Unos 400 salteños vivieron con devoción y alegría la beatificación de la Madre Catalina de María Rodríguez, ayer en una celebración multitudinaria en Córdoba. Desde la provincia viajaron religiosas, padres, docentes y alumnas del Colegio de Jesús y del Instituto de Manualidades Manuela Martínez de Cangas y Tineo. La delegación salteña estuvo integrada por miembros de una misión wichí de Pichanal y representantes de una casa de ejercicios espirituales de San Lorenzo.
inicia sesión o regístrate.
Unos 400 salteños vivieron con devoción y alegría la beatificación de la Madre Catalina de María Rodríguez, ayer en una celebración multitudinaria en Córdoba. Desde la provincia viajaron religiosas, padres, docentes y alumnas del Colegio de Jesús y del Instituto de Manualidades Manuela Martínez de Cangas y Tineo. La delegación salteña estuvo integrada por miembros de una misión wichí de Pichanal y representantes de una casa de ejercicios espirituales de San Lorenzo.
En Salta, la Madre Catalina tiene una nutrida comunidad de seguidores, ya que en esta ciudad se habilitó una sede de las Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús, fundada por la ahora beata cordobesa.
Esilda Bustos, una religiosa de 99 años que siguió en vivó la transmisión de la televisión a través de la televisión, fue la encargada de investigar la vida y el milagro que se le adjudicó a la Madre Catalina.
El ballet salteño de esa comunidad, conformado por las estudiantes, exalumnas y docentes del colegio de Jesús, se lució la noche del viernes, en la vigilia que se hizo en Córdoba.
El salteño Pablo "Chino" Villarroel participó en la locución, en los momentos previos a la celebración central. Describió que los salteños disfrutaron de una jornada histórica y carga de emociones. Viajaron personas en colectivos alquilados, en transporte de línea interurbana y en vehículos particulares.
La ceremonia religiosa fue presidida por el enviado del papa Francisco, el cardenal Ángelo Amato, en la que participó la vicepresidenta Gabriela Michetti.
Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos en el Vaticano, leyó el decreto de beatificación y la Carta Apostólica del Papa, en la que pide que su fiesta se celebre cada 27 de noviembre.
En el texto Francisco destaca la figura de la beata, cuyo nombre era Josefa Saturnina Rodríguez de Zavalía, como "un ejemplo ardiente del amor a Cristo y del servicio a los hermanos más necesitados".
El proceso de beatificación comenzó el 16 de agosto de 2012, a partir de las pruebas del milagro que se adjudica a la Madre Catalina de interceder en la sanación de la docente tucumana de 60 años, Sofía Acosta, el 22 de abril de 1997, cuestión que fue corroborada por el Vaticano.
Acosta había sufrido una muerte súbita y en una clínica le realizaron varias maniobras de reanimación sin resultados, por lo tanto los médicos declararon oficialmente la muerte biológica de la mujer.
Mientras los familiares le pedían a la Madre Catalina por su vida, rogaron a los facultativos que insistieran con la reanimación y a los pocos minutos se pudo recuperar la actividad cardíaca.