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Martín Moyano espera por minuto una donación cruzada de riñón

Hace 14 años que es sometido a diálisis. Ya quedan pocos lugares en su cuerpo que permitan seguir con este tratamiento.
Jueves, 26 de octubre de 2017 00:00

Supera el metro ochenta y aunque su cuerpo denota los maltratos que le da su enfermedad, se mantiene erguido, firme y siempre sonriente. Hoy tiene 42 años y lejos quedó aquella época de la niñez, sin preocupaciones. Donde el tiempo se pasaba jugando en las hamacas de la plaza de Ciudad del Milagro, andando en bici o viendo a sus vecinas probar sin suerte con los patines y luego ayudándolos a levantarse del piso. Hoy Martín Moyano junto a su esposa María Eugenia Vera enfrentan una enfermedad larga, pero no invencible. El diagnóstico de Martín es glomerulonefritis crónica. Desde hace 4 años ya no puede orinar porque sus riñones dejaron de funcionar. "Es como si tuviera dos albóndigas en vez de dos riñones", describe la mujer.

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Supera el metro ochenta y aunque su cuerpo denota los maltratos que le da su enfermedad, se mantiene erguido, firme y siempre sonriente. Hoy tiene 42 años y lejos quedó aquella época de la niñez, sin preocupaciones. Donde el tiempo se pasaba jugando en las hamacas de la plaza de Ciudad del Milagro, andando en bici o viendo a sus vecinas probar sin suerte con los patines y luego ayudándolos a levantarse del piso. Hoy Martín Moyano junto a su esposa María Eugenia Vera enfrentan una enfermedad larga, pero no invencible. El diagnóstico de Martín es glomerulonefritis crónica. Desde hace 4 años ya no puede orinar porque sus riñones dejaron de funcionar. "Es como si tuviera dos albóndigas en vez de dos riñones", describe la mujer.

Desde un principio, los profesionales que atendieron a Martín le adelantaron que, tarde o temprano, su caso terminaría en un transplante de riñón. Mientras los años pasaban, este hombre se mantuvo en lista de espera y negándose a que su esposa sea su donante. Hace un año y ante las complicaciones de salud que se fueron presentando, accedió a la donación y, gracias a los estudios a los que fue sometida María Eugenia, le detectaron un cáncer de tiroides. De urgencia, la mujer fue sometida a una cirugía. Esto ocurrió en diciembre del año pasado. Así quedó descartada la posibilidad de este trasplante y uno de los dos hermanos de Martín se ofreció como donante. Sin embargo, y luego de los estudios correspondientes, se pudo comprobar que los hermanos no eran compatibles.

Nada de todo esto los desilusionó. La pareja buscó la forma y los medios para que el Incucai autorice un trasplante cruzado. "Tenemos que encontrar un donante que tenga como tipo de sangre 0 Rh positivo y que esté en la misma situación que yo, para cruzar los órganos", explicó el hombre.

Una larga lucha

Hace 14 años que Martín se somete a diálisis y hace 20 que padece esta enfermedad. Cuando sus problemas de salud comenzaron, Martín trabajaba en una cadena de supermercados en el barrio Tres Cerritos, en el sector de carnicería. "Allí aprendí el oficio. Atendía el mostrador, despostaba y como soy grandote era el encargado de bajar las piezas del camión", recuerda. Fue en aquella época que comenzó a notar que sus piernas se hinchaban, al punto que un compañero de trabajo tenía que ayudarlo a sacarse las botas de goma. Un día despertó con un fuerte dolor e inflamación en los testículos, por lo que su padre lo llevó con urgencia al hospital San Bernardo. Fue entonces que comenzó el calvario de Martín. Los profesionales resolvieron internarlo y después de varios estudios le dieron un primer diagnóstico de lupus. Durante dos meses estuvo internado, siendo sometido a más estudios y controles. Ante la falta de mejoría, una prima resolvió llevarlo a Tucumán donde ella trabajaba como médica en el hospital Padilla. A esta altura este hombre ya no podía orinar bien, tenía retención de líquidos y no podía comer. Finalmente llegó el diagnóstico: glomerulonefritis crónica.

"Hasta el día de hoy, ningún médico de todos lo que lo atendieron pudo decirnos a ciencia cierta qué provocó esto", dice María Eugenia.

Sobre uno de los estantes de la biblioteca, donde María guarda sus materiales de estudio -es maestra-, se pueden ver las fotos de doña Gringa, la mamá de Martín, y la foto de la pareja en el día de su boda. "A la semana que nos casamos comencé con la diálisis", recordó el hombre mientras miraba la foto haciendo memoria.

María lo mira, sentada a su lado como siempre.

Nuevos sueños

En la actualidad Martín es sometido a diálisis tres veces a la semana. Los profesionales que lo atienden ya le adelantaron que sus arterias están sufriendo el desgaste propio generado por esta terapia, y que ya no quedan muchos sitios en su cuerpo para seguir realizando fístulas. "Esta terapia es muy invasiva, pero es la única forma en que pueda mantenerse vivo porque sus riñones ya no funcionan. Nosotros no sabemos lo que es hacer un viaje o salir de vacaciones porque él no puede estar sin la diálisis. Además, algunas de las fístulas no se cicatrizaron y produjeron lesiones en sus brazos y piernas", cuenta la esposa. Hace dos semanas Martín estuvo internado porque se le generó una necrosis en uno de los brazos porque la fístula realizada en marzo no cicatrizó. María estaba sola en su casa, así que sus papás vinieron a acompañarla. El martes les entraron a robar. Pero aún así nada los frena. "Quiero estar bien para trabajar con mi profesión. Soy maestro panadero y quiero dar clases", dijo Martín.

Jorge Lanata, el primer caso

El Programa de Donación Renal Cruzada permite que los pacientes con insuficiencia renal crónica que necesiten un trasplante no requieran una “compatibilidad médica” con su donante y puedan recibir un riñón de un “desconocido”. El trasplante cruzado implica que cuatro personas -dos donantes y dos pacientes- se sometan a la intervención, de forma que cada paciente reciba un riñón del donante con el cual es compatible pero no tiene una relación anterior al trasplante. Jorge Lanata se realizó la primera donación cruzada de América Latina y sentó un precedente crucial para que el pasado 13 de este mes el Incucai aprobara el programa.
Esta medida reducirá el tiempo de espera de los pacientes que aguardan por un riñón. El programa podría alcanzar a unas 1.000 personas en lista de espera por un trasplante. La presidenta del Incucai, María del Carmen Bacque, advirtió que resguardarán que “el entrecruzamiento se dé en marcos estrictamente médicos”, para evitar todo posible tema comercial.
El procedimiento en Lanata, el primero de su tipo en América Latina, incluyó a cuatro pacientes. Lanata recibió un riñón de una donante llamada Nora, y a su vez la esposa del periodista, Sara Stewart Brown, donó uno de sus riñones a Ignacio, el hijo de la mujer. En aquel momento, marzo de 2015, fue necesario contar con la autorización del juez Francisco de Asís Soto, a fin de demostrar que la donación cruzada era un acto de “carácter voluntario, altruista y desinteresado”.
El intercambio de los órganos entre dos parejas es una práctica que empezó en 1986 en los Estados Unidos y se lleva a cabo en España, Canadá, Reino Unido, Australia y Turquía. 
Martín Moyano confía en que la difusión en los medios le permita llegar más rápido a la posibilidad de concretar el transplante. Aquellos que puedan ayudarlo pueden comunicarse al 3874118781 o al 3875005013. 

 

 

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