¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

17°
25 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

La sana costumbre de producir

Salta necesita y puede tener un proyecto, con dimensión regional, que ponga en marcha una profunda transformación económica, laboral y cultural, pensar la provincia a dos años vista debe ser compromiso de todos.
Miércoles, 13 de diciembre de 2017 21:39

Nos repetimos una y otra vez que vivimos en un lugar privilegiado, con buen clima, gente amable, un entorno natural bello y un sinnúmero de cualidades que hacen de este rincón del mundo una bendición. 

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Nos repetimos una y otra vez que vivimos en un lugar privilegiado, con buen clima, gente amable, un entorno natural bello y un sinnúmero de cualidades que hacen de este rincón del mundo una bendición. 

Esta sensación de aparente bienestar, como regalo del Dios, es nuestra primera condena.

Luego nos envuelve un estado algo menor de satisfacción que se relaciona con las posibilidades de desarrollo, personal, social y económico, como una molestia pasajera, aun cuando es recurrente.

Esa es una condena más visible pero disimulable. Y la más aguda es ese fastidioso escozor permanente que nos agobia: que así fue siempre, es y será por los próximos años, lustros, décadas y centurias. Reconozcamos que esta última es la real condena a la que nos tenemos que enfrentar con decisión y energía.
 
La cuestión cultural 

Trabajo y luego bienestar. El orden altera el producto. En los años recientes, hemos sido engañados en la ecuación. Anteponer el bienestar a la producción de riqueza genuina de los individuos y de una comunidad, es una falacia que debe terminar en lo inmediato. El concepto de arrogarse políticas sociales por la asistencia al necesitado y la dádiva es sin dudas lo primero a revertir.

Los países con mejores políticas sociales han generado primero las riquezas (que no ofenden a nadie y están la condición humana, guste o no) y luego aplican los beneficios sociales, solo así son sustentables en el tiempo.

Empecemos por entender que el trabajo es salud; es más, que el trabajo intenso al igual que el ejercicio intenso libera endorfinas, la llamadas hormonas de la felicidad y que nos brindan una sensación de bienestar físico y mental. Si entendemos que el trabajo es salud y que la salud es uno de los derechos más preciados entonces produzcamos trabajo en inculquemos estos conceptos, desde la educación familiar. Podría llamarse a este punto la urgencia cultural a resolver. Valen algunos ejemplos. Los pueblos que han sufrido guerras o desastres naturales, sufren el dolor por las pérdidas, pesar, agobio, desánimo y vergüenza en muchos casos. En la mayoría de los casos lo que les devuelve el bienestar y los catapulta al éxito es el trabajo duro y las acciones comunitarias.

La evolución productiva

Le sigue entonces por añadidura, que necesitamos generación de puestos de trabajo, genuino. Aquí se necesita un debate muy intenso que ponga al gobierno y al sector privado con los empresarios locales, los potenciales inversores y las representaciones gremiales de toda clase a resolver cuestiones que por elementales parecen obviarse. Si partimos de nuestras potencialidades y nos olvidamos de los mercados cometemos el primer gran error.

La visión productivista, a solas, es el inicio del debate; seguro, el más fácil de resolver. El difícil es el mercado y la rentabilidad del negocio. 
Modificar la capacidad productiva en el sector primario, tanto la ganadería, la agricultura y la forestación, necesita que en forma urgente se revea la Ley de Ordenamiento Territorial, incorporar tecnología y las condiciones logísticas como más urgentes.

Para el sector agropecuario y el minero caben políticas que sinceren las posturas conservacionistas y los mesianismos ambientalistas detrás de elementos científicos sólidos contemplando todos los recursos tecnológicos que se dispone para garantizar la sustentabilidad y el cuidado del medio ambiente. 

El sector turístico debe abordar la siguiente etapa a la ya lograda, generando nuevos productos, con su enorme potencial de belleza natural en todo el territorio. 

Hasta ahí, urgente pero fácil, aumentamos la productividad y ya contribuimos a la generación de trabajo y riqueza. Pero la industria (más aún la agroindustria) necesita condiciones de mercado, rentabilidad y un proyecto de expansión. Ni hablar lo que necesitamos para que se incorporen divisas externas a nuestra provincia. Necesitamos que todas las energías se apliquen a generar un mercado regional, al menos transfronterizo y cuanto mejor, de exportación global. 

Esto requiere conocimiento, discusión, estrategia frente al conflicto, astucia y finalmente, acuerdos.

La cuestión política 

Hubo y sigue reinando un concepto equivocado del rol del Estado y del gobierno que debemos, también en forma urgente, reformular. Esta discusión es abarcativa pero tiene que ser inclusiva, no patrimonio de los gobernantes. 

No es casual dejar esto para el final. 

En primer término debemos (o deben ellos) comprender que el gobierno tiene un rol de servicio hacia la comunidad, que responde a la necesidad de la misma. 

No es el padre de la comunidad sino su hijo elegido para trabajar con mucho ahínco “para ella”. Tiene la enorme responsabilidad de contribuir a todo lo enumerado hasta ahora en lo cultural y en lo económico.

El populismo ha pretendido subordinar (y menospreciar) a los ciudadanos a su figura paternalista y malcriadora, alejándolos de la toma de decisiones sobre su propio futuro y bienestar, en síntesis del ejercicio de sus libertades y sus derechos. El Estado debe dar el ejemplo en cuanto a trabajo, austeridad y corrección. Pero mucho más debe cumplir con su rol.

El Estado no es el generador de empleo porque es pobre y consecuentemente poco puede pagar; además, sus recursos deben estar orientados a asistir a la generación de empleos por parte de los privados. Estos no solo son generadores naturales de trabajo, sino que, a través de sus impuestos, generan el recurso para el Estado. Si confunde el rol y se ocupa de dar empleo el ciclo es vicioso e insostenible en el tiempo.

Aquí una vez más vuelvo al orden de los factores, trabajo, generación de riquezas y luego bienestar.

El Estado, primero, debe velar por la salud pública, la sanidad agroalimentaria y la desnutrición infantil (indelegablemente).

Esta es condición fundamental para construir un futuro promisorio, la salud de su población y el aporte de nutrientes a los niños para un desarrollo intelectual completo. Debemos ser inflexibles si descuida este rol o antepone otras tareas en su agenda. 

El otro rol, tan descuidado como el anterior, es la educación. Una educación acorde a los tiempos, con planes de estudio exigentes que ante todo alejen el facilismo y conformismo de tiempos recientes. Nivelemos para arriba, siempre.

En lo inmediato debe capacitar a sus funcionarios y desarrollar políticas que premien el esfuerzo y el compromiso en su condición de servidores públicos. 

Agenda 

Así llegamos a tres consignas de trabajo para el gobierno y la sociedad toda. Debemos en conjunto redimensionar la estructura y dinámica gubernamental que queremos y podemos tener para un futuro sustentable del estado provincial. Segundo trabajar codo a codo con el Gobierno nacional y los gobiernos vecinos junto a todo el sector privado y sus representaciones gremiales, para alcanzar los objetivos. Por último en forma mancomunada y consulta, redactar las leyes y todas las normas que otorguen la plataforma necesaria para lograr todos los cambios, normas en estrecha relación con la realidad y el ambicionado futuro, debatir las que nos toque en el congreso nacional, defendiendo nuestros intereses e imbuidas de toda la modernidad posible, todo ello para ponernos finalmente en marcha lo antes posible; de lo contrario, en dos años estaremos igual o peor que ahora.

PUBLICIDAD