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La Musa, refugio de la bohemia en Salta

Martes, 03 de enero de 2017 02:32
Un 6 de octubre de seis años atrás, abría sus puertas el bar La Musa, en las primeras cuadras del Paseo de los Poetas. León Sartorelli, su iniciador, no sabía por entonces que se convertiría en uno de los espacios icónicos de la ciudad. Era por entonces una primera versión humilde, pero ya tenía un corazón propio latiendo. Posteriormente, Sartorelli trasladaría su boliche a un local mayor, donde ahora se encuentra, en Esteco 117.
Para quien no haya escuchado hablar de este bar, se trata de un espacio que contuvo durante todos estos años a una movida cultural que de otra manera no hubiera encontrado canales de expresión.
Así lo reconocieron los mismos artistas de la ciudad, que corrieron en su ayuda cuando en 2015 la comuna capitalina presionó para que cerrara sus puertas.
Se trató de un momento singular en el que por primera vez se veía a artistas defender un local comercial que no les pertenecía. Sin embargo ésto se debía a la personalidad de su mentor, León Sartorelli, que sin dudas supo ganarse los corazones y la lealtad de quienes pasaron por su escenario. La presión de los artistas y de los medios locales, pudo revertir la decisión de la Municipalidad, sin embargo, luego de tantas noches de bohemia Sartorelli anunció su alejamiento de las actividades por problemas de salud. Y no fueron pocas las voces que se dolieron ante el inevitable cierre. Es que por el bar pasaron los nuevos creadores de Salta y también las grandes figuras nacionales.
Un lugar, en definitiva, que marcó una época.
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El interior del Bar La Musa. Pablo Yapura

Al mirar atrás, Sartorelli no puede asegurar una fórmula para que funcione un bar como el suyo. "Salta siempre ha tenido lugares así. La gente busca crear sus sitios, no es que yo lo haya creado, los artistas mismos fueron. Así nacieron Viruta y Vino, el 1140, Balderrama... Es la misma bohemia de Salta la que va creando sus lugares", explica.
Su verdadero nombre es Diego Sartorelli. "Lo de León es un apodo que me viene desde que formé parte de los boys scouts. En esos días los scouts se ponían como apodo el nombre de un animal. En mi caso era un animal como si fuera un adjetivo. Y que me pusieron a mí -el de León- no era justamente por la melena", se ríe, mientras sacude una cabellera invisible.
León cuenta que "siempre quise tener un lugar como éste, pero nunca supe cómo. Tuve un pequeño emprendimiento en Jesús María, en Córdoba. Después en Santa Victoria, en el límite con Bolivia y Paraguay. Un pequeño emprendimiento al que le pusimos "La cueva del oso". Era un bar nocturno que funcionó muy bien. Después estuve un tiempito en La Caldera, con un restorán que todavía sigue funcionando. Y en 2010 nos vinimos al Paseo de los Poetas. Como ves, probé por todos lados, desde la zona rural y a la urbana antes de llegar hasta el Paseo de los Poetas. Comenzó aquí porque justo encontré un lugar que se alquilaba, era bastante tranquilo por entonces. Pero comenzó a haber concurrencia de público y de a poco se fue armando el Paseo con gente de la cultura. De a poquito se fue haciendo aquí un polo cultural. Al principio era un local chico, al frente de donde estamos ahora. Era un garaje chiquito donde entraban unas cuantas mesas. Y en mayo de 2012, nos trasladamos aquí. No había nada planeado. No tenía ni idea de cómo iba a ser lo que íbamos a poner aquí. Todo se fue dando. Creo que la misma gente, los mismos artistas fueron los que le pusieron la onda y lo hicieron funcionar. Ellos mismos eran los que proponían ideas y nosotros nos prendíamos. Por supuesto que le poníamos toda la onda. Creo que los artistas sienten y nosotros consentimos. Mi palabra siempre fue: "Si te parece, le metamos". Y así