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¿Mauricio en el G-20 o el Paraíso del Jubilado?

Miércoles, 13 de diciembre de 2017 21:16

La presidencia argentina del G-20 debutó con uno de los discursos más sólidos de Mauricio Macri. En el Centro Cultural Kirchner, dio por iniciado su año de conducción de veinte economías industrializadas. “Queremos ser una expresión de toda la región. Vamos a demostrar que podemos sumarnos a una conversación global sin alzar la voz de enojados y sin seguir pasivamente los intereses de otros”. Tres conceptos precisos: la pertenencia a la América Latina, la entrada al proceso mundial sin resignar soberanía. Abandonó, además, la vieja vocación criolla de anular todo lo anterior: “Para dar un marco de continuidad nos vamos apoyar en el legado de presidencias anteriores”. Macri prometió continuar el legado de la presidencia alemana: la agenda de género, la lucha contra la corrupción financiera, y el cuidado del medio ambiente. El lema será “Construyendo consenso para un desarrollo equitativo y sostenible”. Con tres ejes: el futuro del trabajo y la reforma del sistema educativo para capacitar para el porvenir; la seguridad alimentaria, en busca de un sistema de provisión de alimentos más inclusivo y eficiente con mayor participación argentina, y la búsqueda de herramientas para canalizar recursos externos.
La sensatez y firmeza presidencial no fue replicada en otros ámbitos.

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La presidencia argentina del G-20 debutó con uno de los discursos más sólidos de Mauricio Macri. En el Centro Cultural Kirchner, dio por iniciado su año de conducción de veinte economías industrializadas. “Queremos ser una expresión de toda la región. Vamos a demostrar que podemos sumarnos a una conversación global sin alzar la voz de enojados y sin seguir pasivamente los intereses de otros”. Tres conceptos precisos: la pertenencia a la América Latina, la entrada al proceso mundial sin resignar soberanía. Abandonó, además, la vieja vocación criolla de anular todo lo anterior: “Para dar un marco de continuidad nos vamos apoyar en el legado de presidencias anteriores”. Macri prometió continuar el legado de la presidencia alemana: la agenda de género, la lucha contra la corrupción financiera, y el cuidado del medio ambiente. El lema será “Construyendo consenso para un desarrollo equitativo y sostenible”. Con tres ejes: el futuro del trabajo y la reforma del sistema educativo para capacitar para el porvenir; la seguridad alimentaria, en busca de un sistema de provisión de alimentos más inclusivo y eficiente con mayor participación argentina, y la búsqueda de herramientas para canalizar recursos externos.
La sensatez y firmeza presidencial no fue replicada en otros ámbitos.

¿Qué hacemos con los jubilados?

La reforma previsional amenaza convertirse en una fuente indefinida de problemas. Para los jubilados y para la relación de los jubilados con el Gobierno. Las encuestadoras coinciden en afirmar que los adultos mayores integran el segmento de mayor preferencia por Cambiemos. Las expresiones oficiales hasta ahora no resultan precisamente felices. El diputado Pablo Tonelli arañó la cúspide del desconcierto, con una frase indefendible: “los jubilados están perdiendo plata, pero no poder adquisitivo”.
El disparate mayor llegó de boca del titular de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses). Es decir, el funcionario con mayor obligación de conocer la situación del jubilado. Emilio Basavilbaso defendió la nueva fórmula de actualización de los haberes, a la que calificó como “más transparente que el sistema anterior” y comparó a las jubilaciones argentinas con las de Finlandia al señalar que el país nórdico “utiliza una fórmula similar. Y, aunque aclaró que no tenía a mano los valores que se perciben en ese país, afirmó: “En general nuestras jubilaciones son más altas que las del resto del mundo y de la región”. Cambiemos, ¿ya tiene su Aníbal Fernández discursivo?

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