"Los bienes más preocupantes y expuestos al tráfico ilícito en Salta y la región NOA son los arqueológicos. Las excavaciones ilegales y saqueos sistemáticos no involucran solo al objeto sino que, como son hechas con fines puramente comerciales, se destruye la evidencia del yacimiento. Esto es grave porque así es imposible conocer toda la información asociada a los hechos y se priva a la comunidad de conocer elementos que conforman su pasado", manifestó a El Tribuno Claudia Cabouli, directora nacional de Bienes y Sitios Culturales, durante su visita a Salta Capital.
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"Los bienes más preocupantes y expuestos al tráfico ilícito en Salta y la región NOA son los arqueológicos. Las excavaciones ilegales y saqueos sistemáticos no involucran solo al objeto sino que, como son hechas con fines puramente comerciales, se destruye la evidencia del yacimiento. Esto es grave porque así es imposible conocer toda la información asociada a los hechos y se priva a la comunidad de conocer elementos que conforman su pasado", manifestó a El Tribuno Claudia Cabouli, directora nacional de Bienes y Sitios Culturales, durante su visita a Salta Capital.
Entre el 24 y el 26 de abril hubo talleres sobre protección de bienes culturales en fronteras y se estableció una agenda de trabajo para los próximos dos años entre los países de la región. Las capacitaciones fueron destinadas a fuerzas de seguridad y personal de Cultura de las seis provincias de la región NOA. Como el tráfico ilícito de estos bienes es un tema de carácter regional -sobre todo en zonas de fronteras-, asistieron capacitadores de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (Dibam) de Chile, un fiscal de Calama -del mismo país- y funcionarios de la embajada de Bolivia. Participaron el Ministerio Público Fiscal e Interpol Argentina. La Cancillería no estuvo presente.
"Las excavaciones ilegales son bastante difíciles de controlar porque la Argentina tiene un territorio muy extenso con fronteras muy extendidas, sobre todo con Chile, y zonas con dificultades geográficas para llegar", observó la experta y señaló que "hay un comercio internacional de piezas arqueológicas en el que probablemente también estén involucrados ciudadanos del país y de la región. Hay una actividad muy intensa en torno a las piezas arqueológicas y paleontológicas no solo en la Argentina sino también en Bolivia, Perú, México, Guatemala y Honduras".
Cabouli explicó que las estadísticas sobre bienes culturales robados son relativas porque se hacen en función de las denuncias de robo. "Las denuncias más frecuentes son de organismos públicos u organizaciones privadas, pero los particulares en general no denuncian. Imagino que no lo hacen por múltiples motivos, como no tomarse la molestia o no tener datos concretos del objeto robado. La mayoría no registra los objetos que tiene en su casa", advirtió.
Negocio millonario
El comercio ilegal de bienes culturales mueve muchísimo dinero y está considerado como el cuarto negocio ilegal en el mundo detrás del tráfico de armas, de drogas y de personas. Cabouli reveló que el tráfico de bienes culturales está asociado al lavado de dinero y al financiamiento de acciones ilegales. Explicó que, como solo se puede hacer cálculos a partir de las denuncias hechas y del impacto económico, se extrapola el resto y se calcula que mueve entre 6 y 7 mil millones de dólares anuales. "Los bienes culturales tienen un valor agregado en términos económicos que otros no tienen: la unicidad. Se trata de piezas únicas, irreemplazables".
Recordó un cuadro de Caravaggio, desaparecido en Italia durante 40 años, que fue recuperado sin haber salido del país, que había sido entregado como aval de pago en negocios ilícitos. Trajo a colación también el caso de Pablo Escobar, que tenía una colección de arte de primer nivel, producto de lavado de dinero y tráfico de drogas. "La garantía del mantenimiento de un negocio ilegal es a través de bienes culturales y el tráfico ilícito de estos está asociado al crimen transnacional organizado".
Cabouli observó que aumentaron las acciones de todos los gobiernos en este tema. "Hay una toma de conciencia muy importante en el ámbito nacional y forma parte de la agenda del Ministerio de Cultura, de Seguridad y de Cancillería".
El punto de inflexión en Argentina fue la creación del comité argentino de lucha contra el tráfico ilícito de bienes culturales en el año 2003, a través de un decreto del Poder Ejecutivo, que lleva 14 años ininterrumpidos de funcionamiento. A partir de 2007 se comenzó a promover la conformación de comités provinciales. "Nuestro objetivo es promover esto en todas las provincias porque ahí comienza la primera tarea. Queremos evitar que los bienes salgan de las fronteras nacionales y, antes, que salgan de las provinciales", manifestó.
Trabajo en Salta
En noviembre de 2016, por decreto 1904, se creó en Salta el Comité Provincial de Lucha contra el Tráfico Ilícito de Bienes Culturales. Esta institución está integrada por el Ministerio de Seguridad, la Secretaría de Seguridad, la Policía, el Ministerio de Producción y Ambiente, la Secretaría de Ambiente, el Ministerio de Cultura y Turismo, la Subsecretaría de Patrimonio, el Museo de Antropología, entre otros organismos.
El subsecretario de Patrimonio de la Provincia, Diego Ashur Mas, explicó a El Tribuno que, como es reciente la creación de este espacio, aún no hay estadísticas provinciales. El funcionario destacó que una sección de la Policía ahora se encarga de esta área y se llama "policía rural, ambiental y de bienes culturales".
El Suplicante, robado
El 9 de octubre de 2003 se notificó en Salta Capital el robo de "El Suplicante", una escultura de piedra que tiene una antigedad estimada de 1.500 años. Esta pieza arqueológica formaba parte de la muestra permanente "Orígenes de nuestra historia", en la primera sala del Museo Histórico del Norte -Cabildo-.
El arquitecto Roque Manuel Gómez, entonces director del museo, dijo que se trataba de "una representación antropomorfa casi abstracta donde se reconoce un rostro mirando hacia el cielo, apoyando en sus brazos, con una actitud de súplica". Las medidas exactas del objeto, de color gris, son: 25 cm de altura; 10,5 cm de ancho y 8 cm de espesor. Gómez explicó que la escultura podría haber sido sustraída el día anterior a última hora y destacó que había sido vulnerado el sistema de seguridad del museo, con alarmas y personal que recorría las salas. En diálogo con Radio Salta, el funcionario expresó entonces su pesar por este delito y destacó que en el país solo había 20 piezas como esta.