se fue armando La Musa. Salió algo lindo, ¿no? A la gente le gustó y nos apoyó todo este tiempo. Tendría que agradecerle a tanta gente. Sobre todo a los artistas, a los comunicadores, que nos trataron siempre tan bien, que nos apoyaron, que estuvieron presentes en las buenas y en las malas. Ellos fueron los hacedores, porque no estaba planeado hacer un bar como fue La Musa. Se fue dando, los músicos se me acercaban a proponer sus cosas, y viendo que lo que se necesitaba era un lugar para tocar, cuando se dio la oportunidad de ir a un salón más grande, sin dudar lo abrimos y largamos. Y de ahí fue sola... Hubo no solo música, sino muchas presentaciones de libros, de revistas... Todas las actividades de la bohemia de Salta, amigos a la cabeza, firmes con sus intentos. Después, la actividad era tanta que se fue abriendo hacia el mismo Paseo también. Inclusive en La Musa funcionaron las reuniones de la agrupación MIAS, los músicos independientes, donde estaba gente como Adrián Moroni y Santiago Lamagni... Después se fueron acercando los jóvenes, muchos estudiantes de Humanidades de la Universidad que estaban haciendo sus cosas en otros lados, pero querían sumarse a lo que pasaba en el Paseo. No es que surgieron ahí, pero los convocó a todos la onda de La Musa. A mí me sorprendió desde un principio la cantidad de actividades que hay en Salta. Por ejemplo me sorprendió mucho la movida del jazz. ¡Tantos músicos muy buenos de jazz que hay en Salta! Fue bueno conocer a Mirko Petroccelli, una persona de un apellido arraigado al folclore que sin embargo tiene una relación como la que tiene con el jazz, me sorprendió. Es que uno sabe que en Salta hay por supuesto folclore, trova... pero ¿jazz? Es sorprendente". dice León. "Al cabo, en estos seis años me acuerdo de un montón de cosas malas y de cosas buenas. Pero mejor es acordarse de lo segundo. Cuando todavía no éramos tan conocidos, nos trasnochábamos con Juan Falú y un grupo de amigos. En todo el Paseo armábamos espectáculos, cine-debates que fueron interesantes, Micaela Chaque, que toca con Divididos, tanta gente que estuvo en La Musa y que para mí fue un honor. Todo esto lo viví intensamente. Después hay algo que digo en broma pero es verdad: En Salta hay más artistas que público. Es asombroso la cantidad de artistas que hay. Una tremenda necesidad de la gente de expresarse a través del arte. Muy notable", señala León.
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Cuando León Sartorelli anunció que se retiraría de La Musa, hubo mucha desazón. Los artistas supusieron que con la ida de León, se cerraba una de las puertas que la bohemia de Salta había abierto para encontrarse con sus hacedores. Desde hacía un tiempo que la administración corría por cuenta de producciones independientes. Sin embargo, cuando se supo que ya no estaría más su generador, se realizaron varias despedidas e incluso se colocó una plaqueta en el Paseo de los Poetas, donde se encuentra La Musa. Un recuerdo de estos años tumultuosos, donde el interés de algunos sectores hizo que cerraran en 2016, varios locales del Paseo Balcarce donde el arte y la música de creadores locales tenían espacio, como fue el caso de Arteplaneta y tantos otros, y a cambio se pusieron varios boliches bailables. Por eso fue tan apoyado un bar como La Musa, cuando inspectores municipales buscaron cerrarla. "Creo que como pasa en otras ciudades, el Gobierno debería apoyar espacios de expresión que también son generadores de progreso y ganancias", señala León, que es un eterno agradecido de la comunidad que supo apoyarlo en esos días amargos.
Sin embargo no todo sería tan tormentoso, y al poco tiempo de anunciar su alejamiento, León se encontró con Víctor Rosado, un ex bancario padre de una familia de artistas que venían trabajando en Jujuy, buscando generar un polo como La Musa en San Salvador.
