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Piden justicia a 40 años de la masacre de El Gallinato

Sabado, 24 de septiembre de 2016 00:30
Hoy se cumplen 40 años de una de las fechas más trágicas de la historia de Salta. Fue en la noche del 24 y el 25 de septiembre de 1976 cuando grupos de tareas, en varios operativos simultáneos, secuestraron, asesinaron y desaparecieron a personas, demostrando, una vez más, un sistemático plan. El saldo de aquellas dos noches fue de 5 desaparecidos y un chico de 18 años asesinado. Las víctimas de la acción represiva fueron Gemma Fernández, Héctor Gamboa, Silvia Aramayo, el militante Daniel Loto Zurita y los estudiantes Carlos Figueroa Rojas y Martín Miguel Cobos.
Eran trabajadores, docentes y estudiantes. Gente de a pie, vecinos, simples y complejos, que de un día para el otro dejaron de estar, aunque siguen en la memoria de los familiares que quedaron.
"Eran militantes políticos y sociales, dos conceptos que hasta ahora están demonizadas. Pero no era que andaban con armas ni con bombas como quedó instalado en el imaginario", aseguró la abogada Susana Aramayo. Aunque hubo intensas búsquedas por parte de los grupos de tareas, no encontraron armamento. Se debe decir que si hubieran encontrado armas o bombas tampoco se justificarían los hechos.
"La noche del 24 de septiembre del 76 yo fui secuestrada junto a mis padres", empezó su declaración Mariana Gamboa en el juicio que se denominó Megacausa Salta por crímenes de lesa humanidad. Gemma y Héctor, sus papás, fueron luego dinamitados en "El Gallinato". En el juicio se probó que ese paraje fue el lugar elegido para exterminar a los restos de los secuestrados. Fue una estrategia para disipar sus cuerpos.
A Martín lo acribillaron cuando intentaba huir en el operativo que invadió su domicilio en medio de la oscuridad. Su único pecado fue estudiar en la UNSa y ser hermano de Enrique, quien militaba en Montoneros. Tenía 18 años y programaba el viaje de egresados con sus compañeros de la Escuela de Comercio Hipólito Irigoyen.
Carlos era estudiante de Ciencias Económicas de la UNSa, trabajador y militante de JUP, secuestrado, detenido y desaparecido hasta hoy.
Daniel Roberto fue secuestrado y desaparecido solo por ser amigo de Héctor, el papá de Mariana. Además era empleado en su zapatería. Lo "chuparon" de su casa de calle Ituzaingó al 300 y no se supo nada más de él.
En la casa de Silvia entraron por la fuerza la noche siguiente las fuerzas parapoliciales. Buscaban a la joven estudiante de la UNSa que había sido "marcada" por Juan Manuel Ovalle, un espía que se hacía pasar como alumno.
No fueron hechos aislados, sino que se configuraban dentro de una plan represivo que también se dio en el interior provincial y a nivel nacional. La pareja de Daniel Roberto también fue secuestrada en Córdoba junto a otros militantes.
"Yo tengo la teoría de que no fue casualidad que hayan elegido el 24 de septiembre, por lo simbólico, por la Batalla de Tucumán", dijo "Chuny" Ovejero, el artista que realizó las Baldosas de la Memoria.
Existe un denominador común en la simbología de los grupos civiles y militares que apoyaron el golpe de Estado en esos tiempos en la exaltación de lo nacional por lo que consideraron la "influencia extranjera". Había que defender la "Patria" del peligro de los "sucios trapos rojos" y fue así que la "reserva moral" eligió esa fecha emblemática para cuidar los valores nacionales.
La historia y los juicios de lesa humanidad demostraron que la dictadura cívico-militar actuó en el marco de un plan estructurado. Además, se sabe que hubo apoyo de Estados Unidos.
Detenciones arbitrarias, tormentos y torturas, secuestros seguidos de desaparición, delitos sexuales contra mujeres, robo de bebés y su supresión de identidad fueron los crímenes de la época que aún no terminan de juzgarse. Y eso en Salta también se vivió, se hizo carne y hoy se recuerda.
Es por eso que la Asociación Lucrecia Barquet, H.I.J.O.S. Salta, la Agrupación Oscar Smith, del Sindicato de Luz y Fuerza; y familiares invitaron a los actos para seguir reclamando la verdad sobre el paradero de los restos y para exigir que se hagan efectivas las 14 condenas que se dictaron en el veredicto la Megacausa Salta, en diciembre de 2013. Los represores esperan la decisión de la Cámara de Casación en sus domicilios.

