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La adicción al amor está facilitada por la cultura patriarcal

Viernes, 20 de enero de 2017 01:30
Marcela Deheza.
La violencia de género no da tregua. Mucho se dice sobre el perfil del hombre golpeador, pero poco sobre cómo funciona la mente de aquellas mujeres que soportan, incluso durante años y por diversas causas, un vínculo atravesado por la violencia en toda su dimensión.
La psicóloga Marcela Deheza, en entrevista con El Tribuno, brinda algunos conceptos sobre qué es la codependencia, la adicción al amor, y cuáles son las claves para salir de ella y poder reaprender formas sanas de vincularse con el otro.

¿Qué es la codependencia?
Es una condición psicológica que puede definirse como la adicción al amor. Se manifiesta en un apego patológico y compulsivo hacia una persona, en busca de su amor.
"Compulsión" puede entenderse como "lo quiero todo, ya, como sea, a cualquier precio y para siempre". Si consideramos en profundidad esta frase, podremos vislumbrar todo su alcance y las consecuencias que implica.
¿Los hombres también pueden ser codependientes?
Sí. También se presenta en los hombres. Lo que ocurre es que, en general y por su preponderancia, se habla más de la codependencia en las mujeres, que está facilitada principalmente por factores culturales, dados por la sociedad patriarcal en la que vivimos.
Últimamente, en consulta, he atendido varios hombres que han soportado diferentes tipos de maltrato de sus parejas y el trabajo ha sido empoderarlos e independizarlos emocionalmente para poder introducir cambios en el vínculo.
¿Cuáles son los rasgos de una personalidad codependiente?
El principal rasgo es la tendencia a la exclusividad en las relaciones. Esto ilustra la similitud con otras adicciones. La adicción se convierte en el centro de la existencia del individuo y todo lo demás queda al margen, incluyendo trabajo, familia o amigos.
Otro rasgo es el control. Necesitan un acceso constante hacia la persona de la cual dependen emocionalmente. Hay un aferramiento excesivo y un deseo de hacer todo con la pareja.
El codependiente siente pánico ante la posibilidad de abandono y de padecer trastornos mentales en caso de que ello se produzca. Por eso, son frecuentes la negación de la ruptura y los continuos intentos para reanudar la relación.
Otro rasgo es la necesidad excesiva de aprobación externa y la sumisión. Se busca preservar la relación a toda costa, algo atractivo para sus parejas por el suministro narcisista que les proporciona.
También hay una prevalencia de la ilusión y una negación de la realidad. La persona cree que puede ver a su pareja de vez en cuando luego de la ruptura y que ya no se va a enganchar. O que la pareja cumplirá sus promesas de no agredirla otra vez. Por ello, muchas de las denuncias por violencia se caen.
La extrema necesidad del otro tiene que ver, a su vez, con un miedo e intolerancia terribles a la soledad, que es la base del comportamiento del codependiente ante las rupturas.
Dicho miedo al abandono y a la soledad les genera una sensación de tristeza permanente. Y aparecen los trastornos depresivos y ansiosos, y también los trastornos de la alimentación, como anorexia o bulimia.
¿Cuál es el patrón del codependiente para elegir pareja?
La persona codependiente idealiza a su pareja, es decir, nunca llega a ver sus defectos. Y al escoger pareja, estas suelen ser ególatras, con gran seguridad en sí mismas, frías emocionalmente y narcisistas.
Estos rasgos actúan como un "complemento" a la baja autoestima del codependiente, otro rasgo característico de la codependencia.
Aunque muchas se destaquen a nivel laboral, ya que suelen ser muy capaces en lo profesional y en lo social, suelen elegir profesiones que perpetran su rol de "rescatistas": trabajadoras sociales, profesionales de la salud, abogadas, entre otras.