"Estuve viviendo los últimos diez años en Jujuy. Hace tiempo que dejé de trabajar en un banco y pensé dedicarme a este rubro. Queríamos hacer algo parecido en Jujuy. Pero no se dio. Un día me habla mi hijo sobre la posibilidad de comprar La Musa. Me sorprendió, pero le dije que apostemos al lugar. Así que nos lanzamos con todo. Hablamos con León que es el creador de este espacio que nos gustó muchísimo, con tantos poetas, tanta música. Y la verdad es que la idea es redoblar la apuesta. Mi hijo es músico, mi mujer es soprano y actuó en Nueva York, digo que de alguna manera estamos ligados a la música por todos lados. Conocía muy poquito a La Musa porque en estos diez años de estar en Jujuy, una vez vinimos porque mi hijo presentaba un taller de música para chicos. Se dio de esta manera, con la familia que se metió de lleno en este proyecto, cada uno con una partecita pero la familia está metida en el negocio", dice.
"Yo decía que la idea es redoblar la apuesta y tratar de mantener el ambiente, la onda musical y de poesía. Así que empecé a conocer habitués del lugar. Y me encanta León, es un tipo excepcional. Lo conozco hace poquito por la negociación y la verdad es que te pone en sintonía en dos minutos, muy positivo. Se fueron dando las cosas muy rápida porque se fue congeniando bien. Es como un cliente honorario nuestro, va a mantener el espíritu, siempre dando vueltas con consejos", cuenta Víctor. "Por eso invitamos siempre a los que quieran acercarse a este espacio que es para ellos. Ya se está armando con la gente que se acerca porque la onda del espacio es muy buena", asegura.
bar la musa liliana courtade.jpg

Santiago Lamagni voz del Dúo Camagüira y de otras bandas, asegura que "hemos tenido principalmente a La Musa como casa. Resulta que León lo que supo hacer entre otras cosas importantes y escasas, fue priorizar espectáculo más allá de la necesidad del local comercial gastronómico. Siempre es al revés y los músicos quedan supeditados a si funciona o no el negocio. Y León, más allá de si era redituable, te hacía principalmente sentir cómodo y tomar a La Musa como 'el' lugar apto para mostrar seriamente las propuestas musicales más diversas", señala el músico y compositor.
Por su parte la pintora y docente Liliana "La Peca" Courtade, se muestra agradecida con León "por la movida que generó La Musa y porque su generosidad siempre lo mantuvo dispuesto a las propuestas que se generaron para hacer de este lugar un ámbito que le hizo mucho bien a la cultura general y a la cultura alternativo de Salta. Porque este espacio no discriminó entre los artistas y la gente que los rodea. Eso es buenísimo, sobre todo en Salta donde todos los espacios se contaminan y se convierten en otra cosa. Éste supo desde el comienzo hasta el momento, mantener esa identidad y coherencia", señala La Peco.
Efectivamente en La Musa se hicieron presentaciones de libros, charlas, incluso políticas y alguna vez se trató temas que hacen a la vida diaria de los artistas.
