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Develan escritos satánicos secuestrados por crimen

Los mensajes aparecen en los elementos secuestrados a los imputados. Todos hacen mención a la muerte de un chico inocente.
Domingo, 24 de diciembre de 2017 00:00

El viernes se dieron en la capital de Santiago del Estero imágenes y elementos secuestrados a varios de los imputados por el crimen del niño Marito Salto, en Quimilí.

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El viernes se dieron en la capital de Santiago del Estero imágenes y elementos secuestrados a varios de los imputados por el crimen del niño Marito Salto, en Quimilí.

El niño fue secuestrado y descuartizado en vida como ofrenda satánica por parte de una secta, cuyos integrantes se encuentran ya detenidos.

El caso conmocionó la vecina provincia por lo macabro y cruel de la ofrenda.

Las imágenes muestran claramente cómo los integrantes del clan asesino le juraban lealtad al maldito y señalaban a través de escritos el nombre de la víctima, la que finalmente ofrendaron.

En esas imágenes se observa mensajes macabros o parte de rituales satánicos. Incluso, escritos en los que se menciona el nombre del niño y hasta amenazas a la jueza Falco.

Todo esto fue secuestrado en el marco de la investigación que lleva a cabo la doctora Rosa Falco. Y tal como la misma magistrada lo mencionó, "son elementos claves que permiten llegar al esclarecimiento del horrendo homicidio".

La etapa siguiente es el análisis de todos estos elementos. Los mismos serán peritados por Gendarmería Nacional, la Policía Federal y especialistas de la Corte Suprema, que vinieron colaborando con la justicia de Santiago del Estero

El caso

Marito para sus padres y familia, había desaparecido el 31 de mayo anterior en su pueblo, Quimilí, en Santiago del Estero, de poco más de 15 mil personas y a poco más de 200 kilómetros de la capital provincial. Lo habían visto por última vez mientras pescaba en la zona conocida como "La Represa", una suerte de laguna, mientras pescaba con su caña. Marito fue encontrado dos días después por un baqueano en un pastizal, exactamente en el otro lado del pueblo, su cabeza envuelta en una bolsa blanca, su torso y miembros en una bolsa negra: el baqueano, cuya casa quedaba a doscientos metros de dónde estaba el cadáver, vio cómo su perro arrastraba una pierna humana entre los dientes. La única cámara-domo en todo Quimilí había tomado horas antes a una moto con dos tripulantes que cargaban dos bultos, sin embargo, los intentos de mejorar la imagen fracasaron. Ocho días después, el cuerpo llegaba a los forenses Pagani y Canilo.

 

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