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En los barrios más vulnerables las cifras son más dolorosas

Lunes, 16 de enero de 2017 01:30
Oscar Ghillione, Director de Enseña por Argentina
Humilde, amable y con la firme convicción de que se puede transformar el futuro desde el aula. Oscar Ghillione, director ejecutivo de la organización "Enseñá por Argentina", estuvo en Salta para presentar oficialmente a los nuevos jóvenes profesionales salteños que a partir de marzo serán codocentes durante dos años en 18 escuelas secundarias y también para despedir a los que cumplieron con esa etapa.
En ese marco, Ghillione dialogó con El Tribuno y comentó que este año la ONG trabajará de forma articulada con el Inet (Instituto Nacional de Educación Tecnológica) en algunas escuelas técnicas donde el nivel de deserción es más notable según los directivos.
¿Cómo ve el panorama educativo actual a un año de la nueva gestión?
Es importante no ver la foto, sino la película. Cuando ves la película, la educación argentina en las últimos 10, 20, 30 o 40 años, avanzó en términos de inclusión y mucho, y lo siguiente es en lo qué más debería avanzar, y ahí entra este debate de la calidad educativa, y ¿qué es la calidad educativa?
En "Enseñá por Argentina" creemos que es aquello que le permite a los chicos y chicas construir sus proyectos de vida, que no es ni más ni menos lo que yo quiero para mis hijos: que puedan aprender y tener conocimientos, encontrar las habilidades y las competencias para ser protagonistas de su vida en el futuro. Eso implica una cuota de saberes académicos y también una cuota de saberes sociales.
Como sociedad no estamos pudiendo tener una respuesta distinta al hecho de que, por ejemplo, la mitad de los chicos no termina la secundaria.
¿Qué cifras manejan de abandono y de repitencia?
Son cifras nacionales que casi la mitad de los chicos no termina la escuela en tiempo y forma. Después hay un porcentaje que la termina... llega casi al 70 por ciento. De todas maneras sigue siendo muy grande que haya un 30 o 35 por ciento de personas que hoy no terminan la escuela.
Esos son promedios, y cuando uno desarma un poco esos promedios en las escuelas que están en barrios con mayores vulnerabilidades sociales esas cifras son más dolorosas, son peores. Cuando uno va a muchas de las escuelas donde nosotros trabajamos en distintos lugares del país, esos números son alarmantes.
Cuando nos dieron un reconocimiento, el de Abanderados, me tocó decir unas palabras y pensé en mis cuatro hijos. Si cuando llegara a casa todas las noches tuviera que decidir a cuál de los dos no mando a la escuela... la verdad no podría decidir eso.
Pongamos al alumno en el centro de las discusiones, que es lo que los va a poner en otro lugar: el del liderazgo. Cuanto más personas con un liderazgo real, contextualizado, con los pies en el barro, sabiendo lo que está en juego para estos chicos, estén incidiendo y desarrollando políticas públicas educativas tenemos mejores chances de progresar.
¿Qué balance realizan desde la organización? Ustedes que están con los pies en el barro ¿qué ven en las aulas?
En el contexto de "Enseñá por Argentina" veo a estos jóvenes profesionales que se suman al programa, transforman y son transformados, entonces me da mucha esperanza.
En los ocho años que llevamos, el 60 por ciento de las personas de Enseñá por Argentina sigue muy cerca de la educación cuando terminan, de los emprendimientos sociales. Después la otra mirada es que no creo que sea solo "Enseñá por Argentina", nosotros no dejamos de ser un granito de arena que tratamos de aportar todos los días, pero hay un montón de otras organizaciones sociales y educativas que también hacen un trabajo muy comprometido.
Nuestra ambición ahí es trabajar en red. Pocas veces tenemos respuestas, ponemos nuestra disponibilidad al servicio de esas personas, creemos en coconstruir; nosotros no venimos a salvar la educación argentina ni mucho menos, ni tenemos todas las respuestas.
¿Qué resultados obtuvieron en el rendimiento de los alumnos?
Estamos finalizando el informe de los dos años, pero vemos mucha ganancia en el trabajo colaborativo entre el joven profesional y el docente en el desarrollo de habilidades socioemocionales. También estamos estudiando si vemos mejoras y ganancias en términos de bajar la repitencia y la deserción. Hasta ahora venimos viendo que mejoran las tasas de permanencia y de aprobación de un año al siguiente, pero pronto tendremos datos precisos.
La escuela tiene muchos problemas sociales, ¿cómo trabajan al respecto?
Es clave trabajar en el vínculo con los chicos y las chicas al principio y construir autoestima. En muchas escuelas en las que trabajamos hay etiquetas puestas: "Este pibe está quemado", "este pibe no puede aprender", "esta piba es de esta familia", o "le gustan estas cosas". Se suman etiquetas que se dan en el barrio, en la familia y se reproducen en la escuela; todo termina implosionando la autoestima de los chicos y ahí vienen situaciones que llevan al abandono escolar, pero en el medio se crean temas sociales muy complejos. En algunos lugares tienen que ver con la droga, en otros con la violencia, o el desinterés. Van perdiendo el interés por aprender, por ser parte activa de su comunidad.
