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Miriam trabaja en un negocio que siempre fue de hombres

Sabado, 11 de febrero de 2017 00:30
Miriam mantiene en orden su local en la zona norte. Alascio
En la zona norte hay un lubricentro muy particular. Se trata de un taller para cambio de aceites, correas, filtros y accesorios para los automotores sin los típicos almanaques de promotoras semidesnudas, todo en perfecto orden y con una limpieza destacable.
Sucede que al lubricentro lo atiende Miriam Anco, quien además es dueña de su propio destino ya que el negocio le pertenece.
Franela al hombro, pantalón de trabajo gastado, pelo atado y botas de goma, brinda su femineidad en un ámbito machista.
"Yo no tengo el conocimiento de que otra mujer tenga en Salta un lubricentro", le dijo sonriendo a El Tribuno.
Y no tiene ningún prejuicio. Desde hace 9 años que trabaja en su propio negocio y sabe qué aceite es el mejor para cada motor sin consultar a las guías.
"Yo antes trabajé en un lavadero y lubricentro muy grande con muchos compañeros. Ahí aprendí cómo es el negocio. Luego hicieron una reestructuración y yo era la más nueva... me quedé en la calle. Entonces fue que decidí emprender mi propio negocio", comentó la mujer de 43 años.
Fue un año completo que pasó viendo cómo se mueve el negocio y aprendiendo todo sobre el tema.
Así fue que con la plata que recibió más un pequeño proyecto para pequeños emprendedores, recibió un préstamo para armar su negocio.
Buscó un lugar para alquilar y lo encontró en la calle Zuviría al 3000. Desde hace 9 años que ya es tradicional el negocio de Miriam.
"Vienen muchas mujeres, quizás porque en un lubricentro atendido por hombres se sienten incómodas, aunque yo atiendo a todos por igual", aseguró la mujer.
En estos 9 años Miriam pudo criar a su hija que hoy tiene 20 años. Y la crió sola.
Ella supo manejar un negocio que siempre fue exclusivo para hombres.
Primero fue mamá, luego trabajadora en casas de familia, moza en el Concejo Deliberante y empleada en una tintorería. Cuando entró en el anterior lubricentro supo desde el primer momento que sentía que podría ser dueña de su propio destino y negocio.
"Los clientes cuando vienen por primera vez se sorprenden. Luego ya comienzan a venir más seguido y después ya me confían sus autos. Pero en los primero tiempos fue difícil porque pensaban que yo no sabía nada del tema, pero todos los recambios y colocaciones los hago yo. Desde un foco hasta el recambio total de los fluidos del automotor", dijo muy segura.
Desde hace nueve años que la plata no le falta, pero sin embargo fue muy duro para la crianza porque el negocio está abierto en horario corrida de 9 a 20.
"Pasé toda la adolescencia de ella trabajando en el negocio. Sin embargo yo la tengo que destacar porque siempre estuvo a la altura actuando siempre de manera muy madura. Sin esa actitud, por parte de mi hija, nunca podría haber llevado a cabo este sueño de tener este negocio que es el único ingreso nuestro", dijo llorando Miriam.
Casi no hay tiempo para nada. Ya viene otro cliente y deja las llaves de su coche para el lavadero.
Atiende el lubricentro y además un lavadero, por eso las botas de goma. Ella vio que el negocio se podía extender, invirtió y puso luego la posibilidad de dejar brillante el coche.
Lo último que se debe decir es que Miriam quiere seguir extendiéndose y ampliando su negocio.
"La situación económica está dura. Si bien aún no aumentaron tanto los lubricantes, sí el alquiler. Sin embargo las ganancias todavía sirven para vivir. Por otro lado, yo quiero ver si puedo abrir una sucursal y tener a gente trabajando. Porque dar trabajo siempre es una bendición", dijo Miriam, y se fue a atender a otro cliente.
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En la zona norte hay un lubricentro muy particular. Se trata de un taller para cambio de aceites, correas, filtros y accesorios para los automotores sin los típicos almanaques de promotoras semidesnudas, todo en perfecto orden y con una limpieza destacable.
Sucede que al lubricentro lo atiende Miriam Anco, quien además es dueña de su propio destino ya que el negocio le pertenece.
Franela al hombro, pantalón de trabajo gastado, pelo atado y botas de goma, brinda su femineidad en un ámbito machista.
"Yo no tengo el conocimiento de que otra mujer tenga en Salta un lubricentro", le dijo sonriendo a El Tribuno.
Y no tiene ningún prejuicio. Desde hace 9 años que trabaja en su propio negocio y sabe qué aceite es el mejor para cada motor sin consultar a las guías.
"Yo antes trabajé en un lavadero y lubricentro muy grande con muchos compañeros. Ahí aprendí cómo es el negocio. Luego hicieron una reestructuración y yo era la más nueva... me quedé en la calle. Entonces fue que decidí emprender mi propio negocio", comentó la mujer de 43 años.
Fue un año completo que pasó viendo cómo se mueve el negocio y aprendiendo todo sobre el tema.
Así fue que con la plata que recibió más un pequeño proyecto para pequeños emprendedores, recibió un préstamo para armar su negocio.
Buscó un lugar para alquilar y lo encontró en la calle Zuviría al 3000. Desde hace 9 años que ya es tradicional el negocio de Miriam.
"Vienen muchas mujeres, quizás porque en un lubricentro atendido por hombres se sienten incómodas, aunque yo atiendo a todos por igual", aseguró la mujer.
En estos 9 años Miriam pudo criar a su hija que hoy tiene 20 años. Y la crió sola.
Ella supo manejar un negocio que siempre fue exclusivo para hombres.
Primero fue mamá, luego trabajadora en casas de familia, moza en el Concejo Deliberante y empleada en una tintorería. Cuando entró en el anterior lubricentro supo desde el primer momento que sentía que podría ser dueña de su propio destino y negocio.
"Los clientes cuando vienen por primera vez se sorprenden. Luego ya comienzan a venir más seguido y después ya me confían sus autos. Pero en los primero tiempos fue difícil porque pensaban que yo no sabía nada del tema, pero todos los recambios y colocaciones los hago yo. Desde un foco hasta el recambio total de los fluidos del automotor", dijo muy segura.
Desde hace nueve años que la plata no le falta, pero sin embargo fue muy duro para la crianza porque el negocio está abierto en horario corrida de 9 a 20.
"Pasé toda la adolescencia de ella trabajando en el negocio. Sin embargo yo la tengo que destacar porque siempre estuvo a la altura actuando siempre de manera muy madura. Sin esa actitud, por parte de mi hija, nunca podría haber llevado a cabo este sueño de tener este negocio que es el único ingreso nuestro", dijo llorando Miriam.
Casi no hay tiempo para nada. Ya viene otro cliente y deja las llaves de su coche para el lavadero.
Atiende el lubricentro y además un lavadero, por eso las botas de goma. Ella vio que el negocio se podía extender, invirtió y puso luego la posibilidad de dejar brillante el coche.
Lo último que se debe decir es que Miriam quiere seguir extendiéndose y ampliando su negocio.
"La situación económica está dura. Si bien aún no aumentaron tanto los lubricantes, sí el alquiler. Sin embargo las ganancias todavía sirven para vivir. Por otro lado, yo quiero ver si puedo abrir una sucursal y tener a gente trabajando. Porque dar trabajo siempre es una bendición", dijo Miriam, y se fue a atender a otro cliente.

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