El pasado 29 de marzo el Senado de la Nación aprobó la ley que permite la aplicación medicinal del Cannabis. Esta legislación ya tenía la aprobación de la Cámara de Diputados y desde aquel momento se puede aplicar en todo el país. Frente a esta situación, varios familiares y profesionales médicos que apoyan la aplicación de este tratamiento para dolencias de tipo neurológicas, en particular, llevan adelante la lucha por sus pacientes. Ayer desde el hospital Papa Francisco en el barrio Solidaridad se confirmó que llevan adelante el primer pedido de una institución del Estado para una de sus pacientes.
En diálogo con El Tribuno, el doctor José Suárez explicó que su paciente, Claudia Romero, padece de epilepsia refractaria. “Recetamos el aceite de Cannabis como una alternativa a una cirugía que no asegura obtener los beneficios que se espera y que podría dañar la movilidad, el lenguaje y la memoria de la paciente”, destacó el profesional.
El profesional destacó que el tratamiento con aceite de Cannabis es posible gracias a la legislación vigente y por tal motivo ya se solicitó a la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) la autorización para que se permita el ingreso de este medicamento. “Se presentaron todos los papeles la semana pasada, con el aval de la doctora Silvia Kochen, médica epileptóloga del Conicet. Tuvimos una resolución favorable a la aplicación del aceite de Charlotte en esta paciente”, destacó el médico.
Suárez destacó que este es el primer caso en el norte del país en el que se autoriza la importación legal del aceite de Charlotte.
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El pasado 29 de marzo el Senado de la Nación aprobó la ley que permite la aplicación medicinal del Cannabis. Esta legislación ya tenía la aprobación de la Cámara de Diputados y desde aquel momento se puede aplicar en todo el país. Frente a esta situación, varios familiares y profesionales médicos que apoyan la aplicación de este tratamiento para dolencias de tipo neurológicas, en particular, llevan adelante la lucha por sus pacientes. Ayer desde el hospital Papa Francisco en el barrio Solidaridad se confirmó que llevan adelante el primer pedido de una institución del Estado para una de sus pacientes.
En diálogo con El Tribuno, el doctor José Suárez explicó que su paciente, Claudia Romero, padece de epilepsia refractaria. “Recetamos el aceite de Cannabis como una alternativa a una cirugía que no asegura obtener los beneficios que se espera y que podría dañar la movilidad, el lenguaje y la memoria de la paciente”, destacó el profesional.
El profesional destacó que el tratamiento con aceite de Cannabis es posible gracias a la legislación vigente y por tal motivo ya se solicitó a la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) la autorización para que se permita el ingreso de este medicamento. “Se presentaron todos los papeles la semana pasada, con el aval de la doctora Silvia Kochen, médica epileptóloga del Conicet. Tuvimos una resolución favorable a la aplicación del aceite de Charlotte en esta paciente”, destacó el médico.
Suárez destacó que este es el primer caso en el norte del país en el que se autoriza la importación legal del aceite de Charlotte.
Sin recursos ni medios
La familia de Claudia Romero está integrada por sus padres, dos hermanos y su hija de un año y medio. A causa de las convulsiones recurrentes que tiene la joven, su madre dejó de trabajar y sus hermanos no trabajan, ya que están terminando el secundario. El único sostén de la casa es el padre de familia, que trabaja como ayudante en un taller de chapa y pintura de vehículos.
El medicamento que esperan poder aplicar en la joven tiene un costo de 275 dólares y sirve para el tratamiento durante 41 días.
Claudia Romero no nació con esta enfermedad sino que fue una consecuencia de una meningoencefalitis neonatal que tuvo a los 6 años.
Tanto el doctor José Suárez como Daniel Burgos destacaron que la paciente ya pasó por múltiples tratamientos que solo logran reducir en forma mínima sus padecimientos.
Sonia Lisarazu, es la madre de Claudia. “Hasta el año pasado yo podía trabajar pero ahora que Claudia tuvo su nena no puedo. La tengo que ayudar a cuidarla porque cuando ella se descompone la nena se pone mal y se asusta. Además, durante las convulsiones Claudia se golpea e incluso le tuvieron que hacer puntos en la cabeza por los golpes”, destacó Sonia.
Como madre, Sonia hace todo lo posible por ayudar a su hija, que es madre soltera. Claudia Romero logró terminar la primaria en una escuela de adultos en el barrio Solidaridad, donde viven desde hace 18 años. “Me gustaría seguir estudiando pero por los ataques no puedo. Dicen los profesores que pierden mucho tiempo en atenderme y además me olvido las cosas”, contó la jovencita, que ayer estuvo por varias horas recibiendo atención en el hospital Papa Francisco debido a una descompensación.
En la actualidad, Claudia solo trata de ayudar en la crianza de su hija Milagros y ante el avance de las convulsiones dejó de ir a ayudar en las clases de religión en la capilla la Santísima Trinidad del barrio.
Sonia Lisarazu contó que actualmente su hija toma tres medicamentos pero igualmente tiene convulsiones entre tres y cuatro veces por día. “A veces nos damos cuenta y tratamos de evitar que se golpee, pero en otras la convulsión nos sorprende en cualquier lugar ”, contó.