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Dirigentes, es hora de trabajar

Jueves, 02 de marzo de 2017 23:09

Se terminó la fiesta, o como lo dijimos en una oportunidad, acabó la “Fiesta para Pocos”. Ya es hora que los dirigentes comiencen a trabajar pensando en los clubes, en su gente y en los seguidores y no en continuar engordando su bolsillos con negociados turbios y con fondos de un Estado que se puso firme y quiere demostrar de del fútbol nadie muere. “Todo pasa” decía la inscripción del anillo del exmandamás de AFA, Julio Grondona, pero él sí era hábil. Desde que murió, los escándalos “enmudecidos” por el dinero estallaron entre los herederos del poder afista. 
Todos quieren una tajada, pero la pelea es por quién se queda con la más grande. Atrás, un fútbol mediocre, exceso de una violencia incontenible y “negociable”, connivencia policial, judicial y política. Una AFA que hasta podría ser sancionada y que corre permanente peligro de ser desafiliada por la FIFA, la misma entidad internacional que quiere imponer su candidato y pulsea hasta con el candidato del macrismo, con vistas a las próximas elecciones afistas.
Y entre todo este torbellino, el final era previsible: no hay fútbol. Hasta el escándalo obligó a los futbolistas a “unirse” contra tanto manoseo. Para los incrédulos... hubo compañerismo.

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Se terminó la fiesta, o como lo dijimos en una oportunidad, acabó la “Fiesta para Pocos”. Ya es hora que los dirigentes comiencen a trabajar pensando en los clubes, en su gente y en los seguidores y no en continuar engordando su bolsillos con negociados turbios y con fondos de un Estado que se puso firme y quiere demostrar de del fútbol nadie muere. “Todo pasa” decía la inscripción del anillo del exmandamás de AFA, Julio Grondona, pero él sí era hábil. Desde que murió, los escándalos “enmudecidos” por el dinero estallaron entre los herederos del poder afista. 
Todos quieren una tajada, pero la pelea es por quién se queda con la más grande. Atrás, un fútbol mediocre, exceso de una violencia incontenible y “negociable”, connivencia policial, judicial y política. Una AFA que hasta podría ser sancionada y que corre permanente peligro de ser desafiliada por la FIFA, la misma entidad internacional que quiere imponer su candidato y pulsea hasta con el candidato del macrismo, con vistas a las próximas elecciones afistas.
Y entre todo este torbellino, el final era previsible: no hay fútbol. Hasta el escándalo obligó a los futbolistas a “unirse” contra tanto manoseo. Para los incrédulos... hubo compañerismo.

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