificar carreras y ponerte desafíos nuevos. Cambia tu día a día, tu calidad de vida, porque te distrae mucho, porque lo hacés al aire libre.

¿De cuántas carrera has participado?
He corrido más de 20 en diferentes lugares, Buenos Aires, Cafayate, Jujuy, Humahuaca, Las Salinas... En febrero de este año hice el Cruce de los Andes, que es una carrera de 100 kilómetros en tres días. Cruzás la cordillera hacia Chile. Es una experiencia divina, un desafío, a esta edad, increíble.

¿Hacías algún deporte antes de correr?
Ninguno. El primer año comencé de a poquito a correr sola. Hacía dos años que había dejado de fumar. Fumé desde los 24 hasta los 45, con lo cual no hacía nada porque el fumador es un sedentario. A lo mejor los jóvenes pueden hacer deportes, pero la gente grande que fuma es sedentaria porque no da el físico. Yo primero dejé de fumar y después de dos años salí a correr con un estado físico, todavía, malo.
Previamente había sido muy inconstante. Un mes iba al gimnasio y me aburría porque no me gusta estar encerrada.
Empecé a salir a caminar. Al principio caminaba una cuadra y trotaba otra. Cuando me quise dar cuenta corría un kilómetro y caminaba un rato. En el transcurso de ese año llegué a trotar en forma lenta pero seguida 12 kilómetros sin parar. Me llevó un año poder hacerlo. Y ahí me di cuenta de que si yo quería avanzar tenía que ponerme en manos de un profesional que me entrenara para hacer más distancia o la misma distancia en menos tiempo cuidando mi físico. Y ahí fue cuando entré al grupo y lo tomé como un deporte. Es emocionante ver cómo día a día vas cumpliendo tus objetivos.
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