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Recaudos para exponerse al sol con la debida protección

El uso de un protector solar adecuado al tipo de piel es fundamental. Advierten que se deben atender los horarios y las actividades al aire libre.
Sabado, 16 de diciembre de 2017 21:45

La médica Teresa Vendramini (MP 2752) enumeró varias consideraciones que deben atenderse en la estación estival. Recomendó usar dos protectores solares: uno para el rostro y otro para el cuerpo, llevar anteojos de sol, sombreros de ala ancha o sombrillas y vestir ropa clara y de algodón, además de cuidar los horarios de tránsito bajo el sol alto. 
Acerca de los protectores solares, señaló que es primordial la consulta con un dermatólogo porque la oferta disponible en el mercado es amplia y el primer dato para adquirir uno: el tipo de piel se desprende de un diagnóstico profesional. “Se tiene una piel seca, grasosa o mixta? ¿Se es hombre o mujer? Vienen cremas que son protectores fluidos, cremosos, con o sin color, sin color. A los hombres generalmente les gustan las lociones, mientras que las mujeres prefieren un protector solar con color”, indicó. Añadió que no se debe desconfiar de la variedad de las presentaciones porque todos los laboratorios comercializan productos testeados para cumplir su función. Asimismo, es fundamental el factor de protección solar, que debe ser, como mínimo, de 30. En este punto hay que atender también el color de la piel de la persona, cuanto más blanca esta sea mayor debe ser el índice de protección solar. Otro foco importante es la duración del producto una vez aplicado. 
“Si estamos haciendo una actividad diaria en la ciudad, podemos ponernos a la mañana y a la tarde, nada más. Ahora, si estamos en la pileta o en el mar, hay que ponerlo cada dos horas, después de introducirse al agua o luego de una transpiración profusa”, advirtió Vendramini. A los niños se les puede aplicar el protector solar después de los ocho meses. Y debe colocárseles la presentación pediátrica. También recomendó el empleo de prendas en colores claros porque reflejan las radiaciones, mientras que los colores oscuros las absorben. Para preservar el cuero cabelludo basta usar sombreros de ala ancha, de cinco centímetros, porque la gorra protege solo el área de la frente, pero no los laterales de la cabeza.
Una cuestión también primordial es el horario para la realización de actividades al aire libre. El periodo vedado se inicia a las 11 y llega hasta las 16.
Por último, hay que desatender estímulos que pueden derivar en conclusiones erróneas. 
“En un día nublado también hay que protegerse porque lo que las nubes hacen es que no pasen los rayos infrarrojos, pero sí los ultravioletas, que causan daño en la piel”, instruyó. 
“En el caso de un cielo despejado o con nubes tenues la radiación puede afectar de igual manera. De hecho, más del 90% de la radiación atraviesa las nubes poco densas. Otra opción para valorar la dimensión de exponerse al sol es observar la propia sombra. Si esta es corta, significa que el riesgo de exposición es alto”, agregó.

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La médica Teresa Vendramini (MP 2752) enumeró varias consideraciones que deben atenderse en la estación estival. Recomendó usar dos protectores solares: uno para el rostro y otro para el cuerpo, llevar anteojos de sol, sombreros de ala ancha o sombrillas y vestir ropa clara y de algodón, además de cuidar los horarios de tránsito bajo el sol alto. 
Acerca de los protectores solares, señaló que es primordial la consulta con un dermatólogo porque la oferta disponible en el mercado es amplia y el primer dato para adquirir uno: el tipo de piel se desprende de un diagnóstico profesional. “Se tiene una piel seca, grasosa o mixta? ¿Se es hombre o mujer? Vienen cremas que son protectores fluidos, cremosos, con o sin color, sin color. A los hombres generalmente les gustan las lociones, mientras que las mujeres prefieren un protector solar con color”, indicó. Añadió que no se debe desconfiar de la variedad de las presentaciones porque todos los laboratorios comercializan productos testeados para cumplir su función. Asimismo, es fundamental el factor de protección solar, que debe ser, como mínimo, de 30. En este punto hay que atender también el color de la piel de la persona, cuanto más blanca esta sea mayor debe ser el índice de protección solar. Otro foco importante es la duración del producto una vez aplicado. 
“Si estamos haciendo una actividad diaria en la ciudad, podemos ponernos a la mañana y a la tarde, nada más. Ahora, si estamos en la pileta o en el mar, hay que ponerlo cada dos horas, después de introducirse al agua o luego de una transpiración profusa”, advirtió Vendramini. A los niños se les puede aplicar el protector solar después de los ocho meses. Y debe colocárseles la presentación pediátrica. También recomendó el empleo de prendas en colores claros porque reflejan las radiaciones, mientras que los colores oscuros las absorben. Para preservar el cuero cabelludo basta usar sombreros de ala ancha, de cinco centímetros, porque la gorra protege solo el área de la frente, pero no los laterales de la cabeza.
Una cuestión también primordial es el horario para la realización de actividades al aire libre. El periodo vedado se inicia a las 11 y llega hasta las 16.
Por último, hay que desatender estímulos que pueden derivar en conclusiones erróneas. 
“En un día nublado también hay que protegerse porque lo que las nubes hacen es que no pasen los rayos infrarrojos, pero sí los ultravioletas, que causan daño en la piel”, instruyó. 
“En el caso de un cielo despejado o con nubes tenues la radiación puede afectar de igual manera. De hecho, más del 90% de la radiación atraviesa las nubes poco densas. Otra opción para valorar la dimensión de exponerse al sol es observar la propia sombra. Si esta es corta, significa que el riesgo de exposición es alto”, agregó.