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Humilde, amable y con la firme convicción de que se puede transformar el futuro desde el aula. Oscar Ghillione, director ejecutivo de la organización "Enseñá por Argentina", estuvo en Salta para presentar oficialmente a los nuevos jóvenes profesionales salteños que a partir de marzo serán codocentes durante dos años en 18 escuelas secundarias y también para despedir a los que cumplieron con esa etapa.
En ese marco, Ghillione dialogó con El Tribuno y comentó que este año la ONG trabajará de forma articulada con el Inet (Instituto Nacional de Educación Tecnológica) en algunas escuelas técnicas donde el nivel de deserción es más notable según los directivos.
¿Cómo ve el panorama educativo actual a un año de la nueva gestión?
Es importante no ver la foto, sino la película. Cuando ves la película, la educación argentina en las últimos 10, 20, 30 o 40 años, avanzó en términos de inclusión y mucho, y lo siguiente es en lo qué más debería avanzar, y ahí entra este debate de la calidad educativa, y ¿qué es la calidad educativa?
En "Enseñá por Argentina" creemos que es aquello que le permite a los chicos y chicas construir sus proyectos de vida, que no es ni más ni menos lo que yo quiero para mis hijos: que puedan aprender y tener conocimientos, encontrar las habilidades y las competencias para ser protagonistas de su vida en el futuro. Eso implica una cuota de saberes académicos y también una cuota de saberes sociales.
Como sociedad no estamos pudiendo tener una respuesta distinta al hecho de que, por ejemplo, la mitad de los chicos no termina la secundaria.
¿Qué cifras manejan de abandono y de repitencia?
Son cifras nacionales que casi la mitad de los chicos no termina la escuela en tiempo y forma. Después hay un porcentaje que la termina... llega casi al 70 por ciento. De todas maneras sigue siendo muy grande que haya un 30 o 35 por ciento de personas que hoy no terminan la escuela.
Esos son promedios, y cuando uno desarma un poco esos promedios en las escuelas que están en barrios con mayores vulnerabilidades sociales esas cifras son más dolorosas, son peores. Cuando uno va a muchas de las escuelas donde nosotros trabajamos en distintos lugares del país, esos números son alarmantes.
Cuando nos dieron un reconocimiento, el de Abanderados, me tocó decir unas palabras y pensé en mis cuatro hijos. Si cuando llegara a casa todas las noches tuviera que decidir a cuál de los dos no mando a la escuela... la verdad no podría decidir eso.
Pongamos al alumno en el centro de las discusiones, que es lo que los va a poner en otro lugar: el del liderazgo. Cuanto más personas con un liderazgo real, contextualizado, con los pies en el barro, sabiendo lo que está en juego para estos chicos, estén incidiendo y desarrollando políticas públicas educativas tenemos mejores chances de progresar.
¿Qué balance realizan desde la organización? Ustedes que están con los pies en el barro ¿qué ven en las aulas?
En el contexto de "Enseñá por Argentina" veo a estos jóvenes profesionales que se suman al programa, transforman y son transformados, entonces me da mucha esperanza.
En los ocho años que llevamos, el 60 por ciento de las personas de Enseñá por Argentina sigue muy cerca de la educación cuando terminan, de los emprendimientos sociales. Después la otra mirada es que no creo que sea solo "Enseñá por Argentina", nosotros no dejamos de ser un granito de arena que tratamos de aportar todos los días, pero hay un montón de otras organizaciones sociales y educativas que también hacen un trabajo muy comprometido.
Nuestra ambición ahí es trabajar en red. Pocas veces tenemos respuestas, ponemos nuestra disponibilidad al servicio de esas personas, creemos en coconstruir; nosotros no venimos a salvar la educación argentina ni mucho menos, ni tenemos todas las respuestas.
¿Qué resultados obtuvieron en el rendimiento de los alumnos?
Estamos finalizando el informe de los dos años, pero vemos mucha ganancia en el trabajo colaborativo entre el joven profesional y el docente en el desarrollo de habilidades socioemocionales. También estamos estudiando si vemos mejoras y ganancias en términos de bajar la repitencia y la deserción. Hasta ahora venimos viendo que mejoran las tasas de permanencia y de aprobación de un año al siguiente, pero pronto tendremos datos precisos.
La escuela tiene muchos problemas sociales, ¿cómo trabajan al respecto?
Es clave trabajar en el vínculo con los chicos y las chicas al principio y construir autoestima. En muchas escuelas en las que trabajamos hay etiquetas puestas: "Este pibe está quemado", "este pibe no puede aprender", "esta piba es de esta familia", o "le gustan estas cosas". Se suman etiquetas que se dan en el barrio, en la familia y se reproducen en la escuela; todo termina implosionando la autoestima de los chicos y ahí vienen situaciones que llevan al abandono escolar, pero en el medio se crean temas sociales muy complejos. En algunos lugares tienen que ver con la droga, en otros con la violencia, o el desinterés. Van perdiendo el interés por aprender, por ser parte activa de su comunidad.
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