Por Francisco Sotelo
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Por Francisco Sotelo
El documento suscrito por el arzobispo de Salta, Mario Antonio Cargnello; y los obispos de Orán, Gustavo Zanchetta; de Humahuaca, Pedro Olmedo; y de Cafayate, José Jiménez, en defensa de la educación religiosa en las escuelas es inusual, ya que está firmado por los cuatro prelados con jurisdicción en el territorio salteño. El dato revela la magnitud del problema que se plantea hoy en la única provincia que mantiene la enseñanza católica en las escuelas laicas.
La acción judicial iniciada por diez familias cuando se sancionó en 2010 la Ley de Educación Provincial tuvo un largo recorrido hasta que en estos días, tras el fallo del Procurador fiscal ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Víctor Ernesto Abramovich, la enseñanza religiosa en horario escolar podría ser declarada inconstitucional.
El funcionario fundamenta su dictamen en la discriminación que significa para los niños de otros credos la posibilidad de tener que dejar las aulas en las horas de catequesis, y en la coerción que supone pedirles que declaren el credo que profesa su familia.
En 2012, el juez salteño Marcelo Domínguez había ordenado "el cese de las prácticas compulsivas de religión católica en las escuelas públicas". La Corte local falló a favor del status quo pero invocando, entre otras cosas, que la fe católica es mayoritaria en Salta. El caso llegó al máximo tribunal. Abramovich es especialista y docente en Derechos Humanos y Democratización. No dice que la educación religiosa sea inconstitucional, sino que lo es el artículo que la transforma en imposición y coacción de conciencias.
Los obispos de Salta no polemizaron con el dictamen, pero el documento plantea líneas que exigen debate. "Exhortamos a los padres a ejercer su derecho para que sus hijos o pupilos reciban en la escuela pública la educación religiosa" expresan, y agregan que "quitar a la fuerza el nombre de Dios de las mentes de los niños no es ningún progreso, sino lo contrario".
El debate es de fondo. Se pone en juego la idea de Dios; la validez del criterio que entroniza a la Iglesia como credo mayoritario y el reclamo subyacente de que se respeten las injerencias religiosas en un Estado laico. "Educación religiosa incluye acciones tales como la confesión, la primera comunión o la confirmación, es decir, actos sacramentales que pueden ser vividos como intromisiones adultas.
La idea de Dios, para los creyentes, es una certeza. Para los no creyentes, o no practicantes, no puede compartir el espacio educativo con las certezas científicas. Una cuestión crucial ineludible: la idea de Dios, ¿une o divide?; la práctica y la enseñanza de la fe, ¿debe recluirse en los templos o instalarse en todo el espacio público?