Las playas

Desde la Sociedad Argentina de Dermatología apuntaron que es importante saber que la radiación solar ultravioleta que alcanza las playas de Argentina, Brasil y Uruguay aumentó, dado el ingente flujo turístico hacia esos sitios en verano. Además señalaron que debe haber un cambio de perspectiva. Así, se debe tener conciencia de que el bronceado es un daño acumulativo que se le hace a la piel. Ya no hay que verlo como una actividad saludable y revitalizadora porque exponerse al sol conduce a quemaduras y, a largo plazo, lleva al desarrollo de un cáncer de piel.
“Se trata de tomar cada vez menos sol. Por supuesto, si uno va a la playa o a la pileta va a hacer las actividades dentro del agua, pero después lo preferible es volver y colocarse debajo de una sombrilla o una galería. El sol puede producir, en algunas personas predispuestas a ello, no solo cáncer de piel, sino también manchas en la piel, queratosis solares, arrugas y envejecimiento prematuro. Entonces sería óptimo que la gente cada vez tome menos sol”, concluyó Ventramini. 

Ponerse protector con un FPS al 50 y reaplicarlo cada dos horas, evitar la exposición al sol entre las 10 y las 16 y ubicarse a la sombra para reducir el alcance de la radiación UV en un 50% se están volviendo precauciones exiguas en las playas. No se trata de una mera sensación. Según un estudio del Instituto de Física de Rosario (IFIR), en verano el nivel de la radiación ultravioleta del astro rey que alcanza a las playas argentinas, uruguayas y brasileñas supera el doble del que reciben las del mar Caribe.
El índice se ubica en un valor promedio del 13,7, mientras que para la zona del Caribe (que comprende a Cancún, Santa Lucía, La Habana y Miami) es del 5,9. Aunque esta institución aclaró que la diferencia entre ambos valores se debe a que es verano en este hemisferio e invierno en el Norte, con esto no llevó tranquilidad a la población. Al contrario, advirtió además que en nuestra región se detectó que los niveles de radiación solar UV han aumentado alrededor del 7% entre 1970 y 2014. Este incremento fue consecuencia de la reducción de la capa del gas ozono. El ozono absorbe parte de la radiación ultravioleta B, emitida por el sol. Sin ella, las plantas reducen su capacidad para la fotosíntesis y ocurre una mayor incidencia de cáncer de piel y cataratas.
La aparición de agujeros en la capa de ozono de la estratósfera es un proceso natural. En ciertas épocas del año, reacciones químicas en la atmósfera producen aberturas que después se cierran. Pero la actividad humana acentuó este proceso. La principal responsable es la emisión de compuestos químicos halogenados artificiales, sobre todo los clorofluorocarbonos (CFC). Los CFC fueron creados en los años 30 y usados como fluidos refrigerantes en heladeras, aparatos de aire acondicionado y repelentes en aerosol. De ahí que hoy la radiación UV que alcanza la superficie terrestre sea     mayor.
 

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