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“La educación a distancia crece significativamente en nuestras universidades”

Entrevista con Héctor Sauret, presidente del Consejo de Rectores de las Universidades Privadas.
Domingo, 12 de noviembre de 2017 01:03

Héctor Sauret preside el Consejo de Rectores de las Universidades Privadas del país, amablemente accedió a dialogar con El Tribuno durante un encuentro con sus pares realizado días atrás en la Universidad Católica de Salta. Se refirió a varios temas, entre ellos que el sector arancelado ganó matrícula en los últimos años sobre todo en la educación a distancia. Sin embargo, advirtió que este sistema que va de la mano de internet requiere de una disciplina mayor que la presencial. 

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Héctor Sauret preside el Consejo de Rectores de las Universidades Privadas del país, amablemente accedió a dialogar con El Tribuno durante un encuentro con sus pares realizado días atrás en la Universidad Católica de Salta. Se refirió a varios temas, entre ellos que el sector arancelado ganó matrícula en los últimos años sobre todo en la educación a distancia. Sin embargo, advirtió que este sistema que va de la mano de internet requiere de una disciplina mayor que la presencial. 

¿Cuántas universidades privadas hay en la Argentina y cuántos estudiantes tienen?
Tenemos 64 universidades privadas en el país, donde estimamos estudian 600 mil alumnos.

¿La educación privada creció?
En 59 años las universidades privadas han ido creciendo en cantidad, en territorialidad y en nuevas tecnologías, como las que están dándose en la educación a distancia. Nuestra matrícula está compuesta de modalidad presencial y no presencial y abarca hoy la totalidad de las regiones del país. 
Es un sistema en permanente crecimiento, con diversas edades, filosofías, hay universidades católicas, protestantes, laicas, sindicales, empresariales. Esa diversidad conforma hoy nuestro espacio.

¿Qué tanto creció la educación a distancia?
La tasa de crecimiento de la educación digital a distancia está siendo muy activa y crece significativamente en nuestras universidades.

En el sistema presencial, un tema preocupante siempre es la deserción. Sabemos que en las públicas es alto, ¿y en las privadas?
En términos generales la universidad privada tiene una mayor retención y tasa de graduación de la que tiene la nacional, si bien las escalas son distintas. Nuestras universidades, en general, por razones de su gestión tienen más retención y graduación porque cada alumno que está en la privada es una inversión familiar y esa inversión necesita ser recuperada con trabajo. A lo mejor esta es una causa fundamental en la pública, donde la tasa de deserción ronda el 70 por ciento entre el primero y el tercer año.

¿Y en las privadas?
Nosotros estamos con una retención entre el primero y el tercer año del 60 por ciento.

¿Cómo ve que los chicos empiecen a trabajar en la secundaria?
La escuela secundaria necesita una reforma, en donde los componentes de conocimientos prácticos son necesarios de ser incorporados. Esto no niega que pueda haber debate y mejoramiento de los proyectos que se estén discutiendo, pero lo que nos preocupa es que nuestros aspirantes cuando ingresan al primer año, la universidad debe recurrir a tutorías por el déficit de formación secundaria, que es muy severo. La lectoescritura, la comprensión, la falta de concentración, indican que el ciclo preuniversitario es muy vulnerable.

¿Cuáles son las carreras más elegidas a nivel nacional?
Las disciplinas clásicas: ingenierías, medicina, abogacía, pero están creciendo otras orientaciones como hotelería, turismo, gastronomía, informática, carreras vinculadas a una vida muy renovable y las universidades se adaptan a esa situación. 

¿Cuáles cree que serán las carreras del futuro para los niños de hoy?
Se habla mucho de que los puestos de trabajo que tiene hoy la sociedad van a sufrir alteraciones profundas, pero eso no deja de ser una mención abstracta. Los cambios se están produciendo cotidianamente y nuestras universidades los observan en sus encuestas. Hoy, la relación entre la universidad, los dadores de empleo y las demandas sociales es cada vez mayor. El diálogo con los gobiernos también. 

En los últimos 20 años varió el nivel educativo de los chicos...
En los últimos 20 años fue cambiando el nivel de los estudiantes en las universidades. Ha ido degradándose en términos globales, no personales. Hoy estamos con un contraste: La digitalización ha ingresado a edades tempranas. En la actualidad, el ADN de una criatura y de los jóvenes adolescentes es digital. Y probablemente el ADN del claustro de profesores no esté igual de digitalizado. ¿La demanda es sobre el conocimiento o el espacio áulico? Si entro a un aula, ¿entro al conocimiento? No necesariamente. Que la tecnología no sea una fractura, sino que esté a disposición del profesor, para que tenga un diálogo interactivo con el alumno. Si en mi clase yo proscribo la telefonía celular y su acceso a internet, lo único que voy a lograr es un vacío. A lo mejor el camino es inverso. 

Usted mencionaba el crecimiento de la educación a distancia. ¿Qué deserción hay en ese sistema?
Un estudiante que opta por carreras a distancia tiene que tener aptitudes para desarrollarlas porque la exigencia es muy intensiva. Si alguien opta por la utopía de suponer que la carga horaria va a ser menor, comete un error y va a desertar porque la disciplina en lo digital probablemente es mayor que la presencial. A veces, en el aula, un estudiante permanece pasivo y desapercibido, pero eso no ocurre en las carreras a distancia. 

¿Cuál es el nivel de deserción?
Es altísimo, muy intenso, pero también nuestra matrícula tiene un creciente índice de relación laboral porque la gente tiene necesidad de trabajar. Un alumno que debe cumplir con una carga horaria es probable que no pueda adaptarse en la presencial. Esta alternativa muchas veces hace posible que una persona haga su carrera a distancia y se titule.

¿Cómo ve al país en materia educativa?
El país tiene un progreso sustancial en materia educativa en el segmento universitario. En los últimos 20 años las universidades argentinas públicas y privadas son de más calidad que las anteriores a 1995. Los compromisos de validación de calidad y el rol de la evaluación y de la acreditación han mejorado a ambas, lo cual no quiere decir que haya mucho que realizar. La Argentina tiene en los segmentos preuniversitarios déficits severos en la calidad de su educación, por eso hay que trabajar mucho los ciclos primarios, secundarios, terciarios, que requieren reformas importantes. Pero confío en que eso se va a poder hacer.

¿La extensión universitaria y la investigación están en agenda?
Extensión, docencia, investigación, esas tres funciones las tenemos en permanente revisión y actualización. Están siendo evaluadas por pares externos. Nuestros programas de evaluación son públicos y todo ese programa de transparencia que está viviendo la universidad privada la legitimó. 

¿Debilidades en las privadas? 
La más importante es la debilidad fiscal. Nuestros costos los tenemos que atender con los recursos de nuestra matrícula y con los recursos que proveen los fundadores para poder atender todas las exigencias, este punto aconsejaría que haya una reforma tributaria en el país. Porque cargas sociales, desgravaciones y créditos son necesarios para el desarrollo de la universidad privada que debería tener un nuevo régimen fiscal para poder captar recursos que complementen nuestra matrícula. Por ejemplo, la investigación y el desarrollo no pueden ser financiados solamente con nuestra matrícula de estudiantes. Son recursos genuinos e importantes, pero insuficientes para construir o adquirir nuevas tecnologías. 
Para esos cambios la universidad se endeuda y esa deuda la tiene que amortizar y eso no se logra solo con la desgravación del impuesto a las ganancias y el IVA.

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