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Un día, la estrella de Belén volvió a brillar

Tras un año de convalescencia, la víctima de un ataque femicida relata su vuelta a la vida.
Sabado, 07 de octubre de 2017 00:00

"Hoy me sorprendí cuando a casa llegó un oficio que decía que a partir de la fecha contaba con una consigna policial y en pocas horas recibiría el botón antipánico. Nos causó sorpresa y a la vez alegría saber que llegó tarde, pero lo voy a recibir como un regalo de primavera. Porque justamente hace una semana volví a trabajar, a sentirme útil, a perder el miedo a vivir. Estuve más de una año internada en los hospitales y en mi propia casa. Me alimenté por meses con una zonda gástrica. Escondí las cicatrices de mi cuello, pecho y rostro por todo ese tiempo hasta esta primavera, cuando volví de nuevo a la vida. Ese oficio y ese botón antipánico volvieron sobre mí una historia de terror que ya sepultamos, porque mi sufrimiento y mi dolor lo compartieron también mis padres, hermanos y tíos. Hoy es otro el cielo y más claro el horizonte. Gracias a Dios, a mis padres, a los doctores del San Bernardo a El Tribuno y a tantas manos anónimas que me reconstruyeron por dentro y por fuera hoy estoy aquí, sirviendo comidas -por ahora- pero feliz de haber vuelto a la vida", dijo ayer con palabras emocionadas y una amplia sonrisa Belén a El Tribuno.

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"Hoy me sorprendí cuando a casa llegó un oficio que decía que a partir de la fecha contaba con una consigna policial y en pocas horas recibiría el botón antipánico. Nos causó sorpresa y a la vez alegría saber que llegó tarde, pero lo voy a recibir como un regalo de primavera. Porque justamente hace una semana volví a trabajar, a sentirme útil, a perder el miedo a vivir. Estuve más de una año internada en los hospitales y en mi propia casa. Me alimenté por meses con una zonda gástrica. Escondí las cicatrices de mi cuello, pecho y rostro por todo ese tiempo hasta esta primavera, cuando volví de nuevo a la vida. Ese oficio y ese botón antipánico volvieron sobre mí una historia de terror que ya sepultamos, porque mi sufrimiento y mi dolor lo compartieron también mis padres, hermanos y tíos. Hoy es otro el cielo y más claro el horizonte. Gracias a Dios, a mis padres, a los doctores del San Bernardo a El Tribuno y a tantas manos anónimas que me reconstruyeron por dentro y por fuera hoy estoy aquí, sirviendo comidas -por ahora- pero feliz de haber vuelto a la vida", dijo ayer con palabras emocionadas y una amplia sonrisa Belén a El Tribuno.

Su caso

Susana Belén López fue cruelmente atacada por su exnovio el 14 de diciembre de 2016. Al respecto Belén recordó, en su momento: "Yo no era su novia sino su esclava. Recuerdo cada golpe aunque no el día que casi me degolló".

"Un mes y 27 días estuve internada. 40 días estuve intentando recordar a mis seres queridos, a mis afectos para aferrarme de nuevo a la vida, que un día como hoy volvió a mi cuerpo. Cuando llegué a casa pesando solo 35 kilos tuve ese deseo de volver a ser Susana Belén, y de ser feliz como cualquier chica de 18 años. Ya no deseo contar una historia más de violencia solo enviar un interminable y hermoso mensaje de vida", aseguró la joven.

Aquel 14 de diciembre de 2016 a Belén le destrozaron la mandíbula y el corte en el cuello le seccionó la tráquea.

Cuando ocurrió, los trámites por el botón antipánico y la consigna policial ya se habían realizado hacía meses, porque ya había sufrido agresiones de su exnovio.

"Fallaron aquella vez, hoy les pido que no vuelvan a fallar con otras chicas que lo necesitan urgente. No las abandonen. Hace meses di una nota al diario para hacer realidad alguno de los pocos sueños que tuve, porque dije aquella vez que aquí en Floresta Alta no se puede soñar demasiado", afirmó Belén.

A diez meses de todo, asegura: "Hoy me levanté distinta, pensando que muchas de las cosas que vi lejanas ya están en mi horizonte. Hoy quisiera un trabajo más seguro, quizá donde pueda ayudar a víctimas de este flagelo que nos hace tanto daño, pero bueno, empecé en esto para darme fuerza, para enfrentar a la gente. También para mostrarle que aquella Belén que algunos conocieron volvió a brillar, pero mucho más fuerte que aquel 14 de diciembre, el día que mi pareja creyó que me sepultaban. Pero se equivocó, ese día yo sepulté para siempre la esclavitud, la violencia y el silencio que asesinan".

Durante la relación "me golpeó y me violó cuántas veces quiso. Un día me mandó al hospital por haberme puesto una remera que a él no le gustaba. Pero todo eso ya es parte de un pasado doloroso. Lo digo sin que lo pregunten. No lo quiero ni puedo recordarlo, pero que les quede claro a todos: no lo he perdonado, no lo voy a perdonar y por eso penden sobre mí sus amenazas".

"Tal vez por eso mi padre recibió los oficios del botón antipánico, que aún no llegó".

Oscar López, padre de Belén, aseguró: "Suponemos que en las próximas horas finalmente contaremos en nuestra casa con esa protección, que nos viene bien para los días en que se celebre el juicio oral y público que deberá enfrentar quien agredió de manera salvaje a mi hija".

"Hoy ya salió a trabajar. La verdad que me da no sé qué que lo haga. No me gusta que esté de noche en la calle, y es por eso que mi esposa la tiene que ir a buscar, pero son las cosas de la vida. Hoy yo no le puedo dar algunas cosas propias de su juventud y su corazón le impide recibirlas. Sabe que ya dimos todo para que vuelva y hoy volvió con la primavera", reflexionó su padre.

La sentencia no se cumplió 

Belén relató su calvario en una síntesis de terror.

“Solo yo sé dónde estuve metida. Hoy lo veo lejano pero comprendo lo que hicieron mi padre y mis tíos por mí. Yo estaba esclavizada por ese sujeto. Cuando mi padre lo denunció me obligó a vivir en casa de su familia, en barrio San Alfonso. La vida allí era imposible y volví a Floresta. Esa decisión aceleró mi sentencia de muerte”, admitió Susana Belén López.

Su padre recordó que era imposible sacar a su hija de la relación con Luis Gonzalo Reyes.

“Las denuncias contra él lo exacerbaron. Las heridas, los moretones, los pedidos de auxilio hicieron que lleváramos el caso a la Justicia. Hubo medidas correctas que desgraciadamente no se cumplieron. Hubo un pedido de auxilio que no escuchamos. Y llegó lo que todos temíamos. Desde ese día el temor no se alejó de nuestra casa”, aseguró el padre.

“El Tribuno nos ayudó a que comprendieran la verdad de los hechos y la barbaridad de la agresión; hoy el diario va a dar la buena noticia que la sentencia no se cumplió. Que la vida y nuestras oraciones pudieron más que la violencia y la muerte”, añadió. 
 

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