De esta manera se acercaron desde el principio personas como José Sivila que es actor, director teatral y formador de payasos hospitalarios. "Yo soy gracias al poeta José Sajama, uno de los primeros clientes de La Musa. 'Venite que estamos en La Musa del Paseo de los Poetas', me dice. Vengo, estaciono, y no lo encontraba al local. Le digo: 'Sajama, dame la dirección. Y me da la dirección donde yo estaba: no la había visto porque estaba en un garage, con cuatro o cinco mesas. El único cliente era el Negro Sajama, con una jarrita de vino. '¡Escuchá la música que ponen acá', me dice emocionado. El fue un traedor de mucha gente. Después pusieron mesas en la calle, sobre el canal. La vereda fue el escenario porque adentro no había espacio para hacer nada. Al poco tiempo empezó a quedar chico y un buen día nos fuimos al frente. León estaba en la duda y me consulta porque aparte de todo, soy bolichero. Así él se vino aquí y aquí fue la explosión de La Musa. Venía cualquiera y agarraba la guitarra y León encendía el equipo. En este lugar se gestó la vuelta del Pájaro Cultural. Aquí uno siempre llega a sentarse y beber ese vino productivo que pone en marcha las cosas. León siempre nos aguantó en todos los sentidos, incluso en el más literal de la expresión. En ese tiempo mi amiga de entonces me decía '¿Estás en tu segunda casa?' Todo esto estuvo bueno... ¡está bueno! Espero que continúe con esos lugares donde cabe la bohemia. Porque como dice León, a esos espacios bohemios, los hacen los bohemios. Juan Ahuerma asegura que hay magia. Hay diez mil espacios pero siempre la gente viene y se queda nada más en uno", dice José.
bar la musa - leon sartorelli.jpg

Caminadora de la esa noche bohemia de Salta a la que Sivila hace referencia, la fotógrafa Carolina Vera señala que "León siempre ha sido muy generoso con todo el mundo. No tuvo complicación a la hora de decir 'Esto no me gusta', pero igual siempre brindó el espacio, no pidió otro requisito que la obra de arte. Para entrar con todos los músicos, León fue igual: no hubo requisitos. La Musa siempre fue un espacio totalmente abierto para todos los artistas, con muestras fotográficas, de pintura, recitales... Ahí fue mi primer espacio porque, bueno, ¡nadie me daba un peso! Pero León sin conocerme mucho, me dejó que colgara mi muestra. Incluso muchos artistas festejaron sus cumples, estudios de coros hicieron sus presentaciones... En fin, fue un lugar de encuentro de creadores, de artistas, de viejos amigos que armaban guitarreríos. La Musa fue sobre todo una inspiración para todos los amigos, para que compartieran ese espíritu que siempre anda buscando expresarse cuando se juntan dos artistas", dice Carolina.
Efectivamente, si nos pasamos alguna noche por Esteco 117, vamos a seguir oyendo las cuerdas convirtiendo en notas musicales la vibración. Esperando por nosotros.
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Un 6 de octubre de seis años atrás, abría sus puertas el bar La Musa, en las primeras cuadras del Paseo de los Poetas. León Sartorelli, su iniciador, no sabía por entonces que se convertiría en uno de los espacios icónicos de la ciudad. Era por entonces una primera versión humilde, pero ya tenía un corazón propio latiendo. Posteriormente, Sartorelli trasladaría su boliche a un local mayor, donde ahora se encuentra, en Esteco 117.
Para quien no haya escuchado hablar de este bar, se trata de un espacio que contuvo durante todos estos años a una movida cultural que de otra manera no hubiera encontrado canales de expresión.
Así lo reconocieron los mismos artistas de la ciudad, que corrieron en su ayuda cuando en 2015 la comuna capitalina presionó para que cerrara sus puertas.
Se trató de un momento singular en el que por primera vez se veía a artistas defender un local comercial que no les pertenecía. Sin embargo ésto se debía a la personalidad de su mentor, León Sartorelli, que sin dudas supo ganarse los corazones y la lealtad de quienes pasaron por su escenario. La presión de los artistas y de los medios locales, pudo revertir la decisión de la Municipalidad, sin embargo, luego de tantas noches de bohemia Sartorelli anunció su alejamiento de las actividades por problemas de salud. Y no fueron pocas las voces que se dolieron ante el inevitable cierre. Es que por el bar pasaron los nuevos creadores de Salta y también las grandes figuras nacionales.
Un lugar, en definitiva, que marcó una época.
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El interior del Bar La Musa. Pablo Yapura

Al mirar atrás, Sartorelli no puede asegurar una fórmula para que funcione un bar como el suyo. "Salta siempre ha tenido lugares así. La gente busca crear sus sitios, no es que yo lo haya creado, los artistas mismos fueron. Así nacieron Viruta y Vino, el 1140, Balderrama... Es la misma bohemia de Salta la que va creando sus lugares", explica.
