¿Qué los trae a Salta?
Somos de Maipú, Mendoza, una zona bodeguera por excelencia, a 14 km de la capital. Recorremos todo el país con nuestro espectáculo de humor. Somos el único trío del mundo compuesto por dos integrantes (risas).
Nuestra labor nos llevó a conocer casi toda Argentina y llevamos a Salta en nuestro corazón.
Ya vinimos varias veces, especialmente a localidades del interior provincial. Nos presentamos en el Festi-Orán y en las ciudades de Tartagal y Mosconi.
No obstante, aún no tuvimos la oportunidad de presentarnos en Salta capital. Nos encantaría en algún momento poder hacer funciones acá. La idea es
volver antes de fin de año y, si todo sale según lo planeado, estaríamos de nuevo en junio.
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¿Qué los trae a Salta?
Somos de Maipú, Mendoza, una zona bodeguera por excelencia, a 14 km de la capital. Recorremos todo el país con nuestro espectáculo de humor. Somos el único trío del mundo compuesto por dos integrantes (risas).
Nuestra labor nos llevó a conocer casi toda Argentina y llevamos a Salta en nuestro corazón.
Ya vinimos varias veces, especialmente a localidades del interior provincial. Nos presentamos en el Festi-Orán y en las ciudades de Tartagal y Mosconi.
No obstante, aún no tuvimos la oportunidad de presentarnos en Salta capital. Nos encantaría en algún momento poder hacer funciones acá. La idea es
volver antes de fin de año y, si todo sale según lo planeado, estaríamos de nuevo en junio.
¿Desde cuándo se dedican al humor?
En abril cumplimos 25 años de trayectoria, haciendo humor para toda la familia, con picardía, pero sin molestar ni ofender a nadie. Somos de un región atípica para el humor, ya que los mendocinos somos un tanto huraños, ermitaños e indiferentes. Por eso sorprende cuando salen humoristas de la zona.
Además de dedicarnos al humor, somos autores y compositores de nuestras propias canciones e interpretamos de otros autores también. Yo hago la letra y Juanchi le pone música.
¿Cómo fueron los inicios?
Comenzamos haciendo folclore, con el grupo Los de Maimén, junto con Juanchi y su hermano. Luego este último se fue y quedamos los dos.
Desde que nací, yo siempre quise ser humorista, es parte de mi manera de ser. Así que convencí a Juanchi para dedicarnos a esto.
Ambos estábamos dedicados al comercio, pero nos apostamos todo y nos dedicamos de lleno. Somos muy afortunados, porque podemos vivir de lo que nos gusta.
Lo más fácil es la actuación arriba del escenario, lo más difícil es todo lo que hay detrás del escenario, los viajes, la preparación, etc. Pero esto nos divierte mucho. Si un show no nos divierte, no lo hacemos. Tenemos un gran respeto por el público, así hayan tres personas o treinta mil.
Actuamos varias veces en Cosquín, Jesús María y muchos otros festivales de todo el país. Eso nos llevó a forjar muchos amigos, muchos de ellos salteños.
¿Cómo quiénes?
Todos los años se realiza en Maipú una fiesta nacional de humor, con la participación de artistas de todo el país. Eso nos permitió una linda amistad con Rodolfo Aredes y su muñeco Pepito.
También fuimos muy amigos de Tutú Campos.
Días antes de su muerte, en el 2000, estuvimos con él. Cuando me enteré de la noticia de su fallecimiento le escribí una canción y Juanchi le puso música. Se trata de “Tutú, el último cantor“, tema con el que su hijo Daniel Campos homenajea a su padre.
¿Varía el humor según cada región?
Lo que más cuesta es limar los regionalismos de cada zona. En una parte del show hacemos docencia mendocina y explicamos lo que significa cada término.
El humor, como en el folclore, es darte cuenta qué tenés en frente. No hacés el mismo repertorio, varía de acuerdo el lugar y el público. Lo bueno es que donde vamos, nos sentimos locales.
Más que un medio, el humor es una forma de vida, que nos permite sentirnos vivos y útiles vemos que la gente se olvida de sus problemas. La buena onda es como un boomerang. El buen humor es sanador.