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La ruta 23, llena de cráteres, despintada, sin luz ni banquinas, es la boca del lobo

Preocupa mucho la falta de mantenimiento de esta arteria provincial diariamente transitada por unos 5.000 vehículos de todo porte.
Domingo, 19 de noviembre de 2017 00:00

Más del 70% del recorrido de la ruta provincial 23 que une las ciudades de Rosario de Lerma y Cerrillos está deteriorado en su calzada y en sus banquinas. Los baches, que son impresionantes de hondos, aparecen en cada tramo de esta ruta por la que llegan a circular unos 5 mil vehículos de todo tamaño, incluidos tractores con acoplados, por día.

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Más del 70% del recorrido de la ruta provincial 23 que une las ciudades de Rosario de Lerma y Cerrillos está deteriorado en su calzada y en sus banquinas. Los baches, que son impresionantes de hondos, aparecen en cada tramo de esta ruta por la que llegan a circular unos 5 mil vehículos de todo tamaño, incluidos tractores con acoplados, por día.

Apenas al ingreso de esta ciudad, las grietas forman una especie de hondonada cuyos extremos terminan siendo filosas cuchillas que rompen los mejores neumáticos más tarde o más temprano. El municipio de Rosario de Lerma hizo reparaciones en los primeros kilómetros, que a falta de iluminación en esos días de trabajo (porque es Vialidad la responsable y experta en la realización de estas obras), terminaba siendo una trampa mortal para cualquier conductor.

"El resto de la ruta no tiene mantenimiento. No hay banquinas y pasando por el puesto de Vialidad de la Provincia apenas hay luz y los baches son más frecuentes. Si llueve, como ocurrirá ahora en verano, el agua anegará la calzada, ya lo sabemos porque lo hemos vivido año tras año. Ni con GPS vamos a saber por dónde circulamos en esta ruta", anticipó Liliana, una vecina que envió fotos a El Tribuno preocupada por la situación.

Esquivar los pozos hoy en la ruta 23 es un periplo que puede terminar en un accidente con consecuencias inesperadas.

Esta ruta provincial que parte desde los semáforos de la ruta nacional 68 y la calle San Martín en Cerrillos y conduce hacia Rosario de Lerma, en solo 13 kilómetros es un rally para los conductores que deben sortear todo tipo de imprevistos de alto riesgo: el cruce de las vías primero y el badén o calle canal en Cerrillos, los barrios del Huerto y Santa Teresita desde y hacia donde cruza gente todo el tiempo a pie sin seguridad.

Pero un punto neurálgico es, sin duda, el cada vez más utilizado camino de Las Blancas o ruta provincial secundaria Nº 87, que permite diariamente tomar la circunvalación oeste a miles de conductores. Por este camino entran y salen autos a todo riesgo sin que haya un semáforo o colectora para realizar los giros en plena ruta.

Al margen de estas cuestiones de seguridad que se soslayan, de punta a punta, en la ruta 23 hay tantas grietas y baches que urge la repavimentación de los 13 kilómetros. Los remiendos se levantan como cascotes gigantes y dejan pozos considerables en la calzada. Paradójicamente, casi en el límite entre Rosario de Lerma y Cerrillos, a metros del campamento de Vialidad Provincial, los bacheos realizados dejaron varias ondulaciones, estos sectores los conductores deben tratar de evitarlos, caso contrario las amortiguaciones y las direcciones de los vehículos pueden quedar diezmadas. "Saqué varias fotos a lo largo del día en una sola jornada. Es infernal el tráfico existente entre estas dos localidades. Desde las 5 de la mañana hasta la 1 de la madrugada del otro día es un ir y venir de vehículos de todo tipo: colectivos, camiones y autos pequeños", resaltó la vecina. Precisamente los colectivos circulan cada diez minutos. Las banquinas no existen y la iluminación por ahora se salva en algunos tramos de esta críti ca ruta provincial.

 

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