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El acoso laboral y callejero, una forma de machismo que no cesa

Los escándalos de Harvey Weinstein y Ari Paluch pusieron en el tapete las desigualdades de género. Especialistas sostienen que la educación emocional en la familia es esencial para desterrar el machismo.
Jueves, 26 de octubre de 2017 02:31

Hollywood y el mundo entero se sacudieron semanas atrás por el escándalo que tuvo al famoso productor Harvey Weinstein, quien fue acusado por acoso sexual en la meca del cine. 
Numerosas actrices, entre ellas Angelina Jolie, salieron a denunciar lo que era, y es, una práctica muy común y extendida en varios ámbitos, bajo la mirada cómplice de actores, asistentes y demás integrantes de la industria cinematográfica.
Las repercusiones no se hicieron esperar y en varios países como Francia, varias actrices y modelos denunciaron haber padecido hechos similares. 
En nuestro país ocurrió otro tanto con el caso del periodista Ari Paluch, quien en los últimos días fue denunciado por una compañera de trabajo por acoso sexual, a lo que se sumaron varios testimonios de otras mujeres que habían trabajado con él. 
Ante los alcances de la situación, el canal América, donde se desempeñaba Paluch, decidió desvincular al periodista de la emisora.

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Hollywood y el mundo entero se sacudieron semanas atrás por el escándalo que tuvo al famoso productor Harvey Weinstein, quien fue acusado por acoso sexual en la meca del cine. 
Numerosas actrices, entre ellas Angelina Jolie, salieron a denunciar lo que era, y es, una práctica muy común y extendida en varios ámbitos, bajo la mirada cómplice de actores, asistentes y demás integrantes de la industria cinematográfica.
Las repercusiones no se hicieron esperar y en varios países como Francia, varias actrices y modelos denunciaron haber padecido hechos similares. 
En nuestro país ocurrió otro tanto con el caso del periodista Ari Paluch, quien en los últimos días fue denunciado por una compañera de trabajo por acoso sexual, a lo que se sumaron varios testimonios de otras mujeres que habían trabajado con él. 
Ante los alcances de la situación, el canal América, donde se desempeñaba Paluch, decidió desvincular al periodista de la emisora.

Visibilizar lo invisible
Si bien estos casos se mediatizaron rápidamente y tuvieron eco en los ámbitos laboral y judicial, con medidas para proteger a las víctimas, lo cierto es que el acoso es cosa de todos los días, desde un simple “piropo” subido de tono en la vía pública hasta persecuciones en el lugar de trabajo. 
La enorme repercusión que tuvo en el mundo el hashtag #MeToo (Yo también), iniciado por la actriz norteamericana Alyssa Milano en las redes para denunciar todo tipo de acoso, da cuenta de esta realidad. 
La importancia de esta iniciativa radica en la posibilidad de hacer visible lo invisible, de denunciar aquellas actitudes que están naturalizadas en la sociedad y que encubren desiguales juegos de poder entre hombres y mujeres.
¿Cómo es el acosador?
Cabe aclarar que tanto hombres como mujeres pueden ser víctimas de acoso, pero los especialistas señalan que, desde el punto de vista estadístico, es mucho mayor la cantidad de mujeres víctimas de este tipo de comportamiento.
El acoso puede estar encubierto en comentarios que incomodan, chistes aparentemente inocentes, abrazos y palmadas “cariñosas”. Si la víctima increpa al acosador, éste suele justificarse en que lo mal interpretaron y que era un simple chiste, para luego “ofenderse” de tamaña acusación.
“El acoso es un tema complejo. Dentro de los acosadores hay varios rangos, desde aquel que realiza un acoso verbal hasta el que comete un abuso físico. El acosador disfruta de la dominación y de la impotencia que siente la víctima para defenderse y denunciar el hecho. Este tipo de persona sabe que incomoda y lo disfruta”, señaló a El Tribuno el Lic. Matías Arroz.
Para Arroz, la noción de poder sustenta este tipo de comportamiento. “El acosador necesita sentirse superior al otro para compensar una carencia interna, ya que es muy inseguro y tiene baja autoestima y baja tolerancia a la frustración”, aclaró el profesional.
Para el psicólogo Diego Dutto, a pesar de las conquistas de la mujer, aún no se logran frenar los episodios de acoso en diversos ámbitos de acción, sea el trabajo o la calle misma, debido a la vigencia de los estereotipos machistas en la cultura occidental. 
“Si bien hubo muchos avances en los últimos años que dignificaron a la mujer, la cultura machista aún imprega y atraviesa la sociedad salteña, la argentina y la occidental en general. Es así que se naturalizan los chistes o comentarios obsenos y en muchos casos se responsabiliza a la víctima por vestir ‘provocativamente’, por dar un ejemplo. Por otro lado, la TV y la publicidad exarceban este machismo al potenciar a la mujer como un objeto, encuadrada en ciertos patrones de belleza. Un tema fundamental es la educación, que todavía se sustenta en cánones machistas”.
Y agregó: “La mirada del hombre que acosa es de una profunda ignorancia y se basa en considerarlo al otro como una posesión. El acosador, además de tener ciertos rasgos psicopáticos, es también muy obsesivo”.

Animarse a hablar
Daniela tiene 26 años y estudiaba danzas en una academia colindante a una obra de construcción en la ciudad de Salta. Cada día, ella y su compañera debían escuchar comentarios de todo tipo y tenor. 
“Era muy incómodo. Nos decían cosas irreproducibles y a los gritos. Incluso nos cruzábamos de vereda para evitar la situación, y nada. Un día vimos al encargado y le dijimos lo que estaba pasando. Mi amiga habló, a mí me daba vergüenza. Pero lo bueno es que a partir de ese día nunca más nos dijeron nada y pudimos caminar tranquilas por ese lugar”, detalló la joven a El Tribuno.

Cómo prevenir
“En Salta, a pesar de las campañas contra la violencia de género, el machismo y el hombre dominante de la familia todavía es muy fuerte. Se sigue colocando a la mujer como un ser en inferior de condiciones y derechos”, destacó el psicólogo Matías Arroz. 
Tanto Arroz como Dutto coinciden que la educación es la base para erradicar este tipo de comportamientos, basados en la ignorancia.
“Es fundamental la educación emocional que se da en la familia y complementada por la escuela. Hay que educar a los chicos en el respeto por uno mismo, ya que cuando uno se respeta automáticamente surge el respeto y el cariño por el otro”.
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