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Molinos se embebió de folclore entre los cerros

Domingo, 29 de enero de 2017 12:57
Foto: Juan Barthe
Los Carabajal también festejaron sus 50 años de trayectoria artística en los Valles Calchaquíes, más precisamente en la bella localidad de Molinos, donde el sábado pasado se desarrolló la segunda y última velada del Festival del Poncho. Así, de esta manera, se bajó el telón a la trigésimo cuarta edición de esta convocatoria popular.
El solista Dalmiro Cuéllar trajo su abanico de canciones desde el Chaco boliviano, para dejar en claro porque es uno de los artistas preferidos en el país vecino.
El público tuvo la oportunidad de disfrutar con el dúo santiagueño Orellana-Lucca, que fue consagración en la última edición del Festival de Doma y Folclore de Jesús María. También recibió la misma distinción en el Festival de Cosquín 2016.
Los 4 de Salta, con el "Pala", Feche, "Pantera" y Cuty, le sumaron nivel al espectáculo, dándole un sello particular a la gran noche de Molinos.
El ritmo, el calor y el color, llegó con los inconfundibles Los Izkierdos de la Cueva, una propuesta que agrada en demasía a lo largo y ancho del país. Daniel Cuevas y Tony Izquierdo se ganaron el corazón de los amantes del folclore, y hoy recogen lo sembrado hace bastante tiempo.
La velada se abrió con el grupo salteño Mañeros, que asoma con serias intenciones en el circuito del canto popular.
El público también disfrutó de un atrayente programa de jineteada, con jinetes de amplio reconocimiento.
"Este festival tiene un encanto muy particular, desde la belleza de sus paisajes
hasta la presencia de los artistas más emblemáticos
del folclore", sostuvo Walter Chocobar, intendente de la localidad de Molinos.
"No tengo dudas que con el correr de las ediciones hemos ganado ampliamente en prestigio. Lo importante es que cada día más gente conoce Molinos, este festival permitió a través de los años que el pueblo adquiriera reconocimiento, no solo a nivel nacional sino también internacional, muchos extranjeros llegan para disfrutar con este evento del canto popular. Nosotros jamás hemos competido con nadie, trabajamos para el bienestar del pueblo. Además, significa una importante fuente de trabajo para nuestra comunidad. Cada día tenemos un mayor compromiso con la gente", aclaró el jefe comunal.
Mil personas habitan en el pueblo de Molinos y se incrementa a 2.300 en todo el municipio. "La gente espera ansiosa cada año la llegada del festival, no solo para disfrutar con los mejores artistas del país, sino también también para abrir su corazón a los visitantes", aseveró finalmente Chocobar.
Los Valles Calchaquíes tuvieron un enero a todo folclore y Molinos no "desafinó", todo lo contrario, dió el acorde justo.

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Los Carabajal también festejaron sus 50 años de trayectoria artística en los Valles Calchaquíes, más precisamente en la bella localidad de Molinos, donde el sábado pasado se desarrolló la segunda y última velada del Festival del Poncho. Así, de esta manera, se bajó el telón a la trigésimo cuarta edición de esta convocatoria popular.
El solista Dalmiro Cuéllar trajo su abanico de canciones desde el Chaco boliviano, para dejar en claro porque es uno de los artistas preferidos en el país vecino.
El público tuvo la oportunidad de disfrutar con el dúo santiagueño Orellana-Lucca, que fue consagración en la última edición del Festival de Doma y Folclore de Jesús María. También recibió la misma distinción en el Festival de Cosquín 2016.
Los 4 de Salta, con el "Pala", Feche, "Pantera" y Cuty, le sumaron nivel al espectáculo, dándole un sello particular a la gran noche de Molinos.
El ritmo, el calor y el color, llegó con los inconfundibles Los Izkierdos de la Cueva, una propuesta que agrada en demasía a lo largo y ancho del país. Daniel Cuevas y Tony Izquierdo se ganaron el corazón de los amantes del folclore, y hoy recogen lo sembrado hace bastante tiempo.
La velada se abrió con el grupo salteño Mañeros, que asoma con serias intenciones en el circuito del canto popular.
El público también disfrutó de un atrayente programa de jineteada, con jinetes de amplio reconocimiento.
"Este festival tiene un encanto muy particular, desde la belleza de sus paisajes
hasta la presencia de los artistas más emblemáticos
del folclore", sostuvo Walter Chocobar, intendente de la localidad de Molinos.
"No tengo dudas que con el correr de las ediciones hemos ganado ampliamente en prestigio. Lo importante es que cada día más gente conoce Molinos, este festival permitió a través de los años que el pueblo adquiriera reconocimiento, no solo a nivel nacional sino también internacional, muchos extranjeros llegan para disfrutar con este evento del canto popular. Nosotros jamás hemos competido con nadie, trabajamos para el bienestar del pueblo. Además, significa una importante fuente de trabajo para nuestra comunidad. Cada día tenemos un mayor compromiso con la gente", aclaró el jefe comunal.
Mil personas habitan en el pueblo de Molinos y se incrementa a 2.300 en todo el municipio. "La gente espera ansiosa cada año la llegada del festival, no solo para disfrutar con los mejores artistas del país, sino también también para abrir su corazón a los visitantes", aseveró finalmente Chocobar.
Los Valles Calchaquíes tuvieron un enero a todo folclore y Molinos no "desafinó", todo lo contrario, dió el acorde justo.

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