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La búsqueda del ARA quedó “hundida en el desconcierto”

A un mes de la desaparición del submarino, todo es angustía, al no detectarse ningún indicio de su ubicación. 
Sabado, 16 de diciembre de 2017 00:45

El último contacto con el submarino ARA San Juan fue para reportar una falla en la zona de baterías. Desde la mañana del miércoles 15 de noviembre, el ARA San Juan dejó de comunicarse. Su último mensaje indicaba que habían tenido una falla en las zonas de baterías, que luego se confirmó que se trató de una explosión. A un mes de su desaparición, la Armada todavía no tiene un indicio certero sobre su ubicación y ya descartaron la posibilidad que sus 44 tripulantes sigan con vida.
El submarino zarpó desde la Base Naval Ushuaia y tenía que completar su recorrido hasta Mar del Plata. Pero en el camino algo pasó. “Se comunicó un problema de un cortocircuito que había en la batería del submarino”, explicó el capitán Gabriel Galeazzi. Su última señal, mientras estaba sumergido y viajaba a 9,26 kilómetros por hora, a 423 kilómetros mar adentro frente al Golfo San Jorge. Según un informe de la Organización del Tratado de Prohibición de Ensayos Nucleares se detectó un colapso letal, que liberó una energía similar a una explosión de 5700 kilos de TNT. Sin embargo, desde la Armada relativizaron esta información y la describieron como “un indicio más” de los que recibieron de otros organismos internacionales. La imagen más recurrente en este caso fue la cara de Enrique Balbi, el vocero que todos los días -salvo esta última semana- se encargó de dar los partes oficiales sobre la búsqueda. Aunque en una primera instancia, más de 13 países participaron en un megaoperativo para encontrarlo y rescatar con vida a los tripulantes, la segunda fase cambió de carátula. Ahora, la Armada ya descartó que los pasajeros hayan sobrevivido. El ministro de Defensa, Oscar Aguad, confirmó en una entrevista que estaban todos muertos. “El ambiente es extremo y el tiempo transcurrido es incompatible con la vida humana”, resaltó hace diez días. Sus declaraciones no fueron bien recibidas por los familiares, que desde un principio mantuvieron una relación tensa tanto con la Armada como con el Gobierno. “Un jueves nos dicen que explotaron, otro jueves que no lo buscaban, previo a decir que los iban a buscar, ahora no sé que pretende Aguad, que vaya a la Base y hable”, aseveró Sandra Velasco, cuñada del submarinista Cristián Ibáñez. “Sospecho que ellos saben qué pasó desde el 15 y por eso fueron largando la información en cuentagotas. Creo que saben hasta la profundidad y no pueden rescatarlo”, dijo indignada ante la falta de respuestas.
Mientras continúa la búsqueda del ARA, la jueza federal Marta Yáñez inició una causa para esclarecer si hubo o no negligencia, si se trató de un accidente o si hubo corrupción en su reparación. “Hoy la carátula es averiguación de ilícito, pero sin atarme a ninguna figura legal”, señaló.
 

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El último contacto con el submarino ARA San Juan fue para reportar una falla en la zona de baterías. Desde la mañana del miércoles 15 de noviembre, el ARA San Juan dejó de comunicarse. Su último mensaje indicaba que habían tenido una falla en las zonas de baterías, que luego se confirmó que se trató de una explosión. A un mes de su desaparición, la Armada todavía no tiene un indicio certero sobre su ubicación y ya descartaron la posibilidad que sus 44 tripulantes sigan con vida.
El submarino zarpó desde la Base Naval Ushuaia y tenía que completar su recorrido hasta Mar del Plata. Pero en el camino algo pasó. “Se comunicó un problema de un cortocircuito que había en la batería del submarino”, explicó el capitán Gabriel Galeazzi. Su última señal, mientras estaba sumergido y viajaba a 9,26 kilómetros por hora, a 423 kilómetros mar adentro frente al Golfo San Jorge. Según un informe de la Organización del Tratado de Prohibición de Ensayos Nucleares se detectó un colapso letal, que liberó una energía similar a una explosión de 5700 kilos de TNT. Sin embargo, desde la Armada relativizaron esta información y la describieron como “un indicio más” de los que recibieron de otros organismos internacionales. La imagen más recurrente en este caso fue la cara de Enrique Balbi, el vocero que todos los días -salvo esta última semana- se encargó de dar los partes oficiales sobre la búsqueda. Aunque en una primera instancia, más de 13 países participaron en un megaoperativo para encontrarlo y rescatar con vida a los tripulantes, la segunda fase cambió de carátula. Ahora, la Armada ya descartó que los pasajeros hayan sobrevivido. El ministro de Defensa, Oscar Aguad, confirmó en una entrevista que estaban todos muertos. “El ambiente es extremo y el tiempo transcurrido es incompatible con la vida humana”, resaltó hace diez días. Sus declaraciones no fueron bien recibidas por los familiares, que desde un principio mantuvieron una relación tensa tanto con la Armada como con el Gobierno. “Un jueves nos dicen que explotaron, otro jueves que no lo buscaban, previo a decir que los iban a buscar, ahora no sé que pretende Aguad, que vaya a la Base y hable”, aseveró Sandra Velasco, cuñada del submarinista Cristián Ibáñez. “Sospecho que ellos saben qué pasó desde el 15 y por eso fueron largando la información en cuentagotas. Creo que saben hasta la profundidad y no pueden rescatarlo”, dijo indignada ante la falta de respuestas.
Mientras continúa la búsqueda del ARA, la jueza federal Marta Yáñez inició una causa para esclarecer si hubo o no negligencia, si se trató de un accidente o si hubo corrupción en su reparación. “Hoy la carátula es averiguación de ilícito, pero sin atarme a ninguna figura legal”, señaló.
 

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