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24 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
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La Iglesia instó a responsabilizarse por la sociedad en la que se vive

“Cuando acusamos a los demás, lo que estamos haciendo es lavarnos las manos y no los pies como hizo Jesús con sus discípulos”, dijo el padre Lucio Ajalla durante la homilía del Jueves Santo.
Viernes, 14 de abril de 2017 00:00

Por Carina Costello

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Por Carina Costello

A las 19, las campanas de la Catedral Basílica de la ciudad de Salta hicieron un repique especial para recordar que la misa de Jueves Santo estaba punto de empezar. Con cánticos entonados por el coro de la Catedral, las bancas se fueron colmando de creyentes. La homilía posterior a la lectura de las Sagradas Escrituras estuvo a cargo del padre Lucio Ajalla. Durante las semblanzas del Evangelio, el sacerdote recordó que "todos somos responsables de la sociedad que tenemos".

"Cuando acusamos a los demás, lo que estamos haciendo es lavarnos las manos y no los pies como hizo Jesús a sus discípulos", agregó el religioso.

El sacerdote hizo referencia a la grandeza que refleja esta acción de Jesús y el ejemplo que debe representar para el resto de los creyentes. En la primera fila, frente al atrio central, 12 jóvenes fueron protagonistas de uno de los momentos más importantes de la religión católica: el lavado de pies.

En esta ceremonia tradicional de la Semana Santa se conmemora el lavado de pies que realizó Jesús a sus 12 discípulos antes de ser entregado a los soldados romanos.

Los protagonistas, ayer, en la Catedral, fueron hombres que se encuentran en proceso de recuperación del consumo de drogas y que son parte de la asociación Fazenda de la Esperanza. El momento estuvo cargado de simbolismos y mensajes hacia la sociedad.

A las 19.15, cuando la luz del sol apenas se dejaba ver sobre la ciudad de Salta, desde el púlpito de la Catedral se realizó la lectura del libro del Éxodo.

Con este texto se recordó el mensaje que Dios le dio a Moisés durante los días previos a su salida de Egipto. De esta manera se rememoró que la enseñanza de la muerte del cordero y la sangre con la que se marcaban del puertas del pueblo judío para que sus primogénitos se salvaran.

En la segunda lectura del Evangelio se hizo referencia a la primera carta del apóstol Pablo a los Corintios, en la que se relata la última cena de Jesús con sus apóstoles y la significación que tienen desde aquellas épocas el vino y el pan en la mesa cristiana.

La lectura central se refirió al momento específico en que Jesucristo realizó el lavado de los pies a sus discípulos.

"Llegar al corazón"

Durante la homilía, que estuvo a cargo del padre Lucio Ajalla, se recordó que la Iglesia vive los momentos previos a lo que representa la entrega más importante de Jesús para los católicos.

"En el lavado de los pies, Dios está de rodillas ante nosotros para recordarnos que así se puede llegar al corazón de la gente", agregó el sacerdote.

Minutos después se colocaron 12 sillas sobre el atrio central, donde el padre Patricio Moreno fue el encargado de lavar los pies a los invitados.

El padre Patricio se arrodilló ante cada uno de los jóvenes para lavarles los pies y se tomó un momento para charlar brevemente con ellos.

Una vez concluida la ceremonia, se recibieron donaciones de alimentos de los presentes para los más necesitados. También se bendijo el agua y el vino para la celebración de la comunión, momento central de la misa para los creyentes católicos.

Esta noche la Iglesia revive una vez más la muerte de Jesucristo, que tuvo el objetivo para lavar los pecados de la humanidad de acuerdo a la fe cristiana.

Es uno de los momentos más importantes del año para los creyentes, que el domingo celebrarán la resurrección de Cristo.

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