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La feria de Agua Negra, un éxito total y rotundo

Lunes, 06 de febrero de 2017 01:30
<div>Sector de la feria con largos mesones donde se exhibían los productos típicos y cientos de personas pudieron comprarlos.</div><div>
Color, tradición, alegría, juegos de carnaval, excelente comida criolla, música folclórica, concursos de destrezas y ánimo de pasar una jornada amable pudieron fácilmente ayer contra lo desapacible del clima en la segunda y última jornada de la 13ª Feria de Pequeños Productores de Agua Negra, paraje ubicado a 60 kilómetros al oeste de Salta, en jurisdicción del municipio de Chicoana.
Decenas de puestos de productos regionales y naturales se alinearon de un lado del predio y otros tantos puestos de comidas típicas se dispusieron enfrentados a los primeros. "Temprano parecía que la lluvia iba a arruinar el día, pero llegó más gente que en las ediciones anteriores a pesar del clima", describió entusiasmado Francisco Cruz, uno de los organizadores de la feria.
Por su parte, Patricia Tolaba, miembro también de la comisión, informó a El Tribuno que la feria fue declarada de Interés turístico provincial mediante resolución del Ministerio de Cultura y Turismo del 30 de enero pasado. "Esto nos da un gran espaldarazo para seguir apostando a las cosas nuestras", expresó.
La feria nació hace trece años, como las otras que se desarrollan cíclicamente en la Quebrada de Escoipe, en parajes como La Zanja, El Sunchal y Pie de la Cuesta, justamente como una forma de abrir un mercado para los productos naturales de los pequeños productores agropecuarios de la zona, aunque sea efímero. Así se fueron organizando una feria de cada paraje, en los meses de enero, febrero, marzo y abril.
"Es importante para nuestra gente poder mostrar lo que produce, desde plantines de aromáticas o frutales, hasta dulces y artesanías. Ellos esperan ansiosos la fecha correspondiente, aunque hay algunos que se llegan y participan de todas", explicó Cruz.
Ayer se podían encontrar choclos, porotos, zapallos, zapallitos, habas, pasas de uva y de higo, nueces, quesos de vaca y de cabra, carne de cabrito y de cordero por mitades, dulces regionales y plantines de frutilla, durazno, pera, manzana (todas variedades criollas) y de aromáticas como romero, arcayuyo, albahaca, etcétera.

Un programa a medida

La jornada comenzó con la tradicional mateada con bollos caseros y la recepción del primer turista.
Luego fue el turno del convido a la Pachamama en el mojón ubicado a un costado del predio. Ese fue el momento para que se luzcan un nutrido grupo de copleras y cantores populares, quienes junto al jefe de la ceremonia ofrecieron su canto a la Madre Tierra.
Sin que falten chicha, aloja, cigarrillos, alcohol y hojas de coca, además de comidas típicas, se llevó a cabo la ceremonia.
Inmediatamente después se llevó a cabo el concurso de ordeñe de cabras, con la condición de que las participantes debían ser mujeres y foráneas.
Así, el concurso fue ganado por la señora Cristina, que vino del sur del país y ordeñó a la cabra de nombre Calandria, a la que logro sacarle casi un cuarto de leche en un minuto.
Más tarde actuaron cantantes de la zona, mientras los ranchos de comida eran invadidos por cientos de comensales.
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Color, tradición, alegría, juegos de carnaval, excelente comida criolla, música folclórica, concursos de destrezas y ánimo de pasar una jornada amable pudieron fácilmente ayer contra lo desapacible del clima en la segunda y última jornada de la 13ª Feria de Pequeños Productores de Agua Negra, paraje ubicado a 60 kilómetros al oeste de Salta, en jurisdicción del municipio de Chicoana.
Decenas de puestos de productos regionales y naturales se alinearon de un lado del predio y otros tantos puestos de comidas típicas se dispusieron enfrentados a los primeros. "Temprano parecía que la lluvia iba a arruinar el día, pero llegó más gente que en las ediciones anteriores a pesar del clima", describió entusiasmado Francisco Cruz, uno de los organizadores de la feria.
Por su parte, Patricia Tolaba, miembro también de la comisión, informó a El Tribuno que la feria fue declarada de Interés turístico provincial mediante resolución del Ministerio de Cultura y Turismo del 30 de enero pasado. "Esto nos da un gran espaldarazo para seguir apostando a las cosas nuestras", expresó.
La feria nació hace trece años, como las otras que se desarrollan cíclicamente en la Quebrada de Escoipe, en parajes como La Zanja, El Sunchal y Pie de la Cuesta, justamente como una forma de abrir un mercado para los productos naturales de los pequeños productores agropecuarios de la zona, aunque sea efímero. Así se fueron organizando una feria de cada paraje, en los meses de enero, febrero, marzo y abril.
"Es importante para nuestra gente poder mostrar lo que produce, desde plantines de aromáticas o frutales, hasta dulces y artesanías. Ellos esperan ansiosos la fecha correspondiente, aunque hay algunos que se llegan y participan de todas", explicó Cruz.
Ayer se podían encontrar choclos, porotos, zapallos, zapallitos, habas, pasas de uva y de higo, nueces, quesos de vaca y de cabra, carne de cabrito y de cordero por mitades, dulces regionales y plantines de frutilla, durazno, pera, manzana (todas variedades criollas) y de aromáticas como romero, arcayuyo, albahaca, etcétera.

Un programa a medida

La jornada comenzó con la tradicional mateada con bollos caseros y la recepción del primer turista.
Luego fue el turno del convido a la Pachamama en el mojón ubicado a un costado del predio. Ese fue el momento para que se luzcan un nutrido grupo de copleras y cantores populares, quienes junto al jefe de la ceremonia ofrecieron su canto a la Madre Tierra.
Sin que falten chicha, aloja, cigarrillos, alcohol y hojas de coca, además de comidas típicas, se llevó a cabo la ceremonia.
Inmediatamente después se llevó a cabo el concurso de ordeñe de cabras, con la condición de que las participantes debían ser mujeres y foráneas.
Así, el concurso fue ganado por la señora Cristina, que vino del sur del país y ordeñó a la cabra de nombre Calandria, a la que logro sacarle casi un cuarto de leche en un minuto.
Más tarde actuaron cantantes de la zona, mientras los ranchos de comida eran invadidos por cientos de comensales.
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