Su verdadero nombre es Diego Sartorelli. "Lo de León es un apodo que me viene desde que formé parte de los boys scouts. En esos días los scouts se ponían como apodo el nombre de un animal. En mi caso era un animal como si fuera un adjetivo. Y que me pusieron a mí -el de León- no era justamente por la melena", se ríe, mientras sacude una cabellera invisible.
León cuenta que "siempre quise tener un lugar como éste, pero nunca supe cómo. Tuve un pequeño emprendimiento en Jesús María, en Córdoba. Después en Santa Victoria, en el límite con Bolivia y Paraguay. Un pequeño emprendimiento al que le pusimos "La cueva del oso". Era un bar nocturno que funcionó muy bien. Después estuve un tiempito en La Caldera, con un restorán que todavía sigue funcionando. Y en 2010 nos vinimos al Paseo de los Poetas. Como ves, probé por todos lados, desde la zona rural y a la urbana antes de llegar hasta el Paseo de los Poetas. Comenzó aquí porque justo encontré un lugar que se alquilaba, era bastante tranquilo por entonces. Pero comenzó a haber concurrencia de público y de a poco se fue armando el Paseo con gente de la cultura. De a poquito se fue haciendo aquí un polo cultural. Al principio era un local chico, al frente de donde estamos ahora. Era un garaje chiquito donde entraban unas cuantas mesas. Y en mayo de 2012, nos trasladamos aquí. No había nada planeado. No tenía ni idea de cómo iba a ser lo que íbamos a poner aquí. Todo se fue dando. Creo que la misma gente, los mismos artistas fueron los que le pusieron la onda y lo hicieron funcionar. Ellos mismos eran los que proponían ideas y nosotros nos prendíamos. Por supuesto que le poníamos toda la onda. Creo que los artistas sienten y nosotros consentimos. Mi palabra siempre fue: "Si te parece, le metamos". Y así se fue armando La Musa. Salió algo lindo, ¿no? A la gente le gustó y nos apoyó todo este tiempo. Tendría que agradecerle a tanta gente. Sobre todo a los artistas, a los comunicadores, que nos trataron siempre tan bien, que nos apoyaron, que estuvieron presentes en las buenas y en las malas. Ellos fueron los hacedores, porque no estaba planeado hacer un bar como fue La Musa. Se fue dando, los músicos se me acercaban a proponer sus cosas, y viendo que lo que se necesitaba era un lugar para tocar, cuando se dio la oportunidad de ir a un salón más grande, sin dudar lo abrimos y largamos. Y de ahí fue sola... Hubo no solo música, sino muchas presentaciones de libros, de revistas... Todas las actividades de la bohemia de Salta, amigos a la cabeza, firmes con sus intentos. Después, la actividad era tanta que se fue abriendo hacia el mismo Paseo también. Inclusive en La Musa funcionaron las reuniones de la agrupación MIAS, los músicos independientes, donde estaba gente como Adrián Moroni y Santiago Lamagni... Después se fueron acercando los jóvenes, muchos estudiantes de Humanidades de la Universidad que estaban haciendo sus cosas en otros lados, pero querían sumarse a lo que pasaba en el Paseo. No es que surgieron ahí, pero los convocó a todos la onda de La Musa. A mí me sorprendió desde un principio la cantidad de actividades que hay en Salta. Por ejemplo me sorprendió mucho la movida del jazz. ¡Tantos músicos muy buenos de jazz que hay en Salta! Fue bueno conocer a Mirko Petroccelli, una persona de un apellido arraigado al folclore que sin embargo tiene una relación como la que tiene con el jazz, me sorprendió. Es que uno sabe que en Salta hay por supuesto folclore, trova... pero ¿jazz? Es sorprendente". dice León. "Al cabo, en estos seis años me acuerdo de un montón de cosas malas y de cosas buenas. Pero mejor es acordarse de lo segundo. Cuando todavía no éramos tan conocidos, nos trasnochábamos con Juan Falú y un grupo de amigos. En todo el Paseo armábamos espectáculos, cine-debates que fueron interesantes, Micaela Chaque, que toca con Divididos, tanta gente que estuvo en La Musa y que para mí fue un honor. Todo esto lo viví intensamente. Después hay algo que digo en broma pero es verdad: En Salta hay más artistas que público. Es asombroso la cantidad de artistas que hay. Una tremenda necesidad de la gente de expresarse a través del arte. Muy notable", señala León.