¿Cómo se origina una personalidad codependiente?
Las personas que han crecido en hogares disfuncionales, con padres que emocionalmente han abusado o descuidado de ellos, consciente o inconscientemente, son más propensas a entrar en relaciones codependientes.
"A estos niños, a menudo, se les enseña a subvertir sus propias necesidades para complacer a un padre/madre difícil, y se les prepara para un patrón en el que se esforzarán para conseguir el amor y el cuidado de una persona difícil", dice Shawn Burn, profesor de psicología en la Universidad Politécnica del Estado de California.
Es el caso de niños o adolescentes que han vivido con personas fanáticas del trabajo, con trastornos del estado de ánimo, adictas (al alcohol, a las sustancias, a la comida, al sexo, etc.), con conductas transgresoras (criminales) u hombres violentos durante un tiempo prolongado.
Una mujer puede abandonar a un hombre violento, pero vuelve a buscar una pareja violenta.¿A qué se debe?
Se debe a que no logró re-
aprender otro patrón de vinculación con el otro. Continúa buscando, de manera patológica, el mismo "amor" y el mismo tipo de persona.
Esto se da porque el ser humano va en busca de lo que registró como "amor" en sus primeros años de vida.
Emocionalmente, el niño necesita confiar en sus cuidadores y aprende la forma de vinculación con el otro a partir de su entorno y de cómo es tratado.
Aunque el trato recibido haya sido una conducta abandónica o violenta, eso es lo que el niño registra como "amor".
En la adultez, la persona puede hacer una evaluación cognitiva del "buen amor o del mal amor" recibido, pero en lo emocional continuará aferrado a lo conocido.
De allí la enorme importancia de realizar un tratamiento psicoterapéutico en el que se puedan trabajar esas carencias emocionales.
¿En qué consiste el tratamiento para salir de la violencia?
Lo primero es tomar conciencia y darse cuenta del propio comportamiento. Luego aceptar la dependencia como parte de su personalidad, que se evidencia en la adicción a una persona, en busca del amor, y asumir la propia vulnerabilidad.
Hay que ejercer la responsabilidad con su propia persona, lo cual implica un esfuerzo cotidiano y consciente, un re-
aprendizaje de algo que no se recibió: un cuidado atento, amoroso y respetuoso hacia su persona. Hay que dejar de llorar a esos padres que no pudieron cumplir con su rol.
Aquí es clave la ayuda de los pares, por ello se recomiendan los trabajos grupales, una red de ayuda externa y un espacio psicoterapeutico donde desaprender la codepenciencia.
¿En Gestalt Noa brindan talleres de prevención?
Sí. En marzo comenzará el curso "Mujeres que aman demasiado", para tratar la dependencia emocional. Comenzará el 8 de marzo y se dictará todos los miércoles de 15 a 16.30, bajo mi coordinación y la de la Lic. Laura Yáñez.
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La violencia de género no da tregua. Mucho se dice sobre el perfil del hombre golpeador, pero poco sobre cómo funciona la mente de aquellas mujeres que soportan, incluso durante años y por diversas causas, un vínculo atravesado por la violencia en toda su dimensión.
La psicóloga Marcela Deheza, en entrevista con El Tribuno, brinda algunos conceptos sobre qué es la codependencia, la adicción al amor, y cuáles son las claves para salir de ella y poder reaprender formas sanas de vincularse con el otro.

¿Qué es la codependencia?
Es una condición psicológica que puede definirse como la adicción al amor. Se manifiesta en un apego patológico y compulsivo hacia una persona, en busca de su amor.
"Compulsión" puede entenderse como "lo quiero todo, ya, como sea, a cualquier precio y para siempre". Si consideramos en profundidad esta frase, podremos vislumbrar todo su alcance y las consecuencias que implica.
¿Los hombres también pueden ser codependientes?
Sí. También se presenta en los hombres. Lo que ocurre es que, en general y por su preponderancia, se habla más de la codependencia en las mujeres, que está facilitada principalmente por factores culturales, dados por la sociedad patriarcal en la que vivimos.
Últimamente, en consulta, he atendido varios hombres que han soportado diferentes tipos de maltrato de sus parejas y el trabajo ha sido empoderarlos e independizarlos emocionalmente para poder introducir cambios en el vínculo.
¿Cuáles son los rasgos de una personalidad codependiente?
El principal rasgo es la tendencia a la exclusividad en las relaciones. Esto ilustra la similitud con otras adicciones. La adicción se convierte en el centro de la existencia del individuo y todo lo demás queda al margen, incluyendo trabajo, familia o amigos.
Otro rasgo es el control. Necesitan un acceso constante hacia la persona de la cual dependen emocionalmente. Hay un aferramiento excesivo y un deseo de hacer todo con la pareja.
El codependiente siente pánico ante la posibilidad de abandono y de padecer trastornos mentales en caso de que ello se produzca. Por eso, son frecuentes la negación de la ruptura y los continuos intentos para reanudar la relación.
Otro rasgo es la necesidad excesiva de aprobación externa y la sumisión. Se busca preservar la relación a toda costa, algo atractivo para sus parejas por el suministro narcisista que les proporciona.
También hay una prevalencia de la ilusión y una negación de la realidad. La persona cree que puede ver a su pareja de vez en cuando luego de la ruptura y que ya no se va a enganchar. O que la pareja cumplirá sus promesas de no agredirla otra vez. Por ello, muchas de las denuncias por violencia se caen.
La extrema necesidad del otro tiene que ver, a su vez, con un miedo e intolerancia terribles a la soledad, que es la base del comportamiento del codependiente ante las rupturas.
Dicho miedo al abandono y a la soledad les genera una sensación de tristeza permanente. Y aparecen los trastornos depresivos y ansiosos, y también los trastornos de la alimentación, como anorexia o bulimia.
¿Cuál es el patrón del codependiente para elegir pareja?
La persona codependiente idealiza a su pareja, es decir, nunca llega a ver sus defectos. Y al escoger pareja, estas suelen ser ególatras, con gran seguridad en sí mismas, frías emocionalmente y narcisistas.
Estos rasgos actúan como un "complemento" a la baja autoestima del codependiente, otro rasgo característico de la codependencia.
Aunque muchas se destaquen a nivel laboral, ya que suelen ser muy capaces en lo profesional y en lo social, suelen elegir profesiones que perpetran su rol de "rescatistas": trabajadoras sociales, profesionales de la salud, abogadas, entre otras.