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Hoy se cumplen 40 años de una de las fechas más trágicas de la historia de Salta. Fue en la noche del 24 y el 25 de septiembre de 1976 cuando grupos de tareas, en varios operativos simultáneos, secuestraron, asesinaron y desaparecieron a personas, demostrando, una vez más, un sistemático plan. El saldo de aquellas dos noches fue de 5 desaparecidos y un chico de 18 años asesinado. Las víctimas de la acción represiva fueron Gemma Fernández, Héctor Gamboa, Silvia Aramayo, el militante Daniel Loto Zurita y los estudiantes Carlos Figueroa Rojas y Martín Miguel Cobos.
Eran trabajadores, docentes y estudiantes. Gente de a pie, vecinos, simples y complejos, que de un día para el otro dejaron de estar, aunque siguen en la memoria de los familiares que quedaron.
"Eran militantes políticos y sociales, dos conceptos que hasta ahora están demonizadas. Pero no era que andaban con armas ni con bombas como quedó instalado en el imaginario", aseguró la abogada Susana Aramayo. Aunque hubo intensas búsquedas por parte de los grupos de tareas, no encontraron armamento. Se debe decir que si hubieran encontrado armas o bombas tampoco se justificarían los hechos.
"La noche del 24 de septiembre del 76 yo fui secuestrada junto a mis padres", empezó su declaración Mariana Gamboa en el juicio que se denominó Megacausa Salta por crímenes de lesa humanidad. Gemma y Héctor, sus papás, fueron luego dinamitados en "El Gallinato". En el juicio se probó que ese paraje fue el lugar elegido para exterminar a los restos de los secuestrados. Fue una estrategia para disipar sus cuerpos.
A Martín lo acribillaron cuando intentaba huir en el operativo que invadió su domicilio en medio de la oscuridad. Su único pecado fue estudiar en la UNSa y ser hermano de Enrique, quien militaba en Montoneros. Tenía 18 años y programaba el viaje de egresados con sus compañeros de la Escuela de Comercio Hipólito Irigoyen.
Carlos era estudiante de Ciencias Económicas de la UNSa, trabajador y militante de JUP, secuestrado, detenido y desaparecido hasta hoy.
Daniel Roberto fue secuestrado y desaparecido solo por ser amigo de Héctor, el papá de Mariana. Además era empleado en su zapatería. Lo "chuparon" de su casa de calle Ituzaingó al 300 y no se supo nada más de él.
En la casa de Silvia entraron por la fuerza la noche siguiente las fuerzas parapoliciales. Buscaban a la joven estudiante de la UNSa que había sido "marcada" por Juan Manuel Ovalle, un espía que se hacía pasar como alumno.
No fueron hechos aislados, sino que se configuraban dentro de una plan represivo que también se dio en el interior provincial y a nivel nacional. La pareja de Daniel Roberto también fue secuestrada en Córdoba junto a otros militantes.
"Yo tengo la teoría de que no fue casualidad que hayan elegido el 24 de septiembre, por lo simbólico, por la Batalla de Tucumán", dijo "Chuny" Ovejero, el artista que realizó las Baldosas de la Memoria.
Existe un denominador común en la simbología de los grupos civiles y militares que apoyaron el golpe de Estado en esos tiempos en la exaltación de lo nacional por lo que consideraron la "influencia extranjera". Había que defender la "Patria" del peligro de los "sucios trapos rojos" y fue así que la "reserva moral" eligió esa fecha emblemática para cuidar los valores nacionales.
La historia y los juicios de lesa humanidad demostraron que la dictadura cívico-militar actuó en el marco de un plan estructurado. Además, se sabe que hubo apoyo de Estados Unidos.
Detenciones arbitrarias, tormentos y torturas, secuestros seguidos de desaparición, delitos sexuales contra mujeres, robo de bebés y su supresión de identidad fueron los crímenes de la época que aún no terminan de juzgarse. Y eso en Salta también se vivió, se hizo carne y hoy se recuerda.
Es por eso que la Asociación Lucrecia Barquet, H.I.J.O.S. Salta, la Agrupación Oscar Smith, del Sindicato de Luz y Fuerza; y familiares invitaron a los actos para seguir reclamando la verdad sobre el paradero de los restos y para exigir que se hagan efectivas las 14 condenas que se dictaron en el veredicto la Megacausa Salta, en diciembre de 2013. Los represores esperan la decisión de la Cámara de Casación en sus domicilios.

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