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Cuando León Sartorelli anunció que se retiraría de La Musa, hubo mucha desazón. Los artistas supusieron que con la ida de León, se cerraba una de las puertas que la bohemia de Salta había abierto para encontrarse con sus hacedores. Desde hacía un tiempo que la administración corría por cuenta de producciones independientes. Sin embargo, cuando se supo que ya no estaría más su generador, se realizaron varias despedidas e incluso se colocó una plaqueta en el Paseo de los Poetas, donde se encuentra La Musa. Un recuerdo de estos años tumultuosos, donde el interés de algunos sectores hizo que cerraran en 2016, varios locales del Paseo Balcarce donde el arte y la música de creadores locales tenían espacio, como fue el caso de Arteplaneta y tantos otros, y a cambio se pusieron varios boliches bailables. Por eso fue tan apoyado un bar como La Musa, cuando inspectores municipales buscaron cerrarla. "Creo que como pasa en otras ciudades, el Gobierno debería apoyar espacios de expresión que también son generadores de progreso y ganancias", señala León, que es un eterno agradecido de la comunidad que supo apoyarlo en esos días amargos.
Sin embargo no todo sería tan tormentoso, y al poco tiempo de anunciar su alejamiento, León se encontró con Víctor Rosado, un ex bancario padre de una familia de artistas que venían trabajando en Jujuy, buscando generar un polo como La Musa en San Salvador.
"Estuve viviendo los últimos diez años en Jujuy. Hace tiempo que dejé de trabajar en un banco y pensé dedicarme a este rubro. Queríamos hacer algo parecido en Jujuy. Pero no se dio. Un día me habla mi hijo sobre la posibilidad de comprar La Musa. Me sorprendió, pero le dije que apostemos al lugar. Así que nos lanzamos con todo. Hablamos con León que es el creador de este espacio que nos gustó muchísimo, con tantos poetas, tanta música. Y la verdad es que la idea es redoblar la apuesta. Mi hijo es músico, mi mujer es soprano y actuó en Nueva York, digo que de alguna manera estamos ligados a la música por todos lados. Conocía muy poquito a La Musa porque en estos diez años de estar en Jujuy, una vez vinimos porque mi hijo presentaba un taller de música para chicos. Se dio de esta manera, con la familia que se metió de lleno en este proyecto, cada uno con una partecita pero la familia está metida en el negocio", dice.
"Yo decía que la idea es redoblar la apuesta y tratar de mantener el ambiente, la onda musical y de poesía. Así que empecé a conocer habitués del lugar. Y me encanta León, es un tipo excepcional. Lo conozco hace poquito por la negociación y la verdad es que te pone en sintonía en dos minutos, muy positivo. Se fueron dando las cosas muy rápida porque se fue congeniando bien. Es como un cliente honorario nuestro, va a mantener el espíritu, siempre dando vueltas con consejos", cuenta Víctor. "Por eso invitamos siempre a los que quieran acercarse a este espacio que es para ellos. Ya se está armando con la gente que se acerca porque la onda del espacio es muy buena", asegura.
