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El nuevo obispo castrense, a favor de la "reconciliación"

Santiago Olivera pidió que en el país haya una "reconciliación mirando para adelante" y sin "justicia selectiva", al tiempo que se mostró "de acuerdo" con que se otorgue la prisión domiciliaria a mayores de 70 años condenados por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura.
Viernes, 07 de abril de 2017 16:25

El nuevo obispo castrense designado por el papa Francisco, Santiago Olivera, pidió que en el país haya una "reconciliación mirando para adelante" y sin "justicia selectiva", al tiempo que se mostró "de acuerdo" con que se otorgue la prisión domiciliaria a mayores de 70 años condenados por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura.
"Recibí el nombramiento con mucha sorpresa y gratitud porque Francisco me confió este servicio que es tan importante, tras diez años en los que no hubo obispo castrense en la Argentina", aseguró Olivera en una entrevista con Télam en el Vaticano, donde se reunió esta semana con el pontífice para definir los primeros pasos en el nuevo cargo.
"Es importante el servicio de acompañar a las Fuerzas Armadas y de seguridad para hacer un camino de mirar para adelante. Con justicia sí, pero también cerrando heridas, historias y reconociendo errores", aseveró monseñor Olivera, de 58 años y hasta ahora obispo de Cruz del Eje.
El pontífice designó a fines de marzo a Olivera como nuevo obispo castrense para Argentina, tras más de diez años de vacancia en el cargo luego de la renuncia de Antonio Juan Baseotto, en 2007, al llegar a los 75 años de edad. 
Olivera aseguró que los argentinos "todavía tenemos que hacer un camino". "Lo hemos vivido el 24 de marzo, cómo en algunas personas había una memoria un poco parcializada, un poco volcada hacia un lado", se lamentó. 
"Sin quitar la gravedad que hemos vivido como país durante el gobierno militar, ese tiempo difícil, también tenemos que mirar para adelante, con reconocimiento de las culpas y el pedido de perdón. Pero la voluntad de querer mirar para adelante y sanar heridas reconociendo esos errores tiene que venir de todos lados", agregó. 
"Por eso digo que la reconciliación debe ser para todos lados. Nos damos cuenta de que todavía hay mucha herida abierta en el país, y si no hay verdad y no hay reconocimiento de culpas tampoco hay justicia ni paz. Es todo un camino de ayudar a buscar eso el que hay que recorrer", aseguró de cara a las líneas de acción para los próximos meses.
"Asumiré los primeros días de junio. Estamos coordinando con distintas personas que tienen que estar, de la Iglesia y del Gobierno porque es un momento casi histórico este nuevo inicio", luego de los diez años sin el obispado en el país.
De todas formas, antes de viajar a Roma, Olivera tuvo en Buenos Aires su primer encuentro con los sacerdotes del Vicariato.
"Les dije que vengo como padre, hermano y amigo. pero mejor padre, porque es el que ayuda a poner límites, el que presenta caminos. Eso es lo que me marcó el Papa: el dialogar, el conducir, estar cerca, el conocer. Mirar y no apurarme", apuntó.
La jurisdicción del obispo castrense alcanza a los fieles militares y civiles que pertenecen al Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea, la Gendarmería Nacional y la Prefectura Naval, además del personal de los Ministerios del área.
En ese marco, planteó algunas de las novedades que tendrá su cargo. "La idea es reforzar los ejercicios espirituales. Es algo que ya ha habido, con las llamadas acampadas, de reforzar esto que sin duda es un trabajo muy importante".
Olivera, impulsor de la causa de canonización del primer santo argentino, el cura gaucho José Gabriel del Rosario Brochero, se mostró además "de acuerdo" con que los exmiembros de las Fuerzas Armadas mayores de 70 años condenados por distintas causas puedan acceder a la prisión domiciliaria.
"Con el Papa no hablamos de ese tema, pero aquí hay que vivir los derechos humanos para todos, encarnarlos plenamente, sí, pero para unos y otros. Si no vivimos una Justicia para todos, que nos iguale, podemos cometer injusticias", planteó. 
"La prisión domiciliaria no es una puerta cerrada. Si una persona mayor de las fuerzas armadas tiene el mismo derecho que otra en su condición, ¿por qué no dárselo? Por más que se haya equivocado gravemente tiene ese derecho. Aunque tampoco fueron todos. algunos no se han equivocado gravemente", agregó. 
"Los derechos humanos hay que vivirlos para todos. Que la Justicia cumpla su labor, que tiene que ser en todos los tiempos y para todas las personas. No una justicia selectiva, solo para algunos, y más mala para otros. La Justicia no puede ser ni mala ni buena, tiene que ser Justicia", pidió por último.
Nacido en Buenos Aires el 7 de enero de 1959, Olivera había sido elegido obispo de Cruz del Eje el 24 de junio de 2008 por el entonces pontífice Benedicto XVI y en 2013 fue nominado vicepostulador de la causa de canonización de María Antonia de Paz y Figueroa, la actual beata "Mamá Antula". 
El cargo estaba vacante luego de la renuncia de Baseotto, quien desde 2005 se había vuelto involucrado en una polémica con el gobierno del entonces presidente Néstor Kirchner por una frase sobre el ministro de Salud de la época, Ginés González García.
El Gobierno decidió entonces removerlo unilateralmente del cargo, una decisión no aceptada por la Santa Sede, que lo mantuvo hasta que pidió la renuncia.

