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Rubén Rodríguez, el acróbata sin pierna que no pierde la magia ni las esperanzas

De Rosario de la Frontera, reconocido en los circos del país, cayó del péndulo en 2012. Beto, con el equipo de Salud que lo atiende, conserva siempre la sonrisa en su silla de ruedas.
Sabado, 25 de noviembre de 2017 19:50
Beto, con el equipo de salud que lo atiende.

Rubén Rodríguez sufrió una caída ensayando en el 2012 y este año debieron amputarle una pierna por una infección.

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Rubén Rodríguez sufrió una caída ensayando en el 2012 y este año debieron amputarle una pierna por una infección.

Fue una de las principales figuras de los grandes circos del país. Hacía trucos que dejaban con la boca abierta a toda la sala. Beto, como lo llaman, supo ganarse la admiración del ambiente como así también de aquellos que pagaban una entrada para ver su magia en el aire. En el 2012, dos horas antes de una función, se subió al péndulo sin saber que era la última vez.

Oriundo de Rosario de la Frontera, tiene 39 años y es un ejemplo de lucha y superación. A pesar de los duros momentos que afronta, dice que “hay cosas peores” y sueña con salir del hospital para contagiar esperanza. 
Padre de dos hijos, lo acompaña siempre su familia, como el mate y la guitarra.

“Trato de mantener mi mente ocupada para recuperarme. En la iglesia me piden que vaya a cantar, a hacer     manualidades y eso me ilusiona”

Hasta los 14 años vivió en la Ciudad Termal. Su infancia no fue fácil: cuando tenía 3 años falleció su mamá. Cuenta que siempre le llamaron la atención los circos porque cerca de su casa había un predio donde montaban el show y su familia les facilitaba a las familias de ese mundo rodante, agua y luz. “Nos dejaban entrar gratis y a mí me fascinaba. Mi hermana ya trabajaba en uno hasta que un día me llevó de vacaciones y no quise salir más. Empecé haciendo malabares con palos de escoba y me levantaba a las 5 a practicar porque a las 7 hacía tareas de mantenimiento. Los que sabían no me querían enseñar y era difícil entrar en el ambiente”, cuenta Beto y agrega: “Empecé siendo payaso pero quería más”.

Safari, Rolan, Australiano y el Fantástico Circo Mundial fueron algunos de sus hogares durante gran parte de su vida. Desde adolescente comenzó a subirse a grandes alturas para poder dominar el péndulo, a más de 10 metros sobre el escenario. “Me liberaba la adrenalina. A pesar del vértigo me gustaba; yo quería mostrar todo mi potencial ahí”, recordó. 

Una tarde trágica

Con la vasta experiencia en acrobacias de alto riesgo, Beto nunca pensó que algo podría salir mal. “Un mes antes del accidente estaba ensayando en Tucumán algo nuevo y le comenté a una compañera que esperaba no caerme nunca porque sería terrible. Tenía un presentimiento. Unos días después vine a ver a mi familia a Rosario, se hizo una publicidad muy grande de que yo venía, así que aparecieron familiares que ni conocía y otra gente que vino a felicitarme”, comentó.

El show en Metán estaba previsto a las 21. Beto salió unas horas antes a acomodar el péndulo para el último ensayo. Cuando estaba arriba, se descompensó y cayó de hombros, fracturándose varias vértebras. 

“Cuando reaccioné, ya estaba en el aire. Atiné a meter la cabeza y caí con los hombros. Me explotaron dos vértebras. En el hospital le dijeron a mi hermana que me tenían que operar y que posiblemente no volvería a caminar. Un año después, el dueño del circo no quiso ayudarme más y mi pareja también me dejó. Eso hizo que me agarre una depresión grande, me internaron y toqué fondo”.

Este año, una infección grande a causa de las escaras en sus piernas hizo que le amputaran una de ellas. Actualmente se encuentra internado en el hospital Melchora F. de Cornejo y a pesar de no poder brillar como acróbata, Beto sonríe y compone canciones cristianas, ya que considera fundamental el apoyo de Dios para su recuperación.

Aferrarse a Dios para tener fuerza

Beto quiso dejar un mensaje de esperanza para aquellos que sientan que no encuentran un camino para saltar las dificultades. “Cuando uno se deprime no se da cuenta. Es importante aferrarse a Dios para tener tolerancia, fuerza. No hay que hacerse problema por cualquier cosa. Siento que lo mío es nada en comparación con problemas de otras    personas. Voy a estar mejor”, finalizó.

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