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Santiago Lamagni voz del Dúo Camagüira y de otras bandas, asegura que "hemos tenido principalmente a La Musa como casa. Resulta que León lo que supo hacer entre otras cosas importantes y escasas, fue priorizar espectáculo más allá de la necesidad del local comercial gastronómico. Siempre es al revés y los músicos quedan supeditados a si funciona o no el negocio. Y León, más allá de si era redituable, te hacía principalmente sentir cómodo y tomar a La Musa como 'el' lugar apto para mostrar seriamente las propuestas musicales más diversas", señala el músico y compositor.
Por su parte la pintora y docente Liliana "La Peca" Courtade, se muestra agradecida con León "por la movida que generó La Musa y porque su generosidad siempre lo mantuvo dispuesto a las propuestas que se generaron para hacer de este lugar un ámbito que le hizo mucho bien a la cultura general y a la cultura alternativo de Salta. Porque este espacio no discriminó entre los artistas y la gente que los rodea. Eso es buenísimo, sobre todo en Salta donde todos los espacios se contaminan y se convierten en otra cosa. Éste supo desde el comienzo hasta el momento, mantener esa identidad y coherencia", señala La Peco.
Efectivamente en La Musa se hicieron presentaciones de libros, charlas, incluso políticas y alguna vez se trató temas que hacen a la vida diaria de los artistas.
De esta manera se acercaron desde el principio personas como José Sivila que es actor, director teatral y formador de payasos hospitalarios. "Yo soy gracias al poeta José Sajama, uno de los primeros clientes de La Musa. 'Venite que estamos en La Musa del Paseo de los Poetas', me dice. Vengo, estaciono, y no lo encontraba al local. Le digo: 'Sajama, dame la dirección. Y me da la dirección donde yo estaba: no la había visto porque estaba en un garage, con cuatro o cinco mesas. El único cliente era el Negro Sajama, con una jarrita de vino. '¡Escuchá la música que ponen acá', me dice emocionado. El fue un traedor de mucha gente. Después pusieron mesas en la calle, sobre el canal. La vereda fue el escenario porque adentro no había espacio para hacer nada. Al poco tiempo empezó a quedar chico y un buen día nos fuimos al frente. León estaba en la duda y me consulta porque aparte de todo, soy bolichero. Así él se vino aquí y aquí fue la explosión de La Musa. Venía cualquiera y agarraba la guitarra y León encendía el equipo. En este lugar se gestó la vuelta del Pájaro Cultural. Aquí uno siempre llega a sentarse y beber ese vino productivo que pone en marcha las cosas. León siempre nos aguantó en todos los sentidos, incluso en el más literal de la expresión. En ese tiempo mi amiga de entonces me decía '¿Estás en tu segunda casa?' Todo esto estuvo bueno... ¡está bueno! Espero que continúe con esos lugares donde cabe la bohemia. Porque como dice León, a esos espacios bohemios, los hacen los bohemios. Juan Ahuerma asegura que hay magia. Hay diez mil espacios pero siempre la gente viene y se queda nada más en uno", dice José.
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Caminadora de la esa noche bohemia de Salta a la que Sivila hace referencia, la fotógrafa Carolina Vera señala que "León siempre ha sido muy generoso con todo el mundo. No tuvo complicación a la hora de decir 'Esto no me gusta', pero igual siempre brindó el espacio, no pidió otro requisito que la obra de arte. Para entrar con todos los músicos, León fue igual: no hubo requisitos. La Musa siempre fue un espacio totalmente abierto para todos los artistas, con muestras fotográficas, de pintura, recitales... Ahí fue mi primer espacio porque, bueno, ¡nadie me daba un peso! Pero León sin conocerme mucho, me dejó que colgara mi muestra. Incluso muchos artistas festejaron sus cumples, estudios de coros hicieron sus presentaciones... En fin, fue un lugar de encuentro de creadores, de artistas, de viejos amigos que armaban guitarreríos. La Musa fue sobre todo una inspiración para todos los amigos, para que compartieran ese espíritu que siempre anda buscando expresarse cuando se juntan dos artistas", dice Carolina.
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