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El nuevo obispo castrense designado por el papa Francisco, Santiago Olivera, pidió que en el país haya una "reconciliación mirando para adelante" y sin "justicia selectiva", al tiempo que se mostró "de acuerdo" con que se otorgue la prisión domiciliaria a mayores de 70 años condenados por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura.
"Recibí el nombramiento con mucha sorpresa y gratitud porque Francisco me confió este servicio que es tan importante, tras diez años en los que no hubo obispo castrense en la Argentina", aseguró Olivera en una entrevista con Télam en el Vaticano, donde se reunió esta semana con el pontífice para definir los primeros pasos en el nuevo cargo.
"Es importante el servicio de acompañar a las Fuerzas Armadas y de seguridad para hacer un camino de mirar para adelante. Con justicia sí, pero también cerrando heridas, historias y reconociendo errores", aseveró monseñor Olivera, de 58 años y hasta ahora obispo de Cruz del Eje.
El pontífice designó a fines de marzo a Olivera como nuevo obispo castrense para Argentina, tras más de diez años de vacancia en el cargo luego de la renuncia de Antonio Juan Baseotto, en 2007, al llegar a los 75 años de edad. 
Olivera aseguró que los argentinos "todavía tenemos que hacer un camino". "Lo hemos vivido el 24 de marzo, cómo en algunas personas había una memoria un poco parcializada, un poco volcada hacia un lado", se lamentó. 
"Sin quitar la gravedad que hemos vivido como país durante el gobierno militar, ese tiempo difícil, también tenemos que mirar para adelante, con reconocimiento de las culpas y el pedido de perdón. Pero la voluntad de querer mirar para adelante y sanar heridas reconociendo esos errores tiene que venir de todos lados", agregó. 
"Por eso digo que la reconciliación debe ser para todos lados. Nos damos cuenta de que todavía hay mucha herida abierta en el país, y si no hay verdad y no hay reconocimiento de culpas tampoco hay justicia ni paz. Es todo un camino de ayudar a buscar eso el que hay que recorrer", aseguró de cara a las líneas de acción para los próximos meses.
"Asumiré los primeros días de junio. Estamos coordinando con distintas personas que tienen que estar, de la Iglesia y del Gobierno porque es un momento casi histórico este nuevo inicio", luego de los diez años sin el obispado en el país.
De todas formas, antes de viajar a Roma, Olivera tuvo en Buenos Aires su primer encuentro con los sacerdotes del Vicariato.
"Les dije que vengo como padre, hermano y amigo. pero mejor padre, porque es el que ayuda a poner límites, el que presenta caminos. Eso es lo que me marcó el Papa: el dialogar, el conducir, estar cerca, el conocer. Mirar y no apurarme", apuntó.
La jurisdicción del obispo castrense alcanza a los fieles militares y civiles que pertenecen al Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea, la Gendarmería Nacional y la Prefectura Naval, además del personal de los Ministerios del área.
En ese marco, planteó algunas de las novedades que tendrá su cargo. "La idea es reforzar los ejercicios espirituales. Es algo que ya ha habido, con las llamadas acampadas, de reforzar esto que sin duda es un trabajo muy importante".
Olivera, impulsor de la causa de canonización del primer santo argentino, el cura gaucho José Gabriel del Rosario Brochero, se mostró además "de acuerdo" con que los exmiembros de las Fuerzas Armadas mayores de 70 años condenados por distintas causas puedan acceder a la prisión domiciliaria.
"Con el Papa no hablamos de ese tema, pero aquí hay que vivir los derechos humanos para todos, encarnarlos plenamente, sí, pero para unos y otros. Si no vivimos una Justicia para todos, que nos iguale, podemos cometer injusticias", planteó. 
"La prisión domiciliaria no es una puerta cerrada. Si una persona mayor de las fuerzas armadas tiene el mismo derecho que otra en su condición, ¿por qué no dárselo? Por más que se haya equivocado gravemente tiene ese derecho. Aunque tampoco fueron todos. algunos no se han equivocado gravemente", agregó. 
"Los derechos humanos hay que vivirlos para todos. Que la Justicia cumpla su labor, que tiene que ser en todos los tiempos y para todas las personas. No una justicia selectiva, solo para algunos, y más mala para otros. La Justicia no puede ser ni mala ni buena, tiene que ser Justicia", pidió por último.
Nacido en Buenos Aires el 7 de enero de 1959, Olivera había sido elegido obispo de Cruz del Eje el 24 de junio de 2008 por el entonces pontífice Benedicto XVI y en 2013 fue nominado vicepostulador de la causa de canonización de María Antonia de Paz y Figueroa, la actual beata "Mamá Antula". 
El cargo estaba vacante luego de la renuncia de Baseotto, quien desde 2005 se había vuelto involucrado en una polémica con el gobierno del entonces presidente Néstor Kirchner por una frase sobre el ministro de Salud de la época, Ginés González García.
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