¿Cómo se origina una personalidad codependiente?
Las personas que han crecido en hogares disfuncionales, con padres que emocionalmente han abusado o descuidado de ellos, consciente o inconscientemente, son más propensas a entrar en relaciones codependientes.
"A estos niños, a menudo, se les enseña a subvertir sus propias necesidades para complacer a un padre/madre difícil, y se les prepara para un patrón en el que se esforzarán para conseguir el amor y el cuidado de una persona difícil", dice Shawn Burn, profesor de psicología en la Universidad Politécnica del Estado de California.
Es el caso de niños o adolescentes que han vivido con personas fanáticas del trabajo, con trastornos del estado de ánimo, adictas (al alcohol, a las sustancias, a la comida, al sexo, etc.), con conductas transgresoras (criminales) u hombres violentos durante un tiempo prolongado.
Una mujer puede abandonar a un hombre violento, pero vuelve a buscar una pareja violenta.¿A qué se debe?
Se debe a que no logró re-
aprender otro patrón de vinculación con el otro. Continúa buscando, de manera patológica, el mismo "amor" y el mismo tipo de persona.
Esto se da porque el ser humano va en busca de lo que registró como "amor" en sus primeros años de vida.
Emocionalmente, el niño necesita confiar en sus cuidadores y aprende la forma de vinculación con el otro a partir de su entorno y de cómo es tratado.
Aunque el trato recibido haya sido una conducta abandónica o violenta, eso es lo que el niño registra como "amor".
En la adultez, la persona puede hacer una evaluación cognitiva del "buen amor o del mal amor" recibido, pero en lo emocional continuará aferrado a lo conocido.
De allí la enorme importancia de realizar un tratamiento psicoterapéutico en el que se puedan trabajar esas carencias emocionales.
¿En qué consiste el tratamiento para salir de la violencia?
Lo primero es tomar conciencia y darse cuenta del propio comportamiento. Luego aceptar la dependencia como parte de su personalidad, que se evidencia en la adicción a una persona, en busca del amor, y asumir la propia vulnerabilidad.
Hay que ejercer la responsabilidad con su propia persona, lo cual implica un esfuerzo cotidiano y consciente, un re-
aprendizaje de algo que no se recibió: un cuidado atento, amoroso y respetuoso hacia su persona. Hay que dejar de llorar a esos padres que no pudieron cumplir con su rol.
Aquí es clave la ayuda de los pares, por ello se recomiendan los trabajos grupales, una red de ayuda externa y un espacio psicoterapeutico donde desaprender la codepenciencia.
¿En Gestalt Noa brindan talleres de prevención?
Sí. En marzo comenzará el curso "Mujeres que aman demasiado", para tratar la dependencia emocional. Comenzará el 8 de marzo y se dictará todos los miércoles de 15 a 16.30, bajo mi coordinación y la de la Lic. Laura Yáñez.
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