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Circuito de yungas: Cerro San Javier

Viernes, 22 de diciembre de 2017 01:33

A 25 kilómetros al oeste de la ciudad de San Miguel de Tucumán, atravesando la localidad de Yerba Buena y recorriendo la ruta provincial 340, nos encontramos con el pintoresco cerro San Javier, un lugar de ensueño, desde el que se puede tener una vista de la capital de la provincia. Al transitar el camino, se abre paso un paisaje con curvas pronunciadas, que al recorrerlas permiten apreciar la exuberante vegetación subtropical característica de esta zona. San Javier es una villa veraniega ideal para descansar y disfrutar de numerosos atractivos. Presenta una temperatura diferente a la de la capital tucumana, entre 5 y 6 grados menos, que sumada a sus cerros y a la vegetación la convierten en un lugar perfecto para la realización de diferentes actividades deportivas. Uno de los mayores atractivos con los que cuenta el cerro San Javier es, sin lugar a dudas, la escultura del Cristo Bendicente, obra del tucumano Juan Carlos Iramain. Con una altura de 28 metros, se convirtió en la cuarta estatua más elevada de ese tipo del mundo, ubicada 1.275 metros sobre el nivel del mar. Bajo la majestuosa obra, se ubica el Centro de Interpretación del Cristo Bendicente, una propuesta del Ente Tucumán Turismo, que invita a disfrutar y conocer los recursos turísticos de la región y la vida y obra del autor. El centro cuenta con un paseo histórico por las sierras de San Javier, las Yungas, Villa Nougués, Ciudad Universitaria y Horco Molle, junto con una línea de tiempo sobre la vida del creador de la estatua, en paralelo a la historia argentina y mundial. Asimismo, se exhibe una maqueta interactiva de toda la sierra y de “El Cristo en el mundo”, una serie de mini esculturas a escala que representan las diferentes estatuas de esa figura en las distintas locaciones internacionales, entre otros atractivos. Se podrán adentrar, además, en las yungas tucumanas, tomando un pleno contacto con la naturaleza a través de un mágico recorrido en tirolesa. Hay dos opciones para disfrutar de esta actividad: en el corazón de la selva y otra de más de 500 metros de longitud. Muy cerca de San Javier, bajando por el Valle de la Sala, se llega a la cascada del río Noque, en medio de la yunga. El sonido del agua golpeando las piedras atrapa a cualquier visitante y la humedad tienta con una siesta, una charla amigable y distendida o una meditación.

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A 25 kilómetros al oeste de la ciudad de San Miguel de Tucumán, atravesando la localidad de Yerba Buena y recorriendo la ruta provincial 340, nos encontramos con el pintoresco cerro San Javier, un lugar de ensueño, desde el que se puede tener una vista de la capital de la provincia. Al transitar el camino, se abre paso un paisaje con curvas pronunciadas, que al recorrerlas permiten apreciar la exuberante vegetación subtropical característica de esta zona. San Javier es una villa veraniega ideal para descansar y disfrutar de numerosos atractivos. Presenta una temperatura diferente a la de la capital tucumana, entre 5 y 6 grados menos, que sumada a sus cerros y a la vegetación la convierten en un lugar perfecto para la realización de diferentes actividades deportivas. Uno de los mayores atractivos con los que cuenta el cerro San Javier es, sin lugar a dudas, la escultura del Cristo Bendicente, obra del tucumano Juan Carlos Iramain. Con una altura de 28 metros, se convirtió en la cuarta estatua más elevada de ese tipo del mundo, ubicada 1.275 metros sobre el nivel del mar. Bajo la majestuosa obra, se ubica el Centro de Interpretación del Cristo Bendicente, una propuesta del Ente Tucumán Turismo, que invita a disfrutar y conocer los recursos turísticos de la región y la vida y obra del autor. El centro cuenta con un paseo histórico por las sierras de San Javier, las Yungas, Villa Nougués, Ciudad Universitaria y Horco Molle, junto con una línea de tiempo sobre la vida del creador de la estatua, en paralelo a la historia argentina y mundial. Asimismo, se exhibe una maqueta interactiva de toda la sierra y de “El Cristo en el mundo”, una serie de mini esculturas a escala que representan las diferentes estatuas de esa figura en las distintas locaciones internacionales, entre otros atractivos. Se podrán adentrar, además, en las yungas tucumanas, tomando un pleno contacto con la naturaleza a través de un mágico recorrido en tirolesa. Hay dos opciones para disfrutar de esta actividad: en el corazón de la selva y otra de más de 500 metros de longitud. Muy cerca de San Javier, bajando por el Valle de la Sala, se llega a la cascada del río Noque, en medio de la yunga. El sonido del agua golpeando las piedras atrapa a cualquier visitante y la humedad tienta con una siesta, una charla amigable y distendida o una meditación.

Una vuelta por la selva de serranía

En el circuito las Yungas serás protagonista del perfecto equilibrio entre la tranquilidad y la aventura. A minutos de la ciudad de San Miguel de Tucumán, las Yungas se abren paso para crear un paisaje selvático que sorprende con sus verdes y su aire puro. Es un ecosistema propio de la provincia que cobija árboles y flores, aves, cascadas y ríos. Una montaña de vegetación por la que ir subiendo en busca de aire puro y conexión natural. Apenas al comenzar el ascenso se entiende la magnitud de este espacio que les encanta a los tucumanos, en especial los sábados cuando tienen tiempo libre. Los senderos con árboles, que parecen venírsenos encima de tan frondosos, son ideales para andar en bicicleta, salir a correr e incluso, en lo más alto, volar en parapente si el viento nos acompaña.

Relax

Transitar por las lomas y quebradas soñadas de Villa Nougués, los cerros y bosques verdes y tupidos de Raco y El Siambón, renovará tu energía y despertará cada uno de tus sentidos. Y hay un Tucumán secreto, que aparece en los libros ni en la más llamativa de las fotos: un Tucumán que se descubre a través de las Ecosendas. Yungas, imponentes paisajes y una deslumbrante vista panorámica de la capital, son los ingredientes ideales para convertir a San Javier en uno de los destinos más visitados de la provincia. Recorriendo el cerro el visitante comprenderá una de las razones por las que a Tucumán se lo denomina Jardín de la República.